Médicos se besan

"Si después que todo esto termine, sigues teniendo miedo a jugártela por lo que te hace feliz, entonces, no entendiste nada."

73 días, 1 752 horas, 105 120 minutos desde que se informara sobre los primeros casos positivos a la COVID-19 en Cuba. Tras esa noticia las rutinas de la mayoría dieron un giro de 180 grados, las de otros, se detuvieron. 

Llegó la angustia, la temible cifra de contagiados, o peor, de fallecidos, y la incertidumbre de que tú o alguien cercano podría ser un número más. Llegó la responsabilidad en algunos casos, y la irresponsabilidad, por desgracia, en otros. Pero hoy, aunque el temor sigue latente y la confianza no nos deba cegar, puede que lo peor haya pasado.

De la pandemia nos quedan experiencias positivas que, por suerte, no son pocas. Si la vida te pone piedras en el camino, toma energía, y de un salto, dos o tres, supéralas y sigue adelante. Aplausos, uso de redes sociales, comercio electrónico, solidaridad, higiene, entretenimiento... Aquí te dejamos las nuestras.

1. Más allá del aplauso...

El doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (Minsap). Foto: Gabriel Guerra Bianchini / Cubadebate

Hace un año Ángel era enfermero en el policlínico del Cerro, Rafael era jefe de terapia intermedia y Durán el director de epidemiología, pero hace un año estábamos muy ocupados para verles. Sabíamos de su papel, sacábamos turnos, pedíamos recetas, buscábamos medicinas, nos vacunábamos, mas, nunca nos paramos a aplaudirles.  Al menos no con la misma furia que un día lo hicimos al ver un partido de fútbol o escuchar a nuestro artista favorito, sin que ello quite que agradecerles a ellos está muy bien, la cultura y el deporte nos han permitido sobrevivir a este encierro imprevisto. 

Pero que es el personal de salud quien nos sostiene la vida en su forma más primaria es una verdad que no debemos olvidar. Porque las guardias, los dolores de espalda, el cansancio, el peligro de contagiarse, el miedo y la valentía, no se irán con la pandemia. Que no se vayan tampoco nuestros aplausos. Hay muchos formas de aplaudir y no todas son moviendo las palmas. 

2. La higiene no es cosa de un día

La higiene no es cosa de un día o de una epidemia. Foto: Betelgueux.

Hace 20 años imaginábamos que en el 2020 ya habrían carros voladores y estaríamos hablando con robots para entrar al mercado. Y aquí estamos, confinados en las casas y muchos, aprendiendo ahora a lavarse correctamente las manos. 

La COVID-19 ha exigido un aumento significativo en la higiene personal; es una pelota invisible que rebota de hospedero en hospedero y su mayor enemigo es la combinación de agua y jabón. 

Pero la higiene, no es cosa de un día o de una epidemia. No sólo es sinónimo de limpieza, sino también de salud. Cómo nos veamos y cuánto tiempo empleamos en vernos limpios, será un factor decisivo para enfrentar esta y cualquier otra enfermedad que nos espere. A los gérmenes, ni un tantico así.

3. Los imprescindibles

Es fácil ver lo verdaderamente imprescindible cuando se prescinde del resto. Foto: Gabriel Gabriel Guerra Bianchini.

 

Nos montamos a diario en la guagua, compramos el pan, botamos la basura, seguimos el curso de una vida preparada y vigilada al dedillo por miles de personas muchas veces sin rostros. A ellos, los imprescindibles, los que tejen la telaraña que nos sostiene la vida, tengámoslos más en cuenta. Al chofer, basurero, dependiente, cocinero, panadero, policía...

Es fácil ver lo verdaderamente imprescindible cuando se prescinde del resto. Entre lo primero también están los trabajadores de la cultura, ¿qué nos habríamos hecho sin series, películas, libros, revistas? El entretenimiento tiene un precio y detrás de él no hay solo artistas famosos. Editores, luminotécnicos, camarógrafos, soniditas... Hay muchos imprescindibles...

4. Máxima higiene en la gastronomía cubana

Nos toca a nosotros como clientes exigir que las medidas higiénicas se cumplan. Foto: Abel Padrón Padilla/ ACN.¿Cuántas veces vemos a vendedores de comida sin guantes o nasobucos? Antihigiénico, ¿verdad? Lo es, pero lo peor es que esta situación se extiende a los elaboradores, expendedores... y a todos aquellos que forman parte de este proceso y están directamente relacionados.

Para protegernos del nuevo coronavirus todos usamos nasobucos y el personal de la gastronomía, en específico, otros medios de protección como guantes y el lavado constante de las manos. Ahora, ¿que evita que estas medidas continúen en un mundo pos-COVID-19?

La respuesta en simple: es inadmisible que a partir de ahora no se tengan en cuenta las máximas medidas para garantizar la inocuidad de los alimentos y la higiene. Nos toca a nosotros como clientes exigir que está premisa se cumpla. Lo más importante es la salud del consumidor.  

5. Cada minuto cuenta

Amalia, de cuatro años, juega en el patio de sus abuelos. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Dos meses en aislamiento dan para mucho. Tiempo libre para aprovechar en cosas que nos gustan hacer y que la rutina diaria no permite. No hay gym, pero muchos han llevado hasta sus casas las pesas y desde allí hacen ejercicios. “Lo más importante es mantenerse en forma”, dicen. Otros, simplemente aprovechan para dormir, hacer yoga, remodelar los interiores de la casa e incluso sacar a flote cualidades artísticas que están en stand by como bailar, cantar o pintar. Cada minuto cuenta y el aburrimiento nos hace ser creativos. 

Esa es una de las enseñanzas que debemos captar de la COVID-19. No es tarde para hacer cosas que nos gustan. Las pequeñeces, muchas veces, definen buenos momentos. La curva va decayendo, pero aún hay tiempo para innovar desde los hogares. Conviértete en el Picasso o el Beethoven que siempre quisiste ser.  

6. La naturaleza pide un SOS

Habitualmente muy frecuentadas por embarcaciones, las aguas de los canales venecianos lucen ahora solitarias, tranquilas y muy claras. Foto: @yagefudo.

Hace varios meses la naturaleza advertía que necesitaba un respiro: los incendios forestales en Australia y la Amazonía, las plagas, sismos y los récords de calor fueron los primeros avisos. 

Después de la COVID-19 los ecosistemas han entrado en una fase de rehabilitación forzosa. Medio mundo está en confinamiento, y debido a ello las concentraciones de dióxido de carbono han descendido de forma notoria y la naturaleza se ha recuperado en las grandes ciudades. 

Dragones azules en lagos de Estados Unidos,  delfines en las costas del Levante, un oso pardo paseando por las calles de Ventanueva en Asturias y un jabalí por las de Barcelona, pavos reales en Madrid, cabras montesas al galope en Chinchillas (Albacete) y hasta una foca en la ribera de San Sebastián. Sucesos insólitos; animales que reclaman el terreno que les pertenece. 

La naturaleza pedía un respiro… Ojalá que cuando todo vuelva a la normalidad le demos más bocanadas de aire.  

7. La tecnología fuera de un capítulo de Black Mirror

Autorretrato. Registrando, desde la cuarentena, entre dos mundos: el encierro sanitario y el exterior. Foto: Federico Rios Escobar.

En un mundo tecnológico que nos tenía saturados en algunos sentidos, la pandemia vino a mostrarnos nuevamente la cara amable de las redes sociales. El capítulo de Black Mirror quedó en el exterior y volvimos a creer en el poder que un día nos dio el Internet: comunicarnos. Confinados en casa vimos nuestra identidad reducida a un cuadro en la pantalla. Vídeollamadas, chats, grupos de amigos y juegos virtuales. La vida física se transformó en muchos sentidos.

El teletrabajo, por ejemplo, quedó demostrado que no es una utopía del mundo desarrollado. Existe y es posible. Lleva infraestructura, pero también cambio de mentalidades, organización, confianza y creatividad. 

La digitalización de los servicios facilita la vida y salva. El comercio electrónico y el pago de trámites son sólo algunos ejemplos. Si algo vino a confirmarnos el coronavirus es que sin un futuro digital ponemos trabas burocráticas, arriesgamos la salud y disminuimos la calidad de vida. 

8. Enfrentar la desinformación

La salud de gobiernos e individuos está en riesgo ante la desinformación, el analfabetismo mediático y la falta de regulación por parte de instituciones y redes sociales. Foto: Archivo.

La salud de gobiernos e individuos está en riesgo ante la desinformación, el analfabetismo mediático y la falta de regulación por parte de instituciones y redes sociales. Ya no se trata solo de ideologías y de influir en campañas electorales, la desinformación en aras de ganar dinero, confundir y persuadir, atenta contra la vida.

Si el coronavirus nos deja algo, que una de ellas sea la importancia de la información y el periodismo comprometido. El consumo de redes sociales y medios de comunicación ha aumentado en los últimos meses. Seamos usuarios responsables, dudemos y analicemos. 

9. Las pandemias no entienden de ideologías

El crucero británico MS Braemar atracó en puerto cubano con casos confirmados de COVID-19 como un gesto de ayuda humanitaria de Cuba. Foto: Ricardo Lópz Hevia.

Nadie es inmune si de enfermedades se trata. El coronavirus vino a recordarnos que todos venimos del mismo lugar. Todavía se oyen los ecos de los primeros famosos contagiados: Tom Hanks, la esposa de Justin Trudeu o Boris Johnson.

La COVID-19 no entendió de posiciones políticas y cuentas bancarias. Si el sistema de salud colapsa, colapsamos todos. Si China se recupera, pero en Italia aumentan los contagiados, nos afecta a todos. La solidaridad tampoco debería entender de ideologías. Tampoco se trata de autoritarismos y del fin de cuestionarse y construir a partir de una crítica colectiva, pero sí de creer más en todos y menos en uno.

10. Demostrar y dar amor

Estar lejos es duro, pero es lo que toca. Foto: Revista Semana.

Hace más de dos meses muchas familias estaban lejos: padres sin ver a sus hijos, amigos impacientes por juntarse. Hay abrazos congelados, besos, caricias y hasta citas pendientes. La soledad ha atrapado a muchos y los saludos y muestras de amor pasan a las redes sociales. 

Estar lejos es duro, pero es lo que toca. La enseñanza es simple: disfruta cada momento; di te quiero siempre que puedas y sientas; abraza y besa. Nunca es mal momento ni suficiente el tiempo. 

Esta pandemia llegó de sorpresa y se convirtió en una barrera entre seres queridos. No permitamos que el amor sea insuficiente. Aprendamos, soñemos a partir de ahora, ojalá y el amor sea la próxima pandemia. 

En video, “Volveremos a juntarnos”