Embajada de Estados Unidos en La habana

Tres altos funcionarios del Departamento de Estado iniciaron este martes un viaje a Cuba para tratar el tema de los supuestos incidentes de salud alegados por el personal diplomático estadounidense en La Habana.

La delegación incluye al secretario asistente para los Asuntos del Hemisferio Occidental, Francisco Palmieri; el subsecretario de Administración, William Todd, y el secretario asistente para Seguridad Diplomática, Michael Evanoff.

Por fuentes del Miniesterio de Relaciones Exteriores de Cuba, Cubadebate conoció que los funcionarios se reunieron con el director General de Estados Unidos de la cancillería, Carlos Fernández de Cossío.

Cuba reiteró que Washington está “manipulando políticamente y de forma irresonsable” este tema, refiró la fuente.

“El Departamento de Estado se ha comportado con falta de transparencia y cooperación”, añadió, “a pesar de los insistentes reclamos de parte de Cuba de buscar una respuesta de forma cooperada y de conjunto, ante los reportes que el Departamento de Estado dice haber recibido de sus diplomáticos, pero respecto a los cuales no ha mostrado la más mínima evidencia”.

Por su parte, una fuente en Washington aseguró a la cadena norteamericana CBS que el viaje “es una oportunidad para que nuestros altos funcionarios logren una visión más profunda de los retos únicos que representan estos ataques y su impacto en las operaciones en el terreno”.

El Departamento de Estado  vuelve a utilizar la palabra “ataque” para describir los supuestos incidentes ocurridos en La Habana a partir de noviembre del año 2016 y que se alega implican a un grupo de funcionarios diplomáticos norteamericanos.

Sin embargo, tras meses de investigaciones, tanto cubanas como estadounidenses, no existe una sola evidencia para asegurar que se trató de “ataques”, ni tampoco sobre su origen o posibles responsables.

El pasado 5 de junio, el Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo anunció la creación de un grupo especial denominado Fuerza de Tarea para coordinar el tema de los incidentes de salud, que según dicho funcionario fueron reportados por diplomáticos y familiares estadounidenses estacionados en Cuba y en China.

Pompeo reconoció en un comunicado que no existe una causa común para todos los casos reportados y que el equipo se dispuso “para coordinar una respuesta ante los inexplicables incidentes”.

“La naturaleza precisa de las lesiones sufridas por los funcionarios afectados aún no ha sido establecida”, dijo Pompeo.

De acuerdo con CBS, los funcionarios que emprendieron viaje a Cuba visitarán al personal de su Embajada en Cuba a la luz de los últimos incidentes que habrían afectado a otros dos diplomáticos estadounidenses en mayo y junio último.

En una declaración emitida el 10 de junio, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba reveló que el 29 de mayo la Embajada estadounidense le informó sobre nuevos síntomas de salud reportados por una funcionaria como resultado de “sonidos indefinidos”.

De forma inmediata, el gobierno cubano le concedió la máxima prioridad al asunto y solicitó que médicos e investigadores especializados pudieran entrevistar a dicha persona, indicó la declaración.

Según el comunicado, la exhaustiva y urgente investigación llevada a cabo en las inmediaciones de la residencia no encontró indicios de sonido que pudiera provocar daños, y como sucedió con otros casos, las autoridades y especialistas cubanos no tuvieron acceso alguno a la funcionaria.

Sin embargo, Washington ordenó la salida de los dos funcionarios supuestamente implicados.

Fernández de Cossío denunció  entonces que Washington mantiene una “manipulación política” del tema.

“El Departamento de Estado no puede ocultar la manipulación política de dolencias reportadas por sus funcionarios”, señaló Cossío en su cuenta oficial en la red social Twitter a finales del mes pasado. “Supuesta preocupación por salud y seguridad de sus diplomáticos se usa con oportunismo político”, añadió.

Tres altos funcionarios del Departamento de Estado iniciaron este martes un viaje a Cuba para tratar el tema de los supuestos incidentes de salud alegados por el personal diplomático estadounidense en La Habana.

La delegación incluye al secretario asistente para los Asuntos del Hemisferio Occidental, Francisco Palmieri; el subsecretario de Administración, William Todd, y el secretario asistente para Seguridad Diplomática, Michael Evanoff.

Por fuentes del Miniesterio de Relaciones Exteriores de Cuba, Cubadebate conoció que los funcionarios se reunieron con el director General de Estados Unidos de la cancillería, Carlos Fernández de Cossío.

Cuba reiteró que Washington está “manipulando políticamente y de forma irresonsable” este tema, refiró la fuente.

“El Departamento de Estado se ha comportado con falta de transparencia y cooperación”, añadió, “a pesar de los insistentes reclamos de parte de Cuba de buscar una respuesta de forma cooperada y de conjunto, ante los reportes que el Departamento de Estado dice haber recibido de sus diplomáticos, pero respecto a los cuales no ha mostrado la más mínima evidencia”.

Por su parte, una fuente en Washington aseguró a la cadena norteamericana CBS que el viaje “es una oportunidad para que nuestros altos funcionarios logren una visión más profunda de los retos únicos que representan estos ataques y su impacto en las operaciones en el terreno”.

El Departamento de Estado  vuelve a utilizar la palabra “ataque” para describir los supuestos incidentes ocurridos en La Habana a partir de noviembre del año 2016 y que se alega implican a un grupo de funcionarios diplomáticos norteamericanos.

Sin embargo, tras meses de investigaciones, tanto cubanas como estadounidenses, no existe una sola evidencia para asegurar que se trató de “ataques”, ni tampoco sobre su origen o posibles responsables.

El pasado 5 de junio, el Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo anunció la creación de un grupo especial denominado Fuerza de Tarea para coordinar el tema de los incidentes de salud, que según dicho funcionario fueron reportados por diplomáticos y familiares estadounidenses estacionados en Cuba y en China.

Pompeo reconoció en un comunicado que no existe una causa común para todos los casos reportados y que el equipo se dispuso “para coordinar una respuesta ante los inexplicables incidentes”.

“La naturaleza precisa de las lesiones sufridas por los funcionarios afectados aún no ha sido establecida”, dijo Pompeo.

De acuerdo con CBS, los funcionarios que emprendieron viaje a Cuba visitarán al personal de su Embajada en Cuba a la luz de los últimos incidentes que habrían afectado a otros dos diplomáticos estadounidenses en mayo y junio último.

En una declaración emitida el 10 de junio, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba reveló que el 29 de mayo la Embajada estadounidense le informó sobre nuevos síntomas de salud reportados por una funcionaria como resultado de “sonidos indefinidos”.

De forma inmediata, el gobierno cubano le concedió la máxima prioridad al asunto y solicitó que médicos e investigadores especializados pudieran entrevistar a dicha persona, indicó la declaración.

Según el comunicado, la exhaustiva y urgente investigación llevada a cabo en las inmediaciones de la residencia no encontró indicios de sonido que pudiera provocar daños, y como sucedió con otros casos, las autoridades y especialistas cubanos no tuvieron acceso alguno a la funcionaria.

Sin embargo, Washington ordenó la salida de los dos funcionarios supuestamente implicados.

Fernández de Cossío denunció  entonces que Washington mantiene una “manipulación política” del tema.

“El Departamento de Estado no puede ocultar la manipulación política de dolencias reportadas por sus funcionarios”, señaló Cossío en su cuenta oficial en la red social Twitter a finales del mes pasado. “Supuesta preocupación por salud y seguridad de sus diplomáticos se usa con oportunismo político”, añadió.

Bajo las excusas de los supuestos ataques, sin basamento científico, Estados Unidos retiró en septiembre del año pasado a la mayoría del personal diplomático de La Habana y mantiene paralizado los servicios consulares para los cubanos, lo cual afecta a cientos de miles de personas a uno y otro lado del Estrecho de la Florida.