Lula

El golpe de Estado parlamentario aplicado en Brasil contra la entonces presidenta Dilma Rousseff se inscribió en la nueva estela golpista que ha recorrido el Continente a raíz de la asunción al poder de varios gobiernos de izquierda.

Siguiendo un guion milimétricamente calculado –y en ocasiones aprovechando errores de la izquierda–, la derecha regional ha usado su fuerza mediática y su abyecta supeditación al proyecto invasor de los Estados Unidos que se remonta a la Doctrina Monroe, de 1 823, abiertamente reivindicada por el actual gobierno de ese país, para desmantelar gobiernos latinoamericanos de izquierda, por limitados que fueran sus propósitos.

 de la Casa de las Américas que esa desvergonzada conducta ha llegado a límites de delirio con el encarcelamiento de Luiz Inácio Lula Da Silva, que ha desembocado en la insólita paradoja de que el político más respetado y aclamado del país se encuentre entre rejas, mientras gobiernan personas absolutamente desacreditadas y corruptas.

La politización del ámbito judicial ha convertido a Lula en un preso político de quien no han podido probar nada de lo que se le imputa, y al que pretenden frenar, a toda costa, en su legítima aspiración a la presidencia de su país, que ha de ganar ampliamente.

La Casa de las Américas se suma a todos aquellos que, con plena justicia, reclaman la inmediata liberación de Lula. Por él mismo, por Brasil y por el futuro de la América nuestra.