Fidel Castro Ruz

Desde el mismo triunfo de la Revolución cubana, las transformaciones radicales que propiciaba el nuevo Gobierno afectaban los intereses de Washington, que respondía con agresiones de todo tipo a un pueblo que se sabía dueño de su destino y se preparaba para defender con las armas la libertad alcanzada el 1ro de enero de 1959.

Pasado el mediodía del 16 de abril de 1961, un mar de pueblo acompañó el cortejo fúnebre de las víctimas del bombardeo de aviones estadounidenses a varios puntos de la Isla, el día anterior.

El enemigo se centró en los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, con el objetivo de destruir los pocos recursos de que disponía el país para su defensa por aire.

A pesar de la sorpresa, el ataque fue rechazado por el fuego antiaéreo de los milicianos y soldados rebeldes. Era el preludio de la invasión.

Al frente de la multitud, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz  se detuvo en la esquina de las calles 23 y 12, frente al cementerio de Colón, en el Vedado capitalino, y desde una improvisada tribuna despidió el duelo de los compatriotas asesinados durante el bombardeo.

En un momento de su emotivo discurso, Fidel declaró el carácter socialista de la Revolución cubana.

“Porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba.

“Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos.

“Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes.  Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida.”

Apenas unas horas después, el 17 de abril, se producía la invasión a Playa Girón, en la occidental provincia de Matanzas, planeada y pagada por EE.UU.

Quienes allí pelearon y en menos de 72 horas derrotaron a los mercenarios preservaron no solo la independencia de Cuba, también defendieron el Socialismo como proyecto social, que hasta nuestros días sigue construyendo su pueblo.