En los primeros años de vida la casa propicia un aprendizaje insustituible, que luego se armoniza con la escuela; sólo así se logrará la formación integral de los niños y jóvenes a que aspiramos y que resulta tan necesaria en estos tiempos.
La educación cubana está considerada por expertos internacionales como una de las mejores, por la calidad del proceso docente educativo y la integralidad de la formación que reciben los alumnos.
El logro está muy relacionado con los maestros, figuras insustituibles que los instruyen y educan adecuadamente de primero a sexto grados en la enseñanza primaria para que luego los estudiantes continúen en la secundaria básica.
En la primaria los alumnos comienzan a familiarizarse con la computación desde el grado preescolar, mientras que el empleo de juegos y software educativos desde las edades más tempranas les abre las puertas al conocimiento universal.
A lo anterior se une el ejemplo personal de los miembros de la familia que desempeñan un importante papel a la hora de educar a los más pequeños.
Algunos especialistas consideran que no se les debe de indicar a los niños cómo se deben de comportar en determinado momento ya que basta sólo con observar en sus hogares el modo que lo hacen los adultos.
En el seno del hogar es donde se propician las buenas maneras, el respeto hacia las personas mayores, así como, el conocimiento de palabras que algunos maestros denominan mágicas como gracias, por favor y buenos días.
También se aprende a amar a los padres y hermanos y demás familiares, las responsabilidades hogareñas y con ellas la laboriosidad, los hábitos de higiene, la honradez; el niño cultiva como hablar bajo, la consideración por los abuelos, y a no pedir a gritos algo que se desee.
Un niño que finalice el sexto grado debe de poseer sentimientos de cubanía, de amor y orgullo por la Patria; mostrará una actitud laboriosa y también incorporará valores como la solidaridad, la honradez, a la vez que conocerá conceptos básicos de la Constitución de la República, referidos a la familia, la igualdad, los deberes y derechos, la educación y la cultura.
En un aula de tercer grado se evidencia la lectura fluida, emotiva y con buena dicción, así como, la explicación coherente y armoniosa de los alumnos sobre las enseñanzas que les dejan, entre otros, el cuento “El Camaroncito Encantado”, contenido en el libro La Edad de Oro, de José Martí, con lo cual se muestra, además, el dominio en la práctica de la lengua materna.
A partir de diferentes técnicas de solución, un alumno de la enseñanza primaria debe también resolver problemas aritméticos: es importante que, además, identifique, escriba, compare y trace figuras geométricas.
Caracterizará con conocimientos esenciales las etapas básicas del proceso histórico cubano, a partir de la maduración de los hechos y la participación de héroes y mártires en cada etapa histórica.
El amor por la naturaleza y los animales, así como, el cuidado del medio ambiente y su importancia para tener una convivencia feliz en la comunidad donde viven también son enseñados en ese mundo de ensueños que es la escuela primaria valorada por expertos como la base de todo el sistema educacional de un país.