La dosis exacta: Psicofármacos

Durante el año 2020 estaremos conversando sobre el uso y los riesgos de los medicamentos que se incluyen en el cuadro básico de medicamentos, las causas de algunas regulaciones establecidas para determinadas prescripciones y otros temas que pueden ser de interés para los trabajadores del sistema nacional de salud y en especial para la población cubana.

Quisiera comenzar con uno de los grupos farmacológicos más prescritos y usados en Cuba y en el mundo: medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso.

    El Sistema Nervioso es el más complejo y el menos conocido de todos los que conforman el cuerpo humano. Asegura, junto con el Sistema Endocrino, las funciones de control del organismo, recibe e integra innumerables datos provenientes de los distintos órganos de los sentidos para elaborar y ejecutar una respuesta. Además es el responsable de las funciones intelectuales, como la memoria, las emociones o la voluntad de actuar.

Su constitución anatómica es muy compleja. Lo integran células, tejidos y órganos que, en su mayoría, no se regeneran. Hablaremos en esta primera etapa de tres grupos muy usados en el tratamiento de las afecciones del Sistema Nervioso Central: los psicofármacos, los antiepilépticos y los anti parkinsonianos.

Comenzaremos con los psicofármacos. Este término general engloba todas las sustancias que de alguna forma influyen en los procesos mentales, induciendo cambios de comportamiento, ya sea por estimulación o sedación. De forma práctica se definen como los medicamentos para el tratamiento de los trastornos psíquicos.

Una clasificación rápida y práctica sería agruparlos en sedantes-ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos y psicoestimulantes.

Comencemos con los sedantes-ansiolíticos los más utilizados en Cuba. Los sedantes, también llamados hipnóticos, son sustancias que tienen una acción fundamentalmente depresora de las funciones de algunos tejidos en especial del cerebro aunque también en otras localizaciones.

El sueño es un fenómeno fisiológico, indispensables para mantener la salud. Un trastorno en la disminución del sueño requiere una evaluación del médico para tratar de identificar sus causas y prescribir un tratamiento que inicialmente puede no ser con fármacos. Los medicamentos utilizados para este trastorno son los sedantes.

Los fármacos más utilizados de este grupo en Cuba son las llamadas Benzodiacepinas, de los cuales los más consumidos son el Alprazolam, el Clorodiazepóxido y el Diazepam.

En esta sección conversaremos sobre cada uno de ellos para conocer sus orígenes, indicaciones y riesgos.

Comencemos por el Alprazolam. Desde que la salida del Meprobamato del Cuadro Básico de Medicamentos de nuestro país, este fármaco ha ido incrementando su consumo y dentro de poco será el más consumido de este grupo en Cuba.

El Alprazolam se utiliza para el tratamiento de los estados de ansiedad, especialmente en las crisis de angustia como los ataques de pánico y el estrés intenso. Tiene un efecto hipnótico (favorecedor del sueño a corto plazo) y actúa disminuyendo la excitación del cerebro. También posee cualidades antidepresivas, ya que su estructura química se asemeja a la de los antidepresivos tricíclicos. Además tiene propiedades sedantes-hipnóticas y anticonvulsivas, pero el efecto más notable es el ansiolítico.

    Sin embargo, debido a su potencial adictivo y por el desarrollo de tolerancia tras un período relativamente breve, de pocas semanas, se recomienda su administración solo en tratamientos de corta duración. Se trata de una benzodiazepina de alta potencia y de eliminación rápida este factor se ha relacionado con una mayor gravedad del síndrome de abstinencia tras su descontinuación.

El Alprazolam fue sintetizado en los antiguos Laboratorios Upjohn, que hoy son parte del conglomerado del gigante norteamericano Pfizer, la compañía farmacéutica de más ventas en el mundo. Salió al mercado desde 1980. Al principio, el fármaco fue indicado para casos de crisis de angustia (ataques de pánico), pero posteriormente, el psiquiatra norteamericano David Sheehan sugirió que el medicamento podía servir para tratar los desórdenes de ansiedad. Desde entonces su consumo crece cada año en el planeta.

En Cuba está indicado solo para el alivio a corto plazo de la ansiedad.

Está contraindicado en la insuficiencia respiratoria aguda, la apnea del sueño, la insuficiencia hepática y las psicosis crónicas.

Debe evitarse el uso en las gestantes ya que las investigaciones clínicas han evidenciado riesgo para el feto. En los adultos mayores debe comenzarse con pequeñas dosis.

Las personas que están tomando este medicamento pueden sufrir de somnolencia al otro día de ingerirlo y confusión mental e incoordinaciones de los movimientos sobre todo los ancianos.

No debe tomarse si está usando Cimetidina, pues incrementa los efectos adversos del Alprazolam. De igual manera, puede aumentar los efectos hipotensores de los antihipertensivos produciendo, en ocasiones, caída brusca de la tensión arterial.