Alerta en Beijin por nuevo brote de Coronavirus. Foto/Al Jazeera

La República Popular China informó de una situación muy complicada en Beijing, la capital, debido a un brote de Covid-19 en un gran mercado que obligó al confinamiento de unas 30 zonas residenciales con varios miles de habitantes, que están recibiendo ayuda del gobierno.

Hasta la víspera las autoridades habían confirmado 106 infectados y de inmediato se tomaron todas las medidas necesarias para impedir que la enfermedad se expanda.

Beijing tiene alrededor de 21 millones de habitantes y existe la capacidad de realizar hasta 90 mil pruebas de diagnóstico cada día.

De acuerdo con las autoridades sanitarias de la ciudad, la cepa descubierta es común a la que afectó a Europa en los meses recientes, pero aún es pronto para determinar de dónde llegó.

Nadie duda de que el país tiene la experiencia y la capacidad científica y humana para contener el brote, pero se trata de una clara advertencia para quienes han relajado al máximo las precauciones, o no toman las necesarias, pensando que el peligro ya pasó por completo.

No se puede menos que pensar, por ejemplo, en Brasil, donde todo está dispuesto para que ocurra una catástrofe humanitaria de gran proporción.

Tres meses después de producirse la primera víctima, el Gigante Sudamericano está aún en la etapa ascendente de la curva de casos y registra ya 45 mil fallecidos, con casi 900 mil enfermos confirmados.

No obstante, el gobierno de Jair Bolsonaro no termina de reaccionar ante esta realidad y sigue perdiendo en veleidades políticas un tiempo que es precioso para salvar vidas entre sus conciudadanos.

Una situación parecida ocurre en Estados Unidos, primera potencia mundial y el país más afectado por la pandemia, cuyas cifras no dejan de asombrar.

La inacción e indiferencia de la administración de Donald Trump provocaron que una nación, que figura entre las más fuertes en materia de tecnología médica, rebase en estos momentos los dos millones 144 mil enfermos y haya sufrido la muerte de más de 116 mil personas.

Brasil y Estados Unidos son dos casos emblemáticos de lo que sucede cuando se anteponen los intereses económicos a la salud y la vida de los seres humanos. Además, en la nación norteña todo podría empeorar luego de las masivas manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial, un fuego que está lejos de apagarse.

Siempre se ha dicho que la Covid-19 es mucho más grave de lo que parece. China lo sabe muy bien y adopta medidas, pero otros aún prefieren mantener la cabeza debajo de la tierra esperando, quizás, un milagro esquivo.