La vigilancia epidemiológica de los viajeros es práctica habitual en cada punto de entrada al país. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana. Entrada al país y salida de viajeros a otros destinos del mundo. Una rutina normal, cotidiana en este punto de frontera de la geografía cubana. Solo que en estos días, desde que las alarmas internacionales se dispararan por la rápida propagación de la COVID-19, trabajadores y autoridades de salud extreman las medidas de vigilancia epidemiológica y control sanitario internacional (CSI).

El propósito es uno: evitar o reducir al mínimo el riesgo de introducción al territorio nacional de la infección. Los protocolos están establecidos. No son nuevos. De hecho, la vigilancia epidemiológica de los viajeros es práctica habitual en cada punto de entrada al país. Se trata de preservar el territorio nacional de enfermedades infecciosas que no circulan en Cuba. La COVID-19 ha venido, simplemente, a redoblar los esfuerzos.

Justo llenando la declaración de sanidad del viajero encontramos a la habanera Sulay Rodríguez, del municipio Boyeros. Llegó en un vuelo procedente de Panamá y se detiene, como el resto de las personas ante las autoridades sanitarias que entregan el documento a llenar, supervisan, preguntan…

“Es fundamental hacerlo, se trata de cuidar la salud de niños, ancianos, mujeres, de los funcionarios del Estado, la nuestra; y está por encima de nosotros el beneficio del país. Estoy tranquila, he visto disciplina y control”, apuntó la joven.

Antes de llegar a este punto, como el resto de los viajeros, y sin saber, ya había pasado por otras dos líneas de vigilancia estricta.

Primera línea: Al arribo de la aeronave

La salida hacia el chequeo migratorio es posterior a la declaración general de sanidad . Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

La doctora Rosa María Torres, médico de frontera del Aeropuerto Internacional José Martí, ya está preparada antes de que aterrice cualquier aeronave en suelo cubano. Tiene la misión de dirigirse a la tripulación y realizar la libre plática con esta, para indagar en el estado del vuelo y de los pasajeros a bordo y si hubo alguna incidencia de salud. No se le da salida hacia el chequeo migratorio sin pasar antes este paso, el primero de muchos que buscan un control sanitario riguroso.

Para la jefa de la sección de CSI del Aeropuerto Internacional José Martí, Maité Más Roig, la entrevista con la tripulación de la aeronave es fundamental. “Se le pide al capitán la declaración general de sanidad, si hay alguna información de un pasajero o tripulante que ha tenido algún síntoma o signo de enfermedad sospechosa transmisible.

“Si se detectara alguna persona con síntomas, se saca al viajero del flujo migratorio y se lleva a la sala de aislamiento condicionada dentro del aeropuerto, para desencadenar luego el plan de acción a seguir en estos casos”, expone la doctora Torres.

Posteriormente a ello, prosigue Más Roig, se realiza una inspección de la aeronave por un inspector de fronteras, que revisa todos los procesos que se llevan a cabo en la inspección sanitaria estatal.

“De haber un caso sospechoso de enfermedad transmisible, hay un protocolo de actuación, donde se ubica al pasajero en la parte final del avión, se coloca una escalera en la puerta trasera del mismo, se activa el Servicio Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) interno del aeropuerto y se traslada hacia la sala temporal de aislamiento que tenemos en la terminal tres”, explicó.

“Se le realiza una encuesta epidemiológica, una evaluación clínica, y se solicita al SIUM nacional su traslado hacia los centros establecidos, como es el caso del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK)”, sostuvo.

José Antonio González Rodríguez, es técnico en higiene y epidemiología del Aeropuerto Internacional José Martí, del CSI y su papel es esencial en el control higiénico y epidemiológico de las aeronaves cuando arriban al territorio nacional. “La inspección de las aeronaves abarca todo su contenido interior, desde el punto de vista del saneamiento, tanto sólido como líquido.

En ese paso se valoran todas las deficiencias que pudieran encontrarse, se revisa la aeronave y se verifica si esta fue desinfectada antes del arribo el territorio nacional y además se platica con la tripulación sobre cómo han venido esos pasajeros durante su viaje. Se trata de dejarlo todo listo para el chequeo posterior de los doctores y los servicios médicos”, explicó.

Segunda línea: Escáner de temperatura

La temperatura de los pasajeros es comprobada por escáneres instalados en el aeropuerto. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Una vez salen de la aeronave rumbo al chequeo de inmigración, la temperatura de los pasajeros es comprobada por escáneres instalados en el aeropuerto.

“Estos sensores están ubicados en la segunda línea de vigilancia. Una licenciada en enfermería y una técnica de escáner monitorean los equipos 24 horas, y están pendientes de ver si el mismo marca una temperatura corporal elevada (superior a los 37 grados), pero también de la observación de un signo o síntoma que pueda tener algún pasajero para detectar una posible enfermedad transmisible”, abundó Más Roig.

“De detectarse una persona en ese estado, se constata que sea este, se separa o aísla del flujo de pasajeros, se traslada hacia la sala de aislamiento, se mide la temperatura con un termómetro digital o axilar y en el caso de que sea positivo se solicita el SIUM y se traslada a los centros designados para ello. De ser negativo, el pasajero continúa su flujo normal de chequeo en inmigración”, dijo.

Margarita López, Licenciada en Enfermería. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

“Si se dispara la alarma del sensor, el pasajero se lleva a la sala de aislamiento y se activa el resto de los sistemas”, explicó la Licenciada en Enfermería, Margarita López.

Yoana Alonso, una de las técnicas que maneja el escáner, insiste en que se trata de un equipo de alta tecnología, que brinda además la posibilidad de grabar, lo cual permite revisar más de una vez las imágenes y los datos aportados.

Tercera línea: Declaración de sanidad del viajero

Los médicos de frontera se encuentran ubicados en la tercera línea de vigilancia. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

En la tercera línea de vigilancia se encuentran ubicados los médicos de frontera y es el paso donde se le solicita al pasajero una declaración de sanidad del viajero.

Según Más Roig, cada viajero aporta sus datos, número de pasaporte, dirección donde va a estar en Cuba, sea cubano o extranjero, y declara si ha tenido síntomas de cualquier enfermedad transmisible: fiebre, tos, expectoración, entre otras; y donde ha viajado en los últimos 30 días anteriores a la entrada a nuestro país.

Dicha información, que se recoge diariamente, se pasa al sistema de vigilancia del viajero que llega hasta las áreas de salud, donde se hace chequeo por el médico de familia y una vigilancia por 14 días al personal que llega de todos los países de riesgo. En hoteles y otras instituciones también hay autoridades sanitarias, dijo.

Teniente Coronel Alexander Álvarez Aldama. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Para el teniente coronel Alexander Álvarez Aldama, jefe de área de despacho del aeropuerto, es importante conocer que desde finales del mes de enero, cuando se supo de la epidemia, se comenzaron a adoptar un conjunto de medidas en coordinación con las autoridades de CSI, referentes al enfrentamiento de la COVID-19 en este punto de entrada.

“Uno de los elementos más importantes que nosotros tenemos para trabajar es la información adelantada de los viajeros, lo cual nos permite coordinar acciones previas al arribo de las aeronaves”, señaló.

“Los inspectores en las áreas de despacho realizan preguntas a toda la totalidad de pasajeros que entran al territorio nacional, con el propósito de conocer si estuvieron transitando en los últimos 15 días por los países de mayor riesgo: China, Japón, Irán, Italia y Corea del Sur”, dijo.

La doctora Juana Moraima García Hernández, especialista de Medicina General Integral y jefa del turno del equipo básico de trabajo en el aeropuerto, insistió en que el control sanitario internacional que se hace habitualmente, es un protocolo de trabajo establecido y que se aplica de modo cotidiano para el control de las enfermedades transmisibles.

“Tenemos países a los cuales les hacemos una vigilancia constante, pero en estos momentos estamos haciendo una vigilancia especial por la COVID-19.

“Cuando las personas llegan aquí, les hacemos una encuesta epidemiológica con los datos generales del pasajero. Si se trata de un turista o cualquier persona que visita Cuba, para qué dirección viene, cuántos días va a estar. Si es un cubano que visitó cualquier país, se indaga si presentó algún problema de salud durante el viaje. Todo eso nosotros los recogemos aquí, y si no hay ningún problema se deja continuar al viajero”, explicó.

Al ser una declaración de sanidad, los pasajeros deben llenarla, es una responsabilidad con su salud y con la del resto de las personas.

“Nosotros siempre los supervisamos, les facilitamos información. A veces el pasajero viene disciplinadamente y nos solicita la boleta, si no nosotros se las entregamos”, señaló.

Para Leandro Montero, un joven de Camagüey, que arribó de Panamá, el control debe seguir siendo así, “riguroso”. “Es el único modo de controlar que no haya ninguna complicación en el país y evitar males mayores”, dijo.

La vigilancia epidemiológia en los aeropuertos, puertos y marinas internacionales constituye la principal medida de prevención. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

 

Trabajadores y autoridades de salud extreman las medidas de vigilancia epidemiológica y control sanitario internacional. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

 

El propósito es uno: evitar o reducir al mínimo el riesgo de introducción al territorio nacional de la infección. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

 

Rutinas en Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

 

Los protocolos establecidos garantizan la seguridad de los viajeros. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

 

Si se dispara la alarma del sensor, el pasajero se lleva a la sala de aislamiento y se activa el resto de los sistemas, explicó la Licenciada en Enfermería, Margarita López. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.