Cuba es Salud

Si hubiese que elegir una idea que resuma lo que ha significado para el sector de la salud pública cubana el 2020, podríamos decir que ha sido el año en que el sistema sanitario de la Isla sobrevivió a una letal pandemia sin detener  ninguno de sus servicios esenciales.

Cada día de estos diez largos meses nacieron niños, personas con las más diversas patologías pudieron acceder a millones de consultas médicas, pacientes con cáncer y otras enfermedades fueron intervenidos quirúrgicamente, muchos vieron en un trasplante el milagro de la segunda oportunidad... No se interrumpió la inmunización infantil, la rehabilitación, la reproducción asistida, las donaciones de sangre, el programa de diálisis, la atención médica especializada a grupos vulnerables...

Consultas

Más de 9 870 personas, el 85.1 % del total de casos diagnosticados  con la COVID-19 se recuperaron de la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Pero fueron miles de vidas más las salvadas. Esas que escapan a la pandemia y forman parte, también, de la victoria de estos meses.

En medio de un escenario epidemiológico global complejo que aún se niega a remitir, y con el dolor de las más de 140 personas fallecidas en Cuba
por esa enfermedad, el sistema de salud cubano ha mostrado su validez, tanto desde el punto de vista de su estructura, centrada en la atención primaria de salud, como en la calidad de los recursos humanos con los que cuenta.

La voluntad gubernamental de poner la vida humana en el centro de la acción
determinó que desde antes de detectarse los primeros casos, el 11 de marzo, se
diseñara un plan de enfrentamiento que tenía, entre otras fortalezas, su
interdisciplinariedad e integración con la ciencia.

El resultado es un manejo favorable de la epidemia, sin que se haya lamentado la muerte de ningún niño, madre o personal de salud dentro de quienes prestan servicios en el país. Tampoco colapsaron las salas de cuidados intensivos, sino que se diseñó un adecuado escalamiento de las instituciones sanitarias destinadas a la atención de los pacientes, los contactos y sospechosos.

Más de 800 investigaciones se han generado en esta etapa, muchas de ellas
nacidas en los centros hospitalarios, a partir de la experiencia y los conocimientos de los profesionales del sector.

Esta práctica contribuyó a perfeccionar los protocolos de atención a las personas
enfermas y convalecientes, dentro de los cuales se incluyeron medicamentos
novedosos de la industria biotecnológica y farmacéutica nacional, así como
tomaron en cuenta investigaciones de otras áreas del conocimiento, como la
demografía y la genética.

Cuatro candidatos vacunales nacieron igualmente de ese esfuerzo conjunto, los cuales se encuentran en distintas fases de ensayos clínicos, con resultados alentadores, lo cual sitúa a Cuba en el primer país de América Latina en obtener tal resultado, así como en el selecto grupo de 47 países que trabajan hasta hoy en la obtención de una vacuna preventiva efectiva contra el virus SARS-CoV-2.

Cuba compartió estos aprendizajes en foros y talleres internacionales virtuales y
respondió además a la solicitud de varios gobiernos con el envío de de 55 brigadas médicas del contingente Henry Reeve, que combatieron la COVID-19 en 40 países y territorios.

Ellos se sumaron a los profesionales que ya prestaban servicio en 59 naciones
antes de la emergencia sanitaria, los cuales se unieron a los esfuerzos locales
contra el nuevo coronavirus.

La entrega de los médicos cubanos, que acudieron a lugares donde la pandemia golpeaba con fuerza, como es el caso de las regiones italianas de Lombardía y Piamonte, merecieron el reconocimiento internacional, patentizado en el respaldo de numerosas personalidades y organizaciones a la nominación al Premio Nobel de la Paz, y la entrega de otros premios de los países en los que brindaron su cooperación.

Todo ello fue realizado en medio del incremento de la campaña de descrédito contra esos programas de colaboración, y del recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero que le impone Estados Unidos a la mayor de las Antillas desde hace casi 60 años.

Solo en el periodo entre abril de 2019 y marzo de 2020, el cerco estadounidense ocasionó pérdidas al sector de la salud valoradas en 160 millones 260 mil 880 dólares, sin incluir las afectaciones ocasionadas durante el enfrentamiento a la COVID-19; etapa en la que la política de Washington impactó en la adquisición de medicamentos, insumos, equipamiento necesario como ventiladores pulmonares, e incluso obstaculizó la llegada de ayudas de otros países.

A pesar de ello, Cuba no ha detenido ninguno de sus programas de salud fundamentales. El desarrollo permanente del capital humano, la incorporación de nuevas tecnologías, los resultados de la ciencia aplicada a los principales problemas de salud; así como las acciones intersectoriales, contribuyeron a mantener los indicadores favorables del estado de salud de la población cubana, muchos de ellos al nivel de países desarrollados. 

Programa Materno Infantil

Programa Nacional de vacunación

Pese a las limitaciones financieras existentes, agudizadas por la crisis económica generada por la COVID-19 y en medio de un escenario epidemiológico global complejo que aún se niega a remitir, el programa de inversión y mantenimiento en el sector se mantuvo también activo, favoreciendo la revitalización de un amplio número de instituciones.

Consultorios médicos

Cirugías

Transplantes

La incuestionable calidad del sistema de salud, universal y gratuito, y el
prestigio alcanzado a lo largo de los años y ratificado en medio de la crisis,
merecieron que el país fuera elegido miembro del Consejo Directivo de la
Organización Panamericana de la Salud, superando la campaña negativa de Estados Unidos y las presiones a otros Estados.

En días recientes, el ministro de Salud Pública, doctor José Angel Portal Miranda, en el acto celebrado en el Minsap por el 62 Aniversario del Triunfo de la Revolución señalaba:

“Hay derechos que por cotidianos pasan muchas veces desapercibidos, pero una vez conquistados, nos salvan en momentos como los que hoy vivimos”.

“Cuba lleva seis décadas construyendo, perfeccionando, defendiendo el derecho a la salud que es el derecho a la vida, seis décadas demostrando que un país subdesarrollado, pequeño, puede  hacer ciencia y hacerla de altísima calidad”.

Sin esas premisas, reflexionaba el ministro, ¿cómo Cuba hubiera podido hacer frente al reto sanitario y social que la pandemia causada por el SARS- CoV-2 nos ha impuesto, cuyo afrontamiento ha demandado un esfuerzo extraordinario del sector de la salud ?

“Podemos recordar entonces el 2020, como el año en que Cuba corroboró una vez más la importancia de haber colocado, desde el triunfo de Enero de 1959, toda su voluntad política en formar hombres y mujeres de ciencia, enfocados en el bienestar primero del pueblo; en formar médicos, técnicos, estomatólogos para llevar la medicina a cada rincón del país y de los pueblos del mundo que lo han necesitado y lo necesitan; mediante la concepción y consolidación de un sistema de salud único, gratuito, universal y capaz de gestionar sus propias necesidades de recursos humanos”, expresó Portal Miranda.

Certezas irrefutables del año que acaba. Razones y motivos para un 2021 donde el derecho a la salud siga siendo premisa esencial de la obra social y humana que el pueblo cubano ha construido.