Caracol Gigante Africano (Lissachatina fulica)

No hace mucho tiempo atrás saltaba en las noticias la alarma de la presencia y proliferación de esta especie, calificada como uno de los caracoles más peligrosos del mundo, en algunos de los campos del país.

«El Caracol Gigante Africano (Lissachatina fulica) es considerada la especie de molusco terrestre más invasiva a nivel mundial y puede actuar como plaga de cultivos y vector de enfermedades», apuntó a Granma el doctor en Ciencias Biológicas Antonio Alejandro Vázquez Perera, jefe del Laboratorio de Malacología del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), con quien dialogamos sobre el «indeseado visitante».

De acuerdo con el experto, esta especie es considerada exótica fuera de su área de origen (este de África) y su distribución alcanza todo el cinturón tropical a partir de una invasión comenzada en el siglo XIX y facilitada por los humanos. «El Caracol Gigante Africano pertenece a la familia Achatinidae y es uno de los moluscos terrestres más grandes, su concha puede alcanzar los 20 cm de largo, aunque la media oscila alrededor de los 12-15 cm en estado adulto. Es una especie hermafrodita (ambos sexos se encuentran en un mismo individuo), pero presenta una alta tendencia a la fecundación cruzada, que aumenta la diversidad genética dentro de sus poblaciones y con ello una mayor posibilidad de adaptarse a diferentes condiciones», explicó el entrevistado.

«El primer informe de esta especie en Cuba fue realizado por nuestro Laboratorio de Malacología en enero del 2014 y publicado en ese mismo año en la revista Molluscan Research», refirió el doctor Vázquez Perera, quien subrayó que es el IPK, a través del Laboratorio de Malacología, el encargado de monitorear todas las especies de moluscos, tanto locales como exóticas, que pueden constituir problemas de salud pública, fundamentalmente por la transmisión de enfermedades parasitarias.

En ese sentido, señaló que «los estudios realizados por nuestro equipo de trabajo y publicados en la revista Biological Invasions han permitido asociar la expansión de esta especie invasiva con prácticas religiosas yoruba, a través de introducciones incidentales con estos fines. Hasta el momento, nuestro equipo ha podido confirmar la presencia de este caracol en las provincias de La Habana, Artemisa y Mayabeque, aunque no dudamos que se haya extendido a otras provincias, pues las invasiones biológicas generalmente comienzan de forma inadvertida. La alta plasticidad ecológica dada por una elevada capacidad de explotación de recursos, unida a elevadas tasas de fertilidad y fecundidad probadas en nuestro laboratorio, convierten a L. fulica en uno de los moluscos terrestres más invasivos que existen actualmente en Cuba», sostuvo.

Del mismo modo, dijo el experto, «los estudios parasitológicos realizados por nuestro laboratorio han permitido además detectar que los individuos de L. fulica establecidos en la mayoría de las localidades se encuentran infectados con el nematodo parásito Angiostrongylus cantonensis, agente causal de meningoencefalitis eosinofílica en los humanos. Este nematodo, a pesar de ser un parásito de roedores que utiliza los moluscos como hospederos intermediarios, puede infectar accidentalmente a las personas a través del consumo de vegetales mal lavados o de moluscos crudos. Sin embargo, es importante destacar que la mayoría de los moluscos terrestres cubanos son hospederos de este parásito, aunque sin dudas el Caracol Gigante Africano aumenta el riesgo de transmisión por ser de mayor tamaño y soportar un mayor número de larvas infectantes».

Por ello es importante –planteó el entrevistado– que exista una percepción de riesgo hacia esta especie en la población, no solo para evitar la infección en humanos, sino para detener la invasión de la especie que puede causar importantes daños a las poblaciones de moluscos nativas de Cuba. «No obstante, es necesario entender que, aunque el Caracol Gigante Africano puede ser dañino, no es en lo absoluto venenoso o tóxico al contacto, como muchas personas piensan, y no hace más daño a la salud que cualquier otra especie nativa. Todas las especies de moluscos cubanos pueden ser manipuladas siempre y cuando el mucus o baba del animal no haga contacto con la boca, pues es donde se encuentran las larvas infectantes. El parásito no entra por la piel, y un simple lavado de manos elimina cualquier peligro», aclaró el doctor Vázquez Perera.

Asimismo, insistió en que todas las personas que detecten al Caracol Gigante Africano en sus casas pueden contribuir al control eliminando de forma manual los individuos mediante la destrucción mecánica de la concha y su desecho en la basura. «El miedo a tocar el animal puede entorpecer el control y permitir su propagación. Sin embargo, se deben tomar las medidas higiénico-sanitarias que eviten una infección parasitaria accidental (lavado de las manos y no ingestión de moluscos crudos o vegetales sin lavar)».