En su afán por trascender en sus propuestas para el ocio, Cuba se presenta al mundo con un conglomerado de programas y modalidades que permiten aseverar que este es un destino con mucho más que playas., pero, sobre todo, con numerosos balnearios de primerísima calidad.
Cuba es auténtica como su gente; atractiva como sus playas; sorprendente como sus ciudades; contrastante como su naturaleza; y admirable como su cultura. Cuba es síntesis de riquezas.
Con su heterogénea mezcla de razas, de estilos y ritmos, de olores y sabores, este archipiélago mágico impone su encanto y esparce por el orbe un susurro provocativo que, cada día, atrae a más visitantes ávidos por vivirlo plena e intensamente.
La Mayor de Las Antillas, destino turístico por excelencia en la región del Caribe, encierra en sus dominios una gran diversidad de espacios para el desarrollo de numerosas modalidades de la industria del ocio. Todo ello se ha ido impulsando en las últimas décadas, pese a la carga pesada que significa el bloqueo de Washington, que, tras un breve deshielo con Barack Obama, es testigo hoy día de un reforzamiento en la llamada era Trump.
Sin embargo, con sus ofertas más sólidas en los paquetes relacionados con el sol y las playas, la ínsula añade a su amplia cartera de iniciativas programas que constituyen verdaderas aventuras para aquellos que apuestan por sus proposiciones, incluso un número nada despreciable de quienes proceden de solo 90 millas, urgidos de estar al amparo de las 12 categorías únicamente autorizadas por la Casa Blanca. Cuba sigue siendo un destino vedado para el turismo estadounidense.
Esta ínsula cuenta con más de 300 kilómetros de playas. A tal variedad de balnearios se suman los no menos impactantes productos de las cayerías, con lugares tan seductores como aquellos sitios con que siempre se sueña.
Muy de moda por estos tiempos está Cayo Santa María, donde tendrá lugar la XXXVll Feria Internacional de Turismo FITCUBA 2018 en mayo venidero. Ese paradisíaco islote forma parte de Los Cayos de Villa Clara, destino azotado fuertemente por el huracán Irma -en septiembre último-, pero ya alistado como el resto de los polos turísticos del patio para hacer de la presente una temporada alta (noviembre-abril) para recordar.
Naturaleza exuberante, tradiciones centenarias e historia se dan la mano en un territorio superior a los 110 mil kilómetros cuadrados, con casi cinco mil 800 kilómetros de costas, en cuyas principales radas el crucerismo ha comenzado a visibilizarse mucho más.
Aunque tras la búsqueda de una oferta diversa: ciudades modernas y antiguas, cultura, arquitectura, patrimonio, convenciones e incentivos, náutica, pesca, turismo de salud, ecoturismo, especializado y los circuitos, ciertamente el segmento que mayorea todavía es el de sol y playa, para el cual la Antilla Mayor está ciertamente bien dotada.
