Lejos de la fama, pero muy cerca de nosotros

Hay algunos perros que nunca serán tan famosos como otros que todos conocemos. No viven en el hostil ambiente del frío ártico, ni son robustos y fieros, enganchados a un arnés, como los que tiraban del trineo en las novelas y cuentos de Jack London. No conocen la existencia salvaje y aventurera de los perros de Horacio Quiroga y a veces, con una mordida o gruñido, no dan tal muestra de inteligencia como la Lassie de Eric Knight.

No son motivo de un verso de Eliseo Diego o una canción de Silvio Rodríguez. Nunca los ha secuestrado una gaviota ni han sido vendidos por unas botas de charol. No son ni el perro que traicionó al cimarrón de Alejo Carpentier, ni esa Negrita que correteaba entre los campesinos pobres de Onelio Jorge Cardoso.

No conquistaron el espacio como Laika, no son heroicos Rin Tin Tin o  graciosos Beethoven. Hasta ahora no han hablado como Guaso y Carburo, no han logrado lo que Rex o Balto, y nunca se sabrá si después de su muerte llegarán al cielo.

Algunos no son tan adorables y tiernos como esos que vende la televisión, ni siquiera de raza prominente y ancestral, pero son increíblemente reales; y aunque a estos perros nadie les construya una estatua, como a Hachiko, ni sean motivo de una película o un libro, perdurarán en el recuerdo.

Sobrevivirán en la memoria porque, cuando el ambiente se tornaba hostil, ellos sabían mejor que nadie cómo suavizar el corazón. Son esos perros que tuvieron una corta vida salvaje, entre aventuras que solo nosotros conoceremos. Son los perros que estaban a nuestro lado siempre que los necesitábamos y sabían, por momentos, más que cualquier persona.

Son esos perros que duermen al pie de la cama y que nos defienden hasta de las madres. Perros que salvan en incontables ocasiones de esa manera especial con la cual solo ellos saben salvar y que lamen las heridas que nadie puede ver.

Los que siempre hacen reír de cualquier forma y que no necesitan pelotas o frisbree para jugar; por los que alguna vez lloramos cuando se perdían y a los que no les hacía falta hablar, bastaba con mirar a sus ojos

Son esos compañeros que tuvieron una muerte más simple, pero más gloriosa que en los relatos tristes. Los confidentes que tendrán como lugar relevante en la historia, ni verso, ni cuento, ni novela, solamente el recuerdo de las personas a quienes hicieron felices.

Son estos perros, los que no serán iguales a esos animales famosos, los que son, a la vez, cada uno de ellos. Esos son nuestros perros, los desconocidos más conocidos de nuestro mundo y los mejores protagonistas de esa obra jamás contada.

 Pero muy cerca de nosotros

 Pero muy cerca de nosotros

 Pero muy cerca de nosotros