Cuidemos a los niños, estamos en vacaciones

No por repetida, la historia deja de llamar la atención; y es que cuando llegan los meses de vacaciones, julio y agosto, apenas despierta el día, una considerable cantidad de niños salen de sus casas a jugar, por lo general, lejos del control de los padres.

Es verdad que, como cada año, le anteceden jornadas de intenso estudio, amaneceres tempranos, y la época es apropiada para el esparcimiento, a lo que nadie se opone, pero bajo la vigilancia de los mayores que se supone los cuidan.

Los que más preocupan son los más pequeños, de edades entre tres, cuatro o cinco años, pues lo cierto es que carecen de la dimensión de los peligros que pueden correr en cada jornada de ocio.

Cuidemos a los niños, estamos en vacaciones

Todo les atrae la atención: desde una botella de llamativo color que no se sabe lo que contiene, a veces de cerveza que no se comercializa, y a modo de juego las tiran contra la acera siendo ellos los primeros en cortarse con el filoso vidrio; o bien, jeringuillas que personas inescrupulosas, luego de usarlas, las arrojan desde sus apartamentos y los infantes las recogen para jugar.

En cuanto al tránsito, los especialistas recomiendan atender las regulaciones establecidas en caso de ser conductor, ciclista o transeúnte. Nunca serán demasiadas las precauciones al cruzar las vías, más aún si se tiene al cuidado menores a quienes será imprescindible tomarle la mano al cruzar las calles.

También en estos días de tanto calor será oportuno no exponerlos al sol en el horario comprendido desde las diez de la mañana a cuatro de la tarde, ya que es cuando el astro sol más calienta, además, debemos tener la cautela de ponerles en la piel protector solar, inclusive para cuidarlos del resplandor, que sabemos es también dañino. En la playa los adultos no deben de descuidarse ni un solo instante.

Protector solar

Lo cierto es que, en algunas comunidades, escasean los entretenimientos para los niños, y hemos visto que los parques llegaron al verano sin pintura, con los aparatos rotos o la yerba crecida y, por lo tanto, cerrados.

De ahí que los infantes improvisen espacios para ellos y se entretengan a su manera, como puede ser subiéndose a los árboles y cazando animales tales como pájaros y mariposas sin la oportuna mirada de los padres.

El llamado es a disfrutar a plenitud de los días que restan para volver a las actividades cotidianas del estudio y el trabajo. Cada cual que haga lo que más le guste y le satisfaga, eso sí, alertas con el cuidado de los niños, una actividad prioritaria que no permite la más mínima distracción.