Casa del Chocolate

Amargo, dulce, en bombones y de variadas formas. Así es la gama de este nutritivo alimento que podemos encontrar en un lugar como este.

Una de las atracciones de La Habana Vieja es la Casa del Chocolate —más bien museo—, donde existe la posibilidad de degustarlo caliente o frío, así como en las más disímiles variedades y formas.

Inaugurada hace unos años, a pocos pasos de la Plaza Vieja, en la intersección de las calles Mercaderes y Amargura, la Casa tiene una posición privilegiada, casi de obligado paso entre una zona y otra del emblemático municipio que, como su nombre lo indica, es el más antiguo de La Habana.

Muy cerca del malecón, entre los aires de mar y las vetustas callecitas adoquinadas, uno descubre este sitio de gran popularidad entre los habaneros y, en particular, entre los niños.
 
Pequeño, acogedor, con vitrinas y carteles que muestran la historia de este singular y afamado fruto, así, a grandes rasgos, es este museo, también muy visitado por los turistas extranjeros de paso por la ciudad.

Amargo, dulce, en bombones y con distintas formas, recién sacadas de los moldes, así es la gama de este nutritivo alimento, sobre el cual se ha tejido durante tantos y tantos siglos más de una historia. Pero lo que sí resulta incuestionable —más allá de su fama y consumo mundial— es que se trata de un bocado exquisito. ¿A quién no le gusta? 

Luego de un minucioso trabajo, aquí está el resultado

El llenado de los moldes requiere paciencia y oficio

Los visitantes pueden observar a través del cristal la confección de bombones  y demás figuras

Los visitantes provienen de todas partes

¿Qué vamos a pedir? Tenemos que ponernos de acuerdo

La profesionalidad en el servicio, un imperativo

Y después de saborear la bebida, no faltan las instantáneas para los recuerdos

Hermosas vitrinas

Justo al lado de la cafetería, otra área está destinada a la venta de bombones y otras figuras

 

Un milagro que no haya cola

¡Uh, qué rico, una mezcla de chocolate blanco y negro!