Presidente Kennedy firmando el decreto 3447 el 7 de febrero de 1962

Así desembocó aquel 7 de febrero de 1962 la puesta en ejecución del ya virtualmente establecido bloqueo estadounidense a Cuba.

El primero de enero de 1959 cayó en Cuba la tiranía de Fulgencio Batista y horas más tarde Fidel Castro Ruz advirtió: “La alegría es inmensa, pero quizás, de ahora en lo adelante, todo sea más difícil”, puntualizó el líder revolucionario.

¿Dónde radica la esencia del conflicto bilateral que impuso el gobierno de Washington para –entonces- frustrar la reforma agraria y otras medidas internas?

En primer lugar, la Revolución había ido desmontando el status de neocolonia creado a Cuba desde la intervención militar estadounidense de 1898.

Luego inició un programa de justicia social para millones de sus “gente de a pie” y expulsó del territorio nacional a la misión militar de Estados Unidos que apoyó al tirano Batista.

Una parte de los analistas llega a caracterizar este singular tramo como lo que para Washington es “el pecado original” de la Revolución Cubana.

Ello explica que, a tres semanas del primero de enero de 1959, ya se mencionaron las palabras bloqueo a Cuba.

Tal política unilateral se definió aún más el 3 de febrero de 1962, cuando el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, dictó el decreto número 3447, que establecía el “embargo” del comercio con su ex neocolonia.

Aquel texto suspendió la importación al país norteño de todos los productos cubanos, ¿desde cuándo?

A partir de las 12 antes meridiano del 7 de febrero de 1962.

El documento sentenciaba: “ordeno al Secretario de Comercio que continúe llevando a cabo las prohibiciones de todas las exportaciones de Estados Unidos a Cuba…”

¿En qué momento ejecutaron tal zarpazo?

Cuando la ex neocolonia cubana aún dependía en gran medida de sus transacciones con el poderoso vecino del Norte, y asomaba sus orejas lo que sería una grave crisis militar entre ambos países.

Así desembocó aquel 7 de febrero de 1962 la puesta en ejecución del ya virtualmente establecido bloqueo estadounidense a Cuba.

Más de medio siglo después, el decreto 3447 que firmó Kennedy no ha perdido toda su vigencia en esferas oficiales de Washington, ni ha podido borrar el aislamiento político-moral de quienes aún se aferran a sus espectros.