Ejemplares del libro El Diario del Che en Bolivia

Cuando hace 50 años se publicó en Cuba “El Diario del Che en Bolivia”, en el último piso de la Embajada de Estados Unidos en La Paz, expertos calígrafos preparaban cuidadosamente las alteraciones, omisiones de palabra o frases y añadiduras  que le incluirían a ese documento para adecuarlo a las tergiversaciones indicadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) como parte de la campaña de desinformación y difamación contra la actividad guerrillera, calumniar a sus principales protagonistas y a la Revolución Cubana.

El objetivo era presentar una historia Made in USA, manipulada y malintencionada, para los públicos estadounidenses y europeos, como expresara despectivamente un oficial de la CIA en La Paz, quien dijo a un periodista que los bolivianos no importaban porque “ellos son analfabetos, no saben leer, importan los europeos y norteamericanos”.

Por eso la publicación del Diario en Cuba provocó un terremoto político en la ciudad de La Paz que estremeció al gobierno boliviano, a las fuerzas armadas y sus servicios de Inteligencia, a la Embajada de EE.UU. y a la estación CIA en ese país, que fueron sorprendidos pese a sus amplias redes de colaboradores dentro y fuera de la nación sudamericana, al tiempo que fracasaron en el intento de manipular la verdad.

En la introducción de la primera edición del Diario publicada en Cuba  a las 12:00 horas del 1 de julio de 1968, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz analizaba las razones de quienes se oponían a su publicación:

 
“Los imperialistas yanquis temen la fuerza de ese ejemplo y todo lo que pueda contribuir a divulgarlo.  Es el valor intrínseco del Diario, expresión viva de una personalidad extraordinaria, lección guerrillera escrita al calor y la tensión  de cada día, pólvora inflamable, demostración  real de que el hombre latinoamericano no es impotente frente a los esclavizadores de pueblos y sus ejércitos mercenarios …”


Cuatro décadas después de aquellas palabras tuve el privilegio y el honor de comprobar en el lugar de las hazañas del Che y sus compañeros, la perpetuidad de su heroísmo y el fracaso histórico de la CIA.

El Che y sus compañeros estaban en la multitud de campesinos, estudiantes, mineros, religiosos, intelectuales, jóvenes, y funcionarios que colmaban el estadio de Cochabamba cuando daban la bienvenida a los líderes de los países del ALBA-TCP reunidos allí; en la alegría y la libertad del pueblo boliviano, que se respira en campos y ciudades;  en el apoyo indiscutible al presidente y líder indígena Evo Morales, expresión de las aspiraciones sagradas de su tierra, sus hermanos y de Nuestra América.

Están en los médicos cubanos que en Santa Cruz, Valle Grande, La Higuera, El Alto, La Paz u otro lugar intrincado de Bolivia -con su consagración- ponen en alto el ejemplo del Che y hacen milagros salvando vidas a los cuatro vientos,  a caballo o en mulos, a pie o en canoas para asistir a un niño, un anciano, una mujer a punto de parir, a un enfermo de cualquier edad, recorriendo cientos o miles de kilómetros a lo largo de su misión internacionalista.

Corre por las venas del pueblo de Valle Grande que al conocer la noticia de la presencia de una delegación del gobierno cubano en la casa de los médicos se organizó espontáneamente y en cuestión de minutos colmó las inmediaciones para apoyar y agradecer; en los pacientes del hospital de El Alto que empezaron a aplaudir al ver llegar la comitiva de la Isla y a gritar “Hasta la Victoria Siempre”; en los niños que aprenden a leer y escribir en el aula creada por los colaboradores cubanos en la posta médica de La Higuera, donde vieron televisión por primera vez; en el campesino de 80 años que fue a abrazarnos sin más información de que éramos cubanos y hermanos de lucha del Che.