La noticia no por esperada y deja de pasar inadvertida: hasta este 9 de agosto, tres millones de visitantes habían llegado a Cuba en el 2018, lo que significa un reconocimiento a la Isla como un destino de paz, salud y seguridad.
Y alguien puede preguntarse ¿qué tiene de extraordinaria esta cifra? Pues en medio de un contexto internacional adverso en el que se trata de demonizar a nuestro país como destino turístico construyendo campañas de todo tipo desde los Estados Unidos, de las alertas en suelo estadounidense para evitar que las personas viajen a nuestro país y del impacto que causó el huracán Irma en instalaciones importantes de la cayería norte, Cuba se ratifica como un destino añorado por los turistas internacionales.
Es cierto que hubo un primer impacto negativo durante el primer semestre del año, donde parte de estas campañas arreciaron y dejaron como saldo un siete por ciento de visitantes menos de lo planificado, sin embargo, Cuba ha sido y sigue siendo una isla deseada y querida por quienes nos visitan no solo por la belleza de sus playas, su naturaleza y patrimonio cultural, sino por la calidez de su gente y la seguridad que muestra a cada visitante.
Por eso los tres millones de visitantes extranjeros registrados en el país hasta este 9 de agosto, constituyen una muestra de esa confianza, y no se ceja en el empeño de llegar a los cinco millones de turistas al finalizar el año, si se tiene en cuenta que esta etapa es preámbulo de la llamada temporada alta que coincide con la etapa invernal y en la que la afluencia de turistas debe crecer.
Ya se sabe cuánto afecta el bloqueo de Estados Unidos a nuestro país al no permitir que sus ciudadanos puedan viajar en condición de turistas a Cuba. El sector turístico nacional sigue siendo la locomotora de la economía, porque hala al resto de los sectores, porque deriva nuevas inversiones para sostener su infraestructura, porque además propicia un mercado para empresas nacionales que tienen en la industria hotelera un cliente importante desde el punto de vista de suministros logísticos, porque resulta igualmente importante fuente de empleo y para otros encadenamientos productivos, y porque el turismo ofrece ingresos al país que se redistribuyen para el desarrollo económico y social de la nación.
En el archipiélago la capacidad hotelera y la diversificación de las modalidades turísticas tienden a crecer– sol y playa, turismo de naturaleza, entre otros-, pero no puede olvidarse el asedio enemigo presente a partir de campañas externas que afectan tremendamente la visión sobre nuestro país, y que están dirigidas a socavar una industria, la turística, que se sabe es uno de los motores más importantes que hace caminar la economía nacional.
Desandar ese camino no es fácil, por eso la importancia de estos resultados que ratifican a Cuba, como lo que es, un país seguro, un destino de paz y seguridad.