Atención a la salud

El acceso a educación integral en la sexualidad, a servicios de planificación familiar con modernos y seguros métodos anticonceptivos, incluso al aborto seguro; la disminución de la mortalidad materno-infantil, la elevada supervivencia hasta los cinco años de vida y la existencia de programas de atención general a niños y adolescentes, destacan entre los factores que aportan confianza a la pareja para traer al mundo hijos saludables.

“En Cuba, la atención a la salud sexual y reproductiva de hombres y mujeres se basa en el respeto al derecho de las personas a tener el número de hijos deseado, en el momento que lo determinen”, precisa el doctor Roberto Álvarez Fumero, jefe del Departamento Materno Infantil, del Ministerio de Salud Pública (Minsap).

“Siempre hacemos un llamado a tener en cuenta que es en el consultorio médico de la comunidad donde debe darse el paso inicial de la paternidad y la maternidad responsables. Allí se proporcionan a la pareja las primeras orientaciones e identifican los posibles riesgos para la reproducción”, explica el experto.

–¿Qué es el PAMI?

–Es el Programa de Atención Materno Infantil, que incluye varios subprogramas. Son acciones específicas diseñadas por el sistema de Salud Pública para la adecuada planificación familiar, atención de calidad a la madre en la etapa prenatal, al parto y puerperio, al recién nacido y al crecimiento y desarrollo de niños y niñas; asimismo incluyen la educación sexual –priorizada en adolescentes–, la prevención del bajo peso al nacer y el diagnóstico prenatal para solucionar quirúrgicamente los defectos congénitos.

“También contempla acciones preventivas de las infecciones de transmisión sexual y el VIH-sida, el diagnóstico y manejo del cáncer en el órgano reproductor, y el tratamiento de la infertilidad, entre otros aspectos de la salud sexual y reproductiva”.

–¿Cómo se atiende a la madre y a su bebé

–La mujer embarazada recibe el cuidado prenatal con 10 controles, de ellos cuatro practicados por un especialista en ginecología y obstetricia. En ese chequeo, efectuado fundamentalmente en el consultorio del médico de la familia por un equipo básico de salud, se pesquisan desde las enfermedades más frecuentes asociadas al embarazo hasta un dolor de muela.

“Más allá de los hospitales gineco-obstétricos existe una red de hogares maternos, donde ingresan oportunamente las gestantes con determinados riesgos o quienes residen lejos de la institución de salud. Allí se instruye a la pareja en cuanto a las normativas legales; a la mujer se le enseñan ejercicios que la preparan física y psicológicamente para afrontar el parto y la crianza de sus hijos. Lamentablemente, aún son pocos los hombres que participan de este entrenamiento.

“Una vez nacidos, los bebés son asistidos en salas de neonatología con todas las condiciones garantizadas, con el equipamiento de primer nivel mundial y los recursos humanos altamente calificados. Los que tienen algún problema de salud innato o enfermedades crónicas de la infancia son atendidos de manera longitudinal durante su desarrollo.

“Todos los niños disponen de cuidados de puericultura, consistente en el seguimiento al crecimiento de los menores. Se ejecutan diversas pesquisas de audición, visión, anemia, así como un programa de inmunización con 11 vacunas que protegen contra 13 enfermedades”.

–¿Qué acciones realiza el Minsap para estimular la natalidad?

–Por ejemplo, busca disminuir las cifras de aborto, a partir de ofrecer mayor información a la mujer y a su pareja sobre los riesgos del proceder, que puede dejar graves secuelas en el órgano reproductor femenino, incluida la infertilidad. Alrededor de 21 de cada mil mujeres se realizan un aborto cada año. De ahí la necesidad de usar condón y métodos anticonceptivos para prevenir embarazos no planificados.

“Otras acciones se dirigen a prevenir la infertilidad y a tratar a quienes ya la padecen. En cada municipio del país hay un servicio de atención a la pareja infértil. Año tras año, y aun sin satisfacer la demanda, crece el número de parejas favorecidas por técnicas de reproducción asistida, a pesar de ser un servicio altamente costoso. Un ciclo de reproducción asistida de alta tecnología cuesta alrededor de 6 000 dólares, y el país invierte cada año más de cuatro millones de dólares solo en programas de atención a la pareja infértil; pero para la familia cubana es un servicio gratuito”.