Parque Humboldt Guantánamo

Quienes tienen la oportunidad de apreciar sus paradisiacos paisajes permanecen por siempre admirados de su naturaleza.

Quienes conocen la rica biodiversidad y el endemismo de la región estarán prendidos de las singularidades de su flora y fauna.

Y, quienes conocen la sencillez de los pobladores de la región, sus cantos, costumbres, mitos y leyendas que les rodean, y sobre todo de sus labores en convivencia armónica con el entorno, quedan eternamente enamorados de los encantos que nos regala el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, una joya de la conservación en el Caribe Insular.

Declarado, en 2001, Sitio del Patrimonio Mundial de la Humanidad, por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Cultura y la Educación (UNESCO), el Parque Nacional Alejandro de Humboldt (PNAH), nombrado así en honor al científico alemán considerado el segundo descubridor de Cuba, ocupa territorios de la provincia de Holguín y Guantánamo, y tiene una extensión 70 mil 680 hectáreas de las que 2 mil 250 son marinas y 68 mil 430 terrestres.

Los orígenes del Parque se remontan a 1983, cuando una expedición integrada por científicos cubanos y especialistas de la revista National Geographic avistaron por última vez el carpintero real (Cempephilus principalis bardi), en la zona serrana de Ojito de Agua.

Desde su constitución en 1996 es administrado por la Unidad Presupuestada de Servicios Ambientales Alejandro de Humboldt (UPSA) y para su manejo y conservación está divido en cuatro sectores (Cupeyal del Norte, Ojito de Agua, La Melba y Baracoa).

Singulares características naturales distinguen a la región que tiene los mayores índices de nubosidad y de precipitaciones del país, con registros que oscilan entre los 2 mil 400 y 4 mil milímetros de lluvias al año.

Rico por sus vírgenes playas y bosques pluvisilvas, en el Humboldt se encuentra además la mayor red hidrográfica de la Isla y el más grande reservorio de agua pura del Caribe. Al decir del desaparecido científico cubano Doctor Antonio Núñez Jiménez, en esta zona existen los ríos de agua más cristalina del mundo.

Rio Toa, un encanto en la zona.

Para el Académico de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba Doctor Nicasio Viña Dávila “son impresionantes los valores de su biodiversidad, el alto endemismo de su flora y fauna, la continua descripción de nuevas especies u otras muy raras que habitan la región”.

Sólo en esta zona, llena de paisajes únicos e irrepetibles se pueden encontrar más de mil 500 especies de la flora cubana y animales en peligro de extinción como el almiquí o el gavilán Caguarero.

Sus principales actividades económicas son la silvicultura, el cultivo de café, el coco, el cacao y los cultivos varios, labores que generalmente se realizan de forma controlada y en armonía con la naturaleza, para que no tengan un impacto negativo en el rico ecosistema de la región.

Pero como todo sistema natural este Parque Nacional tiene sus amenazas, las que se concentran en la extracción no controlada de sus recursos, la tala indiscriminada y la caza furtiva de aves y otras especies.

Según determinaciones de especialistas de la UPSA entre los cambios biofísicos más notables en los últimas décadas se encuentran la presencia de especies exóticas e invasoras, la erosión y degradación de los suelos y el cambio climático, que entre han provocado una disminución de los días con lluvias.

Sólo el abnegado y generalmente anónimo trabajo de vigilancia y de mantenimiento de los técnicos que laboran en el Parque, junto al Cuerpo de Guardabosques y los diferentes actores que intervienen en su protección permite mantener su ecosistema.

Esta meritoria labor de los hombres y mujeres, en las más orientales y abruptas montañas de Cuba permitieron otorgar al Parque Nacional Alejandro Humboldt, en el 2008, del Premio Nacional de Medio Ambiente, otorgado por el CITMA y en el 2011 el Premio Nacional por la Conservación del Patrimonio Natural dado por el Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura.

El terrible paso del huracán Matthew en octubre de 2016 se ensañó con furia sobre la paradisiaca región al punto de casi devastar la totalidad de su patrimonio forestal e hiriendo sensiblemente el refugio de especies endémicas de su fauna.

También en el Parque Humboldt la recuperación no se haría esperar, con la labor de su gente, y el beneficio de posteriores períodos de lluvia. En la actualidad crece la superficie boscosa, y los viveros muestran una mejor conservación de la diversidad biológica. Existe además un incremento en la producción de posturas de frutales y forestales de gran interés económico como el ocuje, la yaba, el najesí y la majagua.

Para muchos entre la armonía que se logra entre el poblador del Parque y la naturaleza está el secreto de su conservación. Esta, es una zona única donde puedes bañarte en aguas cristalinas, recorrer sus selvas tropicales, escalar sus casi infranqueables cordilleras, tropezar con una cotorra o un almiquí.

Pero sobre todo conocer la dulzura de sus sencillos pobladores, quienes viven en estrecha armonía con la naturaleza; hombres y mujeres que en su rostro, como en ningún otro lugar de Cuba, llevan las huellas de sus ancestros, cultores de una cultura precolombina llena de costumbres y mitos que nos acompañan.

Plantando arboles en el Parque Humboldt.