Arnaldo Ramírez Reyes

Al llegar a Lombillo, en el poblado de Esmeralda, fue a la primera persona que vi. Allí, a pie de obra, se le podía admirar a Arnaldo Ramírez Reyes, quien desde las 6:45 de la mañana participaba activamente en las labores constructivas en esa demarcación, debajo de una constante llovizna.

Le llaman “El músico”, y él, con una permanente sonrisa responde rápidamente, atento y dispuesto a dar su mano amiga, incluso a esta reportera, que apenas conocía.

Ramírez, quien también es delegado de la Circunscripción 51 de ese Consejo Popular esmeraldense, fusiona sus habilidades de hombre multifacético para servir a los demás, mérito que comparte con su pasión por la música.

“Yo hago de todo, participo aquí con mi gente, soy operador de tractor, trabajo en las labores cañeras y por estos días soy albañil de la panadería que se encuentra en reparación”, aseguró  sin perder el impulso de su importante faena.

Aunque oriundo de Las Tunas, Ramírez siente que lleva a Camagüey en las venas. Ante la curiosidad innata de reportera le pregunto: ¿Se siente parte de Lombillo?, porque ser delegado dice mucho de su sentido de pertenencia por este pueblo.  

“Nací en el municipio de Jobabo, en Las Tunas, toda mi familia es de allá, pero vine a Lombillo por unas amistades y ya llevo 16 años viviendo en esta comunidad.

Me siento como si fuera de aquí, voy a Jobabo unos días y quiero regresar enseguida para esta tierra colorada, estoy muy bien aquí.”

¿Durante qué tiempo se ha desempeñado como delegado?

“Ya llevo dos mandatos, y en la Asamblea de nominación de candidatos todos levantaron la mano por mí, y significa un compromiso muy grande por lo que hay que contribuir con la sociedad; y cada día el reto es mayor, pero hay que estar ahí, donde el pueblo te necesite”.

Aunque no sea natural de Camagüey, ¿cuál es el secreto para que los vecinos lo quieran tanto?

“Me relaciono con todo el mundo, soy trovador y le canto a mi gente en la plaza con una guitarra, y así también ayudo a las personas; y todo el mundo me quiere.”

¿Ha colaborado usted junto a los vecinos en la actual etapa recuperativa tras el paso del huracán Irma?

“Después del ciclón todos han ayudado, hasta los muchachos de la Unión de Jóvenes Comunistas de Camagüey que han estado aquí también con nosotros, es como si fueran familia y todo el mundo está en la calle bajo de agua, porque la solidaridad ha prevalecido”.

Y nadie lo duda. Allí estaba su mano cuando el fango me vencía, atento a cualquier detalle, y presente estuvo también su voz para alegrar a su gente, la que confía en la humanidad de un hombre de pueblo y corazón, siempre dispuesto a construir con su hacer, la esperanza.