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Comparecencia del doctor Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, sobre la política del gobierno norteamericano contra Cuba, ante la Televisión Cubana, las ondas internacionales de Radio Habana Cuba y las nacionales de Radio Rebelde y Radio Progreso, el día 8 de enero de 1999, "Año del 40 Aniversario del triunfo de la Revolución".

 

 

(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

 

 

Debo referirme al tema con la necesaria amplitud. Nuestro pueblo es un pueblo culto, es un pueblo informado, un pueblo que sabe razonar y que tiene una experiencia larga en toda esta etapa de la Revolución, en la que más de una vez hemos tenido que enfrentar maniobras y jugarretas del otro lado, que requieren pensar, que requieren informarse.

Quisiera —me parece que es importante para entenderlo y encuadrar en su contexto adecuado el anuncio del 5 de enero— situar algunos antecedentes.

Hay que decir, ante todo, que el bloqueo norteamericano, y más que el bloqueo, la feroz guerra económica, comercial y financiera, como parte de toda una guerra en todos los planos contra nuestro país, ha ido cada vez más enfrentando el rechazo de mucha gente: la oposición internacional, el rechazo de numerosos gobiernos, que se ha expresado en muchas cosas: resoluciones de la Asamblea General de la ONU que, de año en año, van mostrando, con una mayoría siempre superior, el aislamiento norteamericano, y muchas otras expresiones que demuestran que Cuba está en una posición internacional muy sólida, crecientemente sólida. Es un país respetado, un país que tiene relaciones cordiales, normales, con la inmensa mayoría de las naciones del mundo.

No solamente ha crecido internacionalmente la oposición a esta política norteamericana, sino que también, en los últimos tiempos —este es el primer punto sobre lo cual yo quisiera que reflexionásemos—, es cada vez mayor y más amplia la crítica y la oposición a esa política en los propios Estados Unidos.

Voy a pasar, rápidamente, una suerte de cronología del año 1998:

El 13 de enero de ese año se hizo pública la constitución de una amplia coalición de personalidades, de grupos norteamericanos, respaldados por la Cámara de Comercio que se denominan Americans for humanitarian trade with Cuba, o sea, Americanos por un comercio humanitario con Cuba. Este grupo ha estado realizando una labor de educación, de divulgación, tiene capítulos prácticamente por todo Estados Unidos, y ha estado respaldando algunas iniciativas legislativas que buscarían eliminar las restricciones, eliminar el bloqueo, en los aspectos referidos a alimentos y medicinas.

Desde luego que si se lograse que se eliminase el bloqueo de esas dos áreas, no se habrían resuelto, ni mucho menos, los problemas que el bloqueo nos plantea, porque en las condiciones de la guerra económica que Cuba enfrenta, el que se exceptuase esos dos rubros del bloqueo no sería realmente la solución, ni siquiera algo de significación desde el punto de vista económico, ni lo haría por ello menos despiadado e inhumano; el problema es el bloqueo, que nos niega recursos para el desarrollo e impide el comercio normal con Estados Unidos, que trata, además, de sabotearlo con el resto del mundo; pero, de todas maneras, se trata de gente motivada por razones nobles, generosas, que no pueden compartir los criterios y la estrategia que sigue el gobierno de ellos contra nosotros.

Este grupo ha sido muy activo, continúa siéndolo, y, a lo largo del año, ha hecho una serie de actividades de mucha importancia, a las cuales me referiré después.

Ese mismo mes de enero del año pasado —como todos recordamos— se produjo la visita de Su Santidad el Papa a nuestro país. En esa ocasión vinieron miles de periodistas, vinieron numerosas personalidades de muchas partes del mundo y de Estados Unidos en particular, incluidos algunos congresistas, el congresista Rangel y algunos congresistas de Massachusetts, e incluso hasta algunos de los miembros del equipo de asesores nada más y nada menos que del senador Jesse Helms.

En aquella ocasión —como todo el mundo recuerda— el Papa hizo una declaración importante, en la que expresó que el bloqueo era injusto y éticamente inaceptable. Esto contribuyó, evidentemente, por una parte, a que el mundo viera la realidad de Cuba: un país civilizado, un país unido, un país que, en medio de las dificultades que tiene que enfrentar y en medio de su lucha, avanza, y esta imagen también llegó a Estados Unidos, a muchas partes en Estados Unidos, a pesar de que, como también tenemos que recordar, la visita del Papa a nuestro país coincidió con algunos sucesos —que no voy a comentar— en Estados Unidos, que desviaron un poco la atención por otros caminos.

El día 20 de marzo se anunciaron —más o menos como ahora— algunas medidas por parte de la administración norteamericana que fueron presentadas como de una supuesta flexibilización del bloqueo. En realidad, ni llegaron a concretarse algunas de esas medidas —como tendré que explicar después—, ni se trataba, realmente, de una modificación importante del bloqueo.

Esencialmente cuáles fueron: Que se reanudaron los vuelos directos entre Miami y La Habana para permitir que las personas de origen cubano que lo deseen puedan visitar a sus familiares en Cuba. En realidad, cuando ellos prohibieron esos vuelos directos no impidieron que ese tipo de personas siguiera visitando a Cuba. Lo hacían, entonces, por vía de otros países; pero nunca habían detenido ese flujo, y lo que estaban haciendo era regresando a lo que hubo antes, frente a algo que ellos, después de todo, no fueron capaces de eliminar puesto que siguieron produciéndose esas visitas.

Y se volvió a autorizar el envío de remesas monetarias por parte de cubano-americanos residentes en Estados Unidos a sus familiares en Cuba. Es lo mismo que los viajes. En realidad, ellos prohibieron estas remesas durante un período que terminó el 20 de marzo, pero no dejaron de venir, porque había formas en que los familiares ayudaban a sus parientes.

Todo el mundo en Cuba sabe que las dos cosas, las visitas y las remesas, continuaron durante el período que el presidente Clinton decidió interrumpirlas.

Además de esas dos medidas, anunciaron en esa ocasión que "acelerarían el proceso de otorgamiento de licencias para la venta de medicinas a Cuba".

Este punto, que es muy importante, merece que lo explique un poco con más amplitud después. Pero ahora voy rápidamente a decir, categóricamente, sin la menor duda, que, desde marzo 20 hasta el día de hoy, a este país no se le ha vendido ni una aspirina.

Han pasado diez meses. Por supuesto que desde varias décadas antes del 20 de marzo tampoco; pero ese fue el día que dijeron que iban a adoptar pasos para "acelerar" el otorgamiento de licencias para la venta de medicinas. Desde entonces, Cuba hizo gestiones para que algunas empresas farmacéuticas norteamericanas nos vendieran algún producto farmacéutico, alguna medicina; sin excepción, o no recibimos respuesta, o la respuesta siempre ha sido negativa, no ha sido posible en 10 meses que esa "aceleración" haya mostrado su presencia. Y el cuarto punto decía más o menos así: "Se trabajará con el Congreso para lograr la ‘transferencia’ de alimentos hacia Cuba."

El término "transferencia" lo usaron porque en aquellos momentos, como pueden recordar seguramente los cubanos, había, por una parte, un proyecto de Ley presentado en la Cámara de Representantes por los congresistas Charles Rangel y Esteban Torres, y un proyecto semejante en el Senado presentado por el senador Christopher Dodd —en ambos proyectos se proponía eliminar del bloqueo las medicinas y los alimentos, es decir, autorizar el comercio en esos dos temas—, y, por otra parte, la mafia anexionista de Miami y el senador Helms, nada más y nada menos que el senador Helms, para demagógicamente pretender enfrentar este movimiento de repudio a la inhumanidad del bloqueo y, sobre todo, destacado por la presencia del Papa en Cuba, dijeron que supuestamente propondrían "donaciones" de alimentos para Cuba.

En esa propuesta de Helms, por cierto, esas "donaciones" iban acompañadas con fondos para organizar la subversión contrarrevolucionaria dentro de nuestro país, y, además, los alimentos serían utilizados como medio de soborno, de socavamiento interno en su plan. Evidentemente era una propuesta inaceptable completamente para Cuba; eso no hay ni que decirlo, que este país no puede aceptar un chantaje, ni unas limosnas, menos aún de una persona hostil e insensible como el senador Helms, que es uno de los autores principales de esta política que busca aniquilar a nuestro pueblo.

Tenía el presidente Clinton esas dos opciones: una, la maniobra vulgar del señor Helms; y la otra, una propuesta sana, bien intencionada de Dodd, Torres y Rangel. Por eso se usa ese término, transferencia: trabajar con el Congreso, porque en el Congreso hay dos versiones, tratar de llegar a alguna, pero que implicaría hipotéticamente la posibilidad de algún tipo de desarrollo en esa área.

No quiero avanzar sin aclarar lo siguiente: El 20 de marzo ellos no establecieron nada, no adoptaron ninguna medida, igual que pasa ahora. El 20 de marzo, y ahora, el 5 de enero, la presidencia anunció una política, la expuso, cuya política se concretaría en regulaciones administrativas que serían emitidas posteriormente.

Hay que decir que el 20 de marzo se anunció la política, pero los reglamentos, las regulaciones específicas sobre cómo se organizarían, qué es lo que se haría para los vuelos directos, para las remesas —los otros temas han quedado en el aire, en el limbo, donde estuvieron siempre, desde el principio, porque no había intención ni de comerciar con alimentos, ni de vendernos medicinas—, hasta el 13 de mayo no se anunció el procedimiento, los reglamentos para los vuelos y las remesas, y el primer vuelo directo no se produjo sino hasta julio, que es cuando se concretó exactamente.

Los burócratas se reúnen, redactan cómo van a interpretar la directiva política dada por el Presidente, y después están los trámites y aprobar o no aprobar la solicitud de una empresa aérea para hacer los

vuelos o de una institución financiera para los trámites de las remesas, etcétera. Todo eso condujo a que no fue hasta julio que se concretó el primer vuelo directo.

En cuanto a las remesas, cuando siga con la cronología, verán que todavía hay gente esperando que le den permiso para poder venir aquí para establecer un mecanismo para el envío de las remesas. Pero eso no importa, porque ese dinero sigue fluyendo de todas maneras.

Quiero decir también aquí, por supuesto, que en este punto de las remesas de los cubano-americanos hacia Cuba, se trata de algo que funciona universalmente: todos los emigrantes a lo largo de la historia han tratado de ayudar a sus parientes en el país de origen. De Estados Unidos salen hacia países de América Latina decenas de miles de millones de dólares que son, para varios países de la región, la principal fuente de ingreso de esos países, y salen hacia Europa, salen hacia Africa, salen hacia Oceanía, porque en Estados Unidos hay emigrantes de muchas partes. Los únicos emigrantes, ¡los únicos!, que están controlados, que se les dice hasta cuánto pueden enviar, son los de origen cubano. Son discriminados totalmente.

En ese aspecto, el gobierno federal no se mete para nada en lo que una persona de otro origen nacional hace con sus familiares en el país de procedencia, es algo enteramente personal, es algo enteramente propio de la familia; los cubano-americanos son los únicos discriminados. Durante una época, además, se les prohibía hacerlo; ahora se les autoriza solo una mínima cantidad, con muy estricto control y regulaciones. Se restauró eso en marzo 20, y volveremos a hablar más adelante de cómo quedó esto con el famoso anuncio del 5 de enero.

El 31 de marzo se llevó a cabo en el Congreso de Estados Unidos una movilización de ese grupo que mencioné al principio. Fue mucha gente hacia Washington, hacia el Capitolio, a hablar con los congresistas, a manifestarse contra el bloqueo y en favor de esa iniciativa a que me refería antes de exceptuar los alimentos y las medicinas del mismo.

Para que tengan una idea de la dimensión que ya ha ido alcanzando ese movimiento, en esa ocasión en Washington, presentaron un documento firmado por 20 000 personas de origen cubano que residen en la Florida. Es decir, 20 000 cubano-americanos que pusieron su firma, debidamente registrada, al pie de un documento que reclama el fin de la política del bloqueo contra Cuba.

Si pasamos al mes de abril, veremos algo que es importante. El 20 de abril, en Ginebra, la Comisión de Derechos Humanos rechazó la propuesta norteamericana difamatoria, parte de la campaña sistemática que han seguido contra Cuba, pretendiendo condenar, por una supuesta violación de los derechos humanos, a nuestro país, demostración del avance, de la consolidación, del respeto que Cuba recibe en este mundo y del aislamiento de Estados Unidos.

El 6 de mayo se produce otra cosa interesante: aparece el informe del Pentágono, que le habían pedido algunos legisladores anticubanos, como parte del esfuerzo para crear un ambiente hostil, fundamentar la hostilidad contra Cuba. Bueno, el Pentágono se aparece con un informe donde dice lo elemental, lo que no puede sorprender a nadie: que Cuba no es una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, que es uno de los argumentos que Helms y la mafia han usado como supuesto fundamento de la política contra nosotros. Eso fue el 6 de mayo.

El 7 de mayo el señor Director de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, ante un subcomité congresional, explicó cómo estaban aplicando el artículo 109 de la Ley Helms-Burton, que es el que prevé el suministro de apoyo material, financiero y económico a los traidores que ellos tratan de organizar dentro de Cuba, a los que ellos pretenden sostener como grupúsculos contrarrevolucionarios en nuestra patria. Ahí explicaron que habían gastado para estos fines 2 millones de dólares en el último año, hasta el momento en que él habló, y que estaban, en ese momento, tramitando el otorgamiento de 1 800 000 dólares adicionales; que esto se entregaría a la Agencia Internacional para el Desarrollo, para que esta se lo diera a algunas organizaciones no gubernamentales norteamericanas para que financiaran algunos programas contra Cuba en el exterior, o los enviasen a sus patrocinados dentro de nuestro país.

Como dije antes, el 13 de ese mes se anuncia finalmente cómo serían las regulaciones para viajes y remesas, y aquí ya ocurre algo curioso: En el anuncio del presidente Clinton del 20 de marzo se hablaba, efectivamente, de que el propósito era restaurar los viajes directos; facilitar que hubiera esta comunicación entre los cubanos, etcétera. Y aquí aparece entonces que las regulaciones introducen cosas que no habían estado presentes antes: mayor control sobre los viajeros; mayor esfuerzo para asegurar esas limitaciones que ellos imponen a ese sector de la emigración, exclusivamente a ese, los cubanos: controles más rigurosos sobre lo que llevan, sobre las veces que han viajado; porque los cubanos, o las personas de origen cubano, son los únicos habitantes de Estados Unidos de América que solo pueden visitar a su país de origen una vez, dentro de un período de 12 meses, por razones de emergencia humanitaria. Tiene que haber un pariente muy mal de salud, tiene que haber alguna cuestión dramática, según lo que establecen esas regulaciones.

Es posible que antes alguna persona haya venido sin que hubiera habido esa razón tan poderosa; pero es después del 20 de marzo, o, más específicamente, después del 13 de mayo que comienzan a aparecer los casos de personas que tuvieron que enfrentar pesquisas en el aeropuerto, limitaciones, etcétera.

Por ejemplo, aquí hay el caso de una señora, Victoria Hernández, que recibió esta comunicación, el 2 de septiembre de 1998 —no es en la prehistoria, es ahora mismo—, del Departamento del Tesoro de Estados Unidos —aquí está la carta (La muestra)—, donde le están comunicando que le han decomisado determinadas cosas, y concretamente dinero, que ella pretendía traer cuando hacía su viaje.

Establecieron una oficina en Miami para garantizar que se cumplieran más estas medidas; esto, además, es conocido, es público, no es ningún secreto.

Yo tengo aquí el texto (Muestra documento) de una entrevista que le dio el 5 de agosto de 1998 a la cadena de televisión NBC, el señor Michael Kozak, que es el jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos aquí en Cuba. El explica, entre otras cosas, cómo se están tomando medidas para castigar a los que violen las regulaciones, las restricciones. Dice: "En los últimos tres años, ha habido nueve casos de encausamiento criminal y este nivel se elevó y dos personas fueron condenadas por haber violado las regulaciones de viaje", y él lo dice en la televisión norteamericana —o sea, como advirtiendo que no es juego, no es broma—, "la flexibilización" puede conducir a la cárcel, puede conducir a multas.

Como dije, el primer vuelo no se concreta hasta julio.

Junio 10. Este mismo diplomático norteamericano recibió aquí en La Habana al compañero Díaz Vallina, viceministro de Salud Pública, como parte del esfuerzo que estábamos haciendo para ver si cuando el presidente Clinton había dicho que se iban a "agilizar" los trámites para comprar medicamentos, realmente los burócratas que habían hecho las regulaciones en mayo lo iban a permitir. Ya habían pasado tres meses, no había ninguna respuesta, no se lograba ninguna compra, y tienen una discusión, una conversación para tratar de precisar cómo son las posibilidades reales, que sirvió para comprobar lo que sabíamos nosotros: la inefectividad práctica de poder realizar esas compras.

Pero no hemos desistido. Desde entonces —repito— han sido 10 meses de esfuerzos que todos han dado el mismo resultado: cero venta de medicinas o de cuestiones relacionadas a Cuba.

El 2 de julio se anunció que les habían denegado las solicitudes para realizar vuelos indirectos a Cuba a algunas compañías aéreas norteamericanas que estaban interesadas en seguir volando en la forma que lo hacían hasta ese momento.

Recuerdan: se anuncia en marzo posibilidad de vuelos directos; se explican las regulaciones en mayo, pero todavía en julio no ha volado nadie directamente. En julio, a estas empresas que estaban haciendo los vuelos por vías indirectas, puesto que no se podía volar directamente, les cancelan sus licencias, de manera que ya no hay más vuelos entre Miami y algunos otros puntos cercanos, y de ahí hacia Cuba; quedaba solamente el vuelo directo que sería, efectivamente, restaurado después.

Ese mismo mes de julio, el día 15, el senador Christopher Dodd aprovecha un debate que tenía lugar en el Senado y presenta una enmienda, que hubiera recogido el mismo propósito que su ley; es decir, si se hubiera aprobado, se habría exceptuado a Cuba de los países contra los cuales se apliquen bloqueos en materia de medicinas o de alimentos. Esta enmienda es rechazada, no fue aprobada por el Senado.

El 21 de julio se produce algo muy interesante, y estamos hablando de la "agilización" de las ventas de medicinas. El 21 de julio el Departamento del Tesoro le negó a una firma norteamericana, PWN, el permiso para venir a nuestro país a participar en una exposición de productos médicos. Van a "agilizar" la venta de medicinas, dicen ellos, y se le ocurrió a una empresa algo elemental —un paso para poder vender algo es mostrar el producto; a lo mejor al cliente le interesa o no, etcétera—: querían hacer una exposición en La Habana y ellos pidieron permiso al Departamento del Tesoro para eso, nada más que para venir y mostrar sus productos, estar presente en una feria y ver si podía allí interesarse alguien para entonces pedir una licencia que les iban "ágilmente" a aprobar.

Yo tengo por aquí toda la correspondencia entre nuestra empresa de Salud Pública y esa empresa, todos los detalles, el espacio que se le iba a dar en EXPOCUBA, etcétera, etcétera; pero el 21 de julio el Departamento del Tesoro le dijo que no, que no podían viajar a Cuba, ni siquiera para enseñar sus productos.

El 3 de agosto la Secretaria de Estado envió una carta al senador Helms, en la que le explicaba que el entendimiento que habían suscrito el gobierno norteamericano y la Unión Europea constituía el logro del objetivo norteamericano de internacionalizar el bloqueo. Esto, evidentemente, es una interpretación caprichosa y arbitraria de esta señora, que colocaba en una posición bastante incómoda a los países europeos que no aceptan el bloqueo, que no se pliegan a él, y que habían alcanzado un entendimiento con Estados Unidos, entendimiento del cual hemos hablado muchas otras veces.

En resumen, ¿en qué consistía? Europa no continuaba con su demanda ante la Organización Mundial de Comercio, donde había pedido el establecimiento de un panel para juzgar la violación al derecho internacional y a las normas de la OMC que constituye la Ley Helms-Burton, a cambio de que el gobierno norteamericano buscase modificar esa ley en un aspecto: aquel por el cual se castiga a los empresarios europeos que invierten en Cuba, al no darles visas para visitar a Estados Unidos. Eso era en esencia el intercambio.

Esta señora, en una comunicación escrita al Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el señor Helms, da esa interpretación, que era, realmente, insultante para sus aliados y amigos europeos que no se han sumado a esa política de bloqueo.

Dos días después, el 5 de agosto, ocurrió una cosa también novedosa: siete empresarios norteamericanos fueron detenidos en la ciudad de Nueva York por consumir tabaco cubano, no por importarlo, no por distribuirlo; sencillamente, porque se encontró que en algún lugar de Nueva York había personas que, de algún modo, habían conseguido ese artículo, y fueron detenidos por el delito de fumar.

Sé que hay una campaña contra el hábito de fumar, que todo eso es muy recomendable para la salud; pero es un poco fuerte que a alguien lo detengan porque fume un tabaco de determinada nacionalidad —después fueron puestos en libertad, tengo entendido; se retiraron las acusaciones.

El 13 de septiembre ocurre algo muy revelador: el Departamento del Tesoro le niega la licencia a Alamar Associates, que estaba organizando un viaje de empresarios a Cuba y no pudieron hacerlo. Estos empresarios iban a ir a Cancún un día y después venían a La Habana, para hacer exactamente lo mismo que habían hecho el 6 de marzo.

Dos semanas antes de la famosa "flexibilización", Alamar Associates había organizado un viaje de un grupo de empresarios norteamericanos que se reunieron en Cancún y después viajaron a La Habana. Yo me reuní con ellos; me reuní con ellos el 6 de marzo exactamente, aquí en La Habana.

Unos días después, dicen que el Presidente de Estados Unidos había anunciado que se "flexibilizaba" el bloqueo. Pónganse en el lugar de las personas de Alamar Associates. ¿A ustedes no se les hubiera ocurrido decir: ¡Qué bueno, voy a hacer otra reunión! Ahora va a ser más fácil incluso que la anterior? ¿Cómo entenderían que les dijeran: No, no, no, no, ahora estamos "flexibilizando"; ahora no pueden hacer lo que se podía hacer antes.

Bueno, en concreto, lo que se podía hacer antes de las medidas del 20 de marzo, ya no se podía hacer en septiembre.

En el mismo mes de septiembre, el 28, le fue notificado a la Western Union que no le daban licencia para que unos ejecutivos de esa empresa pudieran viajar a La Habana, para organizar las famosas remesas que desde marzo decían que se permitían nuevamente. Fíjense cómo hay una diferencia entre la palabra, entre la retórica y los hechos prácticos, que nos permiten decir que, realmente, la forma en que regularon aquella política que el presidente Clinton había anunciado en marzo 20 como una "flexibilización", en la práctica significó lo contrario.

Y nosotros seguimos detrás de las medicinas, de las famosas licencias para comprar medicinas.

El 29 de septiembre, en Washington, el jefe de nuestra Misión Diplomática, Fernando Remírez, se entrevista con funcionarios del Departamento de Estado, y el primero de octubre lo hizo Carlos Fernández de Cossío, el director de América del Norte, nuevamente, para discutir, para explicar y para decirles, porque nosotros usamos la verdad, nosotros no mentimos; ellos han hablado no sé cuántas veces de supuestas ventas de medicinas a Cuba, y no podemos traer una aspirina.

Nosotros no solamente hemos hecho las gestiones, sino que sin darle publicidad; porque creo que nunca antes habíamos hablado de esto, y aquí estoy dando los datos de cuando Díaz Vallina habló con Kozak y cuando nuestros funcionarios hablaron con el Departamento de Estado, porque seriamente queríamos probar si es verdad que ellos iban a permitir que se hicieran algunas compras de estos productos.

El 30 de septiembre sucede algo de mucha importancia. Ese día se publica una carta que envía el señor Lawrence Eagleberguer, exsecretario de Estado de Estados Unidos, con el apoyo de Henry Kissinger, también exsecretario de Estado de Estados Unidos, de otros dos exsecretarios de Estado —o sea, cuatro excancilleres norteamericanos, todos ellos republicanos; todos ellos ejercieron esa responsabilidad en los períodos en que estuvo al frente de la administración el Partido Republicano— y otras personalidades, todas de esta área, republicanos, moderados, más o menos conservadores, pidiendo al Presidente que estableciera una comisión bipartidista —es decir, de gente de los dos partidos— para reevaluar la política hacia Cuba.

No estaban pidiendo, como Dodd y como otros que ya he mencionado, el levantamiento del bloqueo, ni siquiera parcialmente, sino la evaluación de la política, la revisión. Porque en la carta decían, por supuesto, que esta política va a cumplir pronto 40 años y no ha cumplido los propósitos que tenía de ahogarnos, de destruirnos. Nos hace daño, es un crimen; pero estamos aquí y vamos a seguir aquí. Y, además, esa política —explican en la carta— tiene un rechazo internacional: las Naciones Unidas, por aquí y por allá. Entonces proponen algo que a cualquier persona con un mínimo de inteligencia se le ocurre, después de 40 años de estar haciendo algo sin resultado, que es revisarla, estudiarla, analizarla.

Veinticuatro senadores de Estados Unidos, la mayoría de ellos republicanos, se sumaron a la carta de Kissinger y de Eagleberguer, respaldando la petición al presidente Clinton de que crease esa tal comisión bipartidista.

En octubre nuevamente se revelan algunas actividades de la Agencia Internacional para el Desarrollo. Antes expliqué cómo un funcionario del Departamento de Estado había dicho que estaban dando dinero para que, a través de determinadas organizaciones en Estados Unidos, financiasen la contrarrevolución dentro de Cuba.

Bueno, ahí explicaban 10 proyectos que estaban desarrollando, o que iban a desarrollar, por valor de 2,75 millones; y para el siguiente año fiscal —o sea, el que ya ha comenzado—, otros 3 millones más.

En octubre, el día 14, por séptima ocasión consecutiva, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución condenando el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba por 157 votos contra 2. No hay que ser presidente de la república, no hay que ser senador para saber que eso implica una clarísima aplastante mayoría, que por séptima vez ha dicho: este señor ha estado violando las leyes internacionales, está haciendo una política inadmisible y tiene que cambiarla.

Pues la semana siguiente, 21 de octubre, después de negociarlo en secreto un pequeño grupo de legisladores y funcionarios, el Congreso norteamericano aprueba y el Presidente promulga la Ley del Presupuesto para el actual año. En esa ley no le hacen el menor caso a las Naciones Unidas. Por cierto, tampoco incluyeron en ese presupuesto lo que le tienen que pagar a la ONU, porque le deben mucho a Naciones Unidas, son centenares de millones de dólares que Estados Unidos ha dejado de pagar y que tiene la obligación de hacerlo, como hacen todos los demás Estados miembros de la ONU. Bueno, de eso no se ocuparon; pero sí se ocuparon de introducir 12 enmiendas, relacionadas con Cuba, en esa Ley del Presupuesto, que endurecen el bloqueo, que lo extienden.

No voy a explicar las 12. Una de ellas socava directamente el famoso entendimiento con la Unión Europea —del que hemos hablado

antes—, al establecer no solo que van a continuarse negando las visas a los empresarios que inviertan en Cuba; es decir, el llamado Título IV de la Ley Helms-Burton que habían prometido enmendar o suspender, y no solo no lo suspenden, sino que establecen que con una periodicidad determinada, y empezando a los 30 días de aprobarse esa ley —no he visto el informe, pero tienen que haberlo hecho, si se acordaron de su obligación—, tiene que reportarle el gobierno al Congreso cómo está aplicando ese Título IV de esa Ley, ese título que se habían comprometido ante Europa a suspender. Esa es una.

La otra es esto que ya he explicado antes, de la descarada actividad de promoción de la subversión, de tratar de socavar a la sociedad cubana. Dije los millones que habían anunciado en octubre, los millones que habían anunciado antes. Bueno, ahí introdujeron el gran aporte legislativo: para este presupuesto, "por lo menos", tienen que destinar 2 millones. Antes tenían los 2 millones o una cantidad equis, pero como tope, como es en todo presupuesto; ahora tienen que gastar "por lo menos" eso.

No hace falta insistir mucho para que se comprenda que esto es inadmisible, que es algo intolerable, que es una violación de la soberanía cubana, de la independencia, pero que además es una aberración desde el punto de vista del derecho y hasta de las normas presupuestarias.

En esta legislación del presupuesto introdujeron otra enmienda —una de esas 12— relacionada con Cuba que también quiero mencionar porque tiene mucha repercusión posterior: la Sección 211 de esa Ley del Presupuesto; sencillamente, viola los principios más elementales de la propiedad intelectual, de las marcas y patentes que se aceptan universalmente, estableciendo que los tribunales norteamericanos no pueden reconocer ningún derecho a ninguna marca o patente de ninguna empresa —extranjera, no norteamericana— que tenga conexión con propiedades que se alegue fueron propiedad de algún norteamericano. Esto, por cierto, tiene que ver con una cosa muy actual —a la que espero referirme más tarde, porque quiero seguir con la cronología—, que sería del tipo de cosas sobre las cuales uno hubiera esperado que el Departamento de Estado se hubiera pronunciado. De eso no hablan una palabra el 5 de enero.

Pero esta Sección 211 es hoy la fuente de un diferendo serio. En primer lugar, es un insulto para Europa, cuando están prometiendo un entendimiento, reducir o tratar de solventar la contradicción con Europa por la Ley Helms-Burton; nada más y nada menos que hoy hay un esfuerzo para castigar injusta e ilegalmente a una empresa europea, socia comercial nuestra en la venta de ron.

En el mes de octubre se sabe que el Departamento del Tesoro ha abierto una investigación contra la organización Global Exchange y contra los Pastores por la Paz, por haber realizado viajes a Cuba sin el permiso pertinente. "Flexibilidad" en los viajes, y se produce algo que no se producía en Estados Unidos hacía muchos años, que es que somete a una investigación a dos instituciones norteamericanas por haber cometido el pecado de viajar a Cuba sin permiso y en ese mismo mes de octubre se le prohíbe a un importante grupo de hombres de negocios del estado de Oklahoma visitar a nuestro país; ellos respetuosamente concurrieron a hacer sus trámites y la respuesta fue negativa.

Del fin de año y del comienzo del año, quizás lo más interesante ha sido cómo fue creciendo, cómo se fue desarrollando en Estados Unidos un cierto movimiento en favor de la creación de esa comisión bipartidista para estudiar la política; lo más elemental, lo más sencillo: estudiar, ver, meditar, reflexionar, analizar una política que es tan rechazada internacionalmente y que, además, no ha producido sus frutos.

Este año se puede encontrar cualquier cantidad de informaciones o comentarios sobre la famosa comisión bipartidista, que si se anuncia mañana, que si la semana que viene, que si va a ser antes de fin de año, que si va a ser los primeros días de enero; lo que nadie dijo nunca es que no se fuera a crear, a nadie se le ocurría por una razón muy sencilla: El Presidente es del Partido Demócrata, ¿no es así?, el Partido Republicano se supone que es su adversario político, tiene mayoría el Partido Republicano en las dos Cámaras; los republicanos, un buen número de ellos, encabezados por los cuatro republicanos que fueron cancilleres de Estados Unidos en el período anterior, personas, además, de mucha experiencia, de mucho prestigio y reconocidos como autoridad en el campo de las relaciones internacionales, son los que están proponiendo la idea. No es un grupo de izquierda, no es un grupo radical, es un grupo moderado-conservador; uno podía suponer, todo el mundo suponía, viniendo esta propuesta de la oposición conservadora, respaldada también por los elementos más liberales, por los que están en contra del bloqueo, o por los que quieren modificarlo en un sentido humanitario, lo único que hace falta es que el Presidente diga: "Perfecto, vamos a crear esa comisión." Además, no se compromete ni a levantar el bloqueo, ni a hacer ningún cambio, sino a estudiar.

Pero estudiar algo que está tan desprestigiado, que carece de tal modo de argumentos, de razones, de moral, que la ultraderecha fascista, los anexionistas, la extrema derecha sabe que cualquier revisión que se haga solo puede conducir a la conclusión de que hay que abandonar esa política.

Pues llegamos al mes de enero, cuando todo el mundo estaba esperando, cuando citaron a los periodistas al Departamento de Estado, y posiblemente todos los ingenuos de este mundo pensaron: "¡Ah!, van a explicar lo de la comisión." Bueno, pues vienen las famosas medidas, o el famoso anuncio del 5 de enero. Lo primero que anuncian es que el bloqueo se mantiene intacto, sin modificación. Lo segundo que dicen es que no crean la comisión, no están dispuestos siquiera a revisar la política. Así presentaron el anuncio: "Estas medidas que vamos a anunciar no tienen nada que ver con el embargo", como dicen ellos; "el embargo sigue siendo la ley, se mantiene igual", nada cambia. Entonces vienen las medidas que voy a pasar por arribita, nada más que las voy a mencionar ahora:

Se refieren a las remesas. Se refieren a los vuelos directos entre los dos países. Se refieren a la posibilidad de viajes de norteamericanos hacia Cuba. Se refieren a la correspondencia entre los dos países. Se refieren a alimentos —de eso se estaba hablando desde las medidas de la "flexibilización" anterior—, y, por supuesto, acompañado con otras medidas relativas a trasmisiones de televisión y radio contra Cuba, y, además, a lo que ellos llaman "diplomacia pública", que es gastar recursos en América Latina y en Europa para defender su política. Esta política carcomida, esa política repudiada por todo el mundo, la política que 157 países rechazan, entonces tienen que gastar más plata, más recursos, para tratar de convencer, de mover a otros a aceptarla de alguna forma.

Después vamos a regresar a las medidas en concreto.

En diciembre 9 el subsecretario Peter Romero, en Miami, está en una conferencia internacional, dice que la señora Albright está pensando para ver qué decide con relación a la comisión bipartidista. Yo pensaba que ella si acaso recomendaría al Presidente y que el Presidente decidía, pero uso los términos que usó el señor Romero: Para tomar su decisión la señora Albright —estaba en consulta—, allá en Miami. Se reunió —adivinen con quién— con los tres legisladores de origen cubano para discutir el asunto. Alguna gente optimista pensaba: Seguro que es para explicarles que van a crear la comisión; sin embargo, fue para lo contrario.

El 5 de enero, anuncio por la Casa Blanca, el vocero de la Casa Blanca, el señor Lockhart se reúne con los periodistas. Primera pregunta: ¿Significa esto un cambio significativo de la política hacia Cuba? Dice: "No, no hay ningún cambio significativo" —estas medidas que se anuncian dan risa, porque realmente parece un chiste—, "sencillamente es un desarrollo que estamos construyendo sobre los éxitos de las iniciativas que el Presidente anunció en marzo." Es decir, esto nada más; siguen construyendo sobre un edificio, cuyas características son las que ya señalé. Eso fue en la Casa Blanca, el señor Lockhart.

En el Departamento de Estado se reúnen tres funcionarios: uno de ellos es Romero, otro señor del Consejo Nacional de Seguridad y otro también del Departamento de Estado, el Jefe del Buró Cuba, para explicar lo mismo, las famosas medidas.

Pregunta: "Señor Romero, ¿esto significa o se asocia con una política de más largo plazo, de más envergadura, de cambio?" Respuesta de Romero: "Primero que todo, déjeme decirle que las medidas que hemos decidido emprender no tienen nada que ver con el embargo, have nothing to do with the embargo. El embargo es la ley de esta tierra, está en su lugar, y por el futuro previsible, salvo que el Congreso lo cambiara, seguirá siendo aplicado."

Digo esto porque en la prensa, en los comentarios, y como es tan absurda la política y está tan aislada y tan rechazada, pues mucha gente se imagina que si van a hacer un anuncio va a ser para cambiarlo, para modificarlo, para avanzar en esa dirección. Lo que a nadie se le puede ocurrir es que a estas alturas citen a la prensa no para anunciar que abandonan esa política, no para anunciar que acatan el llamado de la comunidad internacional, o que al menos la modifican en parte, como les está pidiendo un grupo de legisladores, por lo menos que anuncien que van a revisarla. Es difícil imaginar que citen a la prensa para decirle: No, esto sigue igual, tal y como está, y a la vez también hacerle creer a la gente que ha habido alguna "flexibilización". Después vamos a volver sobre eso.

Pero se reúnen con los periodistas, hacen el anuncio de una nueva "flexibilización", que es lo que se ha dado a entender en algunos medios, o sea, más de lo mismo del 20 de marzo.

Pero qué cosa más curiosa, porque cualquier "flexibilización", cualquier apertura en esta política uno debería pensar que no tuviese el respaldo de la llamada Fundación Nacional Cubano-Americana; pero ellos están muy contentos, están muy contentos, sencillamente, en primer lugar, porque la administración rechazó la propuesta de crear la comisión.

¿Se imaginan al señor Helms respaldando la flexibilización de la política de bloqueo? Bueno, pues aquí el señor Rubin, vocero del Departamento de Estado, al día siguiente —no estaba ebrio por la carrera dando la información—, pudo pensar tranquilamente, y cuando le preguntan: "¿Qué piensa el senador Helms?", que es el presidente de la Comisión del Senado, dice una cosa muy interesante: "La Secretaria habló con él antes y nosotros hemos estado en contacto con sus asesores antes de tomar la decisión, y les puedo decir que no hay ningún problema respecto a la posición de él." Hay que decir que desde el 14 de mayo del año pasado, cuando presentó su plan cínico y provocador, ya mencionado, el señor Helms propuso exactamente las mismas medidas que anunciaron el 5 de enero. Lo de ahora parece en realidad, en la letra y en su espíritu, una copia al carbón de lo que había recomendado hace casi siete meses.

¿Se imaginan el entusiasmo del senador Torricelli en favor de la flexibilización, del cambio del bloqueo contra Cuba, de moverse en una dirección más razonable? Es difícil imaginarlo, ¿no? Pues curiosamente, el senador Torricelli es uno de los que las apoyan, sus palabras son: "Las nuevas medidas son inobjetables, nada aquí me ofende moralmente." Ese es Torricelli.

Por cierto que el señor Rubin tuvo algunas dificultades con los periodistas, porque hay gente siempre que no se conforma con la píldora que le quieren hacer tragar. Toda esta página es el diálogo de él con un periodista, que le dice: "Pero yo no entiendo esto. Saddam Hussein, a quien le lanzamos cohetes, a quien tratamos de desbaratar, le hemos hecho varias veces la guerra, puede comprar medicinas en este país, puede comprar alimentos, ¿por qué Cuba no?" Entonces ahí el señor Rubin se enreda, da una explicación; pero el periodista le dice, sencillamente: "A mí me parece que ustedes tratan de modo diferente a Saddam Hussein que a Cuba."

New York Times —fíjense el título—: "Los exilados anti-Castro" —es la forma que ellos emplean siempre al referirse a Cuba— "ganan límites en los cambios."

El primer párrafo de este artículo de este periodista es muy ilustrador, dice: "Los expertos de política internacional, los arzobispos católicos, la Cámara de Comercio y los principales senadores se esforzaron por lograr que Estados Unidos cambiara su política hacia Cuba de modo significativo; pero el presidente Clinton y su pretendido sucesor, el vicepresidente Gore, rechazaron la idea, incluso la idea de abrir un serio análisis de esa política", y cita a un académico norteamericano, el señor Wayne Smith, que fue jefe de la Sección de Intereses en Cuba hace años. Yo no quiero insultar a nadie, solo voy a leer lo que dice Wayne Smith: "En estos días no hay mucho coraje político en Washington." Es la conclusión que él saca ante esta conducta.

El senador republicano por Minnesotta, Rod Grams, que es uno de los que firmó la carta pidiendo la comisión, dijo lo siguiente: "Al rechazar esta comisión, el Presidente ha rechazado el sentido común; después de años de un embargo inefectivo, es tiempo de revisar independientemente nuestra relación con Cuba."

El senador Warner, que fue el que promovió aquella carta pidiendo la comisión bipartidista, expresó su desagrado por el hecho de que le hubieran liquidado la idea de su comisión sin haberla considerado seriamente, y que el Presidente había perdido una oportunidad de tomar una iniciativa importante, y dijo lo siguiente —voy a citarlo a él—: "La actual política trata a Cuba con mayor crueldad que como tratamos a Iraq y a Corea del Norte, donde los bloqueos norteamericanos son menos restrictivos."

Warner, republicano por Virginia, expresó cómo aquí McGovern y Moakley, dos representantes demócratas, deploraban el hecho de que no hubieran creado ni siquiera esa comisión.

El senador Dodd fue uno de los que se expresó con más claridad, es un hombre que ha tenido una posición muy neta con relación a esta cuestión del bloqueo; nos visitó no hace mucho. El dijo que lamentaba que ni siquiera se hubiera podido tomar una decisión para establecer la comisión bipartidista para revisar la política, como lo habían recomendado 24 senadores norteamericanos, y expresó también que "estoy desilusionado que nada se hubiera podido hacer para remover los impedimentos en la venta de medicinas a Cuba". Por lo menos eso, la cosa más elemental, que a un espíritu humanitario como el del senador Dodd tiene que haberle chocado particularmente en esta ocasión.

Hubo personas, más allá del Congreso, que también dieron opiniones. Voy a citar solamente aquí a una empresaria norteamericana que definió, resumió la situación con estas palabras: "Es prácticamente una maniobra de relaciones públicas en la que el Gobierno norteamericano busca ganar crédito sin hacer absolutamente nada", o sea, cuando no han hecho absolutamente nada, pero es el manejo, el modo en que lo presentan, que tratan de que se refleje en los medios. Pero no han tenido éxitos, porque realmente hay gente que sí habla de flexibilidad, de nuevas medidas, etcétera, etcétera, pero a mí me gusta mucho este titular del Chicago Tribune: "La política provoca bostezos y críticas", o sea, este cambio de política lo que provoca es bostezos o críticas porque se esperaba otra cosa. No se considera que hayan hecho realmente nada sustantivo, y todo el mundo suponía que al menos la creación de esa comisión con tan amplio respaldo se hubiera hecho.

Quiero volver a las medidas, a las famosas medidas. Hay que recordar lo que ya expliqué, y por eso me tomé algún tiempo en eso, con relación a la situación de las del 20 de marzo.

En primer lugar, el 5 de enero se ha ratificado el bloqueo y su plena vigencia y no se ha tomado ninguna medida real, salvo una: No crear la comisión bipartidista. Eso sí es concreto. La decisión de no crear la comisión bipartidista no requiere trabajo de los burócratas, no hay que hacer ninguna regulación, ninguna ordenanza. Ya, se acabó: No a la comisión bipartidista; no a la revisión de la política hacia Cuba, sino unas medidas que dice la Albright, dice su Subsecretario, dice el vocero de la Casa Blanca, no tienen nada que ver con el bloqueo. No lo digo yo, lo dijeron ellos: Have nothing to do. No tiene nada que ver.

Vamos a verlas una por una.

Las remesas. Los cubanos que viven en Estados Unidos van a seguir siendo los únicos pobladores de la Unión Norteamericana —porque ahí todo el mundo, salvo los aborígenes, vino de algún otro país, una nación de emigrantes— que tengan un límite para lo que les puedan enviar a sus familiares o para las veces que puedan visitarlos. No hay absolutamente nada de ampliación, de agregar, no pueden mandar ni un centavo más, 300 dólares por trimestre y punto, mientras que cualquier otro emigrante puede enviar mil, diez mil o lo que quiera sin límite alguno ni darle cuenta a nadie. No, no, no, "usted lo que puede mandar es esto, porque usted es cubano y porque esto va para Cuba". Si usted es de otro origen nacional, nadie se va a meter, ni siquiera a averiguar lo que envía. Y, como ya expliqué, hay una señora por ahí que se buscó una sanción por pretender enviar más.

Se mantiene, por tanto, la discriminación contra ese grupo nacional, las personas de origen cubano. Sigue —porque eso es desde marzo 20— el control, las auditorías, la vigilancia para que usted no envíe más de lo que puede enviar, o afronte —como explicó el jefe de la Sección de Intereses en La Habana— la posibilidad de una sanción, un procedimiento criminal.

Sigue todavía la gente de la Western Union cumpliendo un aniversario más y otro mes más a la espera de que le permitan viajar para poder discutir sobre la eventual instrumentación de las remesas.

Sí agrega un elemento nuevo ese anuncio: la posibilidad de que otras personas o entidades norteamericanas, autorizadas caso a caso por el gobierno norteamericano mediante licencias específicas, puedan enviar dinero desde Estados Unidos hacia Cuba a otras entidades o personas, aunque no sean sus familiares. ¿Qué diablos es eso? ¿No es la continuación de lo que estuve explicando que anunció el Director de Asuntos Cubanos el 7 de mayo, que habían dado 2 millones y 2 millones más, y después lo que repitieron en octubre, que habían dado 2,75 y que darían 3 más?

Ahora, para intensificar su guerra contra Cuba en el plano político, ideológico, en el terreno de la subversión, para lo que tienen ya luz verde del Congreso en la Ley del Presupuesto que aprobaron, que les permite gastar, "por lo menos 2 millones" —por lo menos 2 millones pueden ser 30 millones, 100 millones, cualquier cantidad de millones, lo que no puede ser es menos de 2 millones—, además de eso se les ha ocurrido la idea de utilizar a otros, de que otras instituciones norteamericanas, no ya solo el gobierno, no ya con cargo al presupuesto federal, sino además fundaciones, organizaciones no gubernamentales, qué sé yo, puedan financiar a personas que no son parientes de ellos.

No es la ayuda normal, natural dentro de una familia, sino una acción promovida por el gobierno de Estados Unidos con finalidad claramente subversiva, contrarrevolucionaria, injerencista, de un modo que, realmente, no puede sino ser rechazado de la forma más categórica. El mismo gobierno que restringe, limita, controla lo que un cubano puede enviarle a su padre, o a su sobrino, ese mismo gobierno pretende convertir a los norteamericanos, a instituciones norteamericanas, algunas que menciona, algunas instituciones religiosas, instituciones de este tipo, en instrumento para el soborno, para comprar conciencias aquí en Cuba, para buscar el modo de fabricar traidores, de fabricar elementos que sirvan a los intereses de Estados Unidos contra su propio país de origen. Que cada norteamericano compre a un cubano parece ser la consigna, como si fuéramos esclavos, como si estuviéramos en venta.

Es bueno recordar que en Estados Unidos hay leyes muy severas que castigan fuertemente a quien reciba ayuda material o económica o, incluso, tenga otro tipo de vínculo con el extranjero y que a este respecto ha habido varios sonados escándalos relacionados con la última campaña electoral.

Hay que decir que en la reunión con los periodistas, los funcionarios del Departamento de Estado y del Consejo Nacional de Seguridad, incurrieron, además, en otros aspectos muy insultantes. Todo esto es un insulto a la independencia, a la soberanía, a la dignidad nacional cubana; pero también los que insultan a una nación entera, por qué no van a insultar a las iglesias. Porque decir, imaginar que autorizan a que organizaciones de allá y personas de allá le puedan enviar dinero a organizaciones religiosas en este país, o a las de allá para que se las envíen a las de acá, como medio de promover el "tránsito hacia la democracia", como medio de ayudar a cambiar el sistema político de Cuba, ¿eso no es injerencia? ¿Eso no es desconocimiento de la soberanía y de la independencia nacional cubana? ¿Eso no es ignorar la dignidad nacional completamente? Pero es un doble insulto pretender manipular a instituciones que no tienen esa función.

Yo estoy seguro de que ese no es el pensamiento ni la actitud de los creyentes, eso no tiene nada que ver con el espíritu cristiano ni con los sentimientos religiosos. Es más, debo decir que yo recibí llamadas de algunos compañeros pastores religiosos protestantes que son amigos míos, para expresarme su indignación y la indignación que siente su feligresía, y me decía uno de estos amigos que ellos no tienen nada que ver con cosas de este tipo, que su misión es mucho más elevada, mucho más digna y más noble, como es la que tiene toda institución religiosa.

Eso es lo nuevo, que ahora puede haber, además, remesas para que encima de lo que el presupuesto federal tiene para la subversión, haya algunos norteamericanos que contribuyan a esa faena deleznable de tratar de socavar a la Revolución Cubana.

Vuelos. Recordé que por allá por julio del año pasado habían suspendido los vuelos indirectos, los vuelos por terceros países, porque iban a hacer otra vez los vuelos directos.

Ese punto más o menos es lo mismo: se mantienen los vuelos con las restricciones, los controles, los chequeos, la oficina reforzada en Miami para eso, y el que se salga, le puede pasar lo que le pasó a esta señora. Lo único nuevo es bastante viejo, en cierto sentido: la posibilidad de que los vuelos no sean desde Miami solamente y hacia Miami, sino que incluyan otras ciudades norteamericanas.

El presidente Clinton, cuando habló el 20 de marzo, dijo más o menos lo mismo. El no dijo que fuera una sola ciudad, él dijo que se iban a ampliar, se iban a hacer otras posibilidades. Cuando se reunieron sus burócratas con los periodistas en aquella ocasión, me acuerdo que uno hasta puso un ejemplo: Mire, pudiera haber de New Jersey.

Ha habido gente que ha mandado cartas —yo tengo algunas por aquí—, de algunos estados norteamericanos al gobierno, porque pensaron, cuando en marzo "flexibilizó", cuando decía que se ampliaba: "Puede ser que ahora me den la oportunidad de volar desde aquí." Cuando después vino la regulación en mayo: "No, es nada más que lo que había antes, desde Miami."

La otra cosa que dice es la posibilidad de que no solamente vengan a La Habana, sino que vayan a otras ciudades cubanas. Por supuesto que en eso, como en cualquier cosa que toque a Cuba, hay que contar con Cuba. Los aviones vienen según nosotros estemos de acuerdo que vengan; las personas vienen con una visa que nosotros les otorgamos. Ni la señora Albright, ni el señor Romero, ni ninguno de esos caballeros decide nada en este país, este país no es una colonia norteamericana.

Pero, bueno, es que eso no es nuevo, si cuando había esos vuelos indirectos iban a otros puntos de Cuba que no era solo La Habana; en realidad, fueron ellos los que cerraron la posibilidad de que hubiera, como hubo hasta julio del año pasado, vuelos a Camagüey, creo que a Holguín también. Es decir, como no era directo desde Miami, sino que desde Miami iban, digamos a Nassau, desde ahí seguían a La Habana o al este de Cuba.

Como ven, ese punto, realmente, no es nada; es como dijo esta empresaria que cité: No es nada, pero dan la impresión de que ellos son los que están ampliando, "flexibilizando".

Bueno, dicen que van a "flexibilizar" las posibilidades de visitas de norteamericanos a Cuba, aunque siempre limitadas exclusivamente a un mínimo de personas, a las categorías que ellos consideren más conveniente a sus fines políticos, todos controlados mediante sus licencias y manteniendo la prohibición de viajar libremente, que castigan con severidad. Ellos podrán flexibilizar todo lo que les dé la gana; por supuesto, el visitante tendrá que pasar por nuestra oficina en Washington para recibir un visado, y aspiramos, por supuesto, a que los ciudadanos norteamericanos puedan ejercer su derecho constitucional a viajar a nuestro país. Hay más de los que ellos quieran reconocer, incluso en Cuba en estos momentos, porque siempre hay norteamericanos que no aceptan estas restricciones.

Nosotros somos partidarios de que se abra, de que pueda haber más visitas de norteamericanos a Cuba, los que deseen hacerlo y las veces que lo deseen, sin irritantes y arbitrarias exclusiones; somos partidarios de que no haya bloqueo; somos partidarios de que haya respeto, de que haya una relación normal. Los que inventaron convertir en un crimen el visitar a Cuba fueron ellos, los que han castigado y han perseguido a los norteamericanos por viajar a Cuba. Ahora dicen extrañamente que van a "flexibilizar".

¿Significa eso que las amenazas contra Pastores por la Paz las van a mantener o las van a suspender? ¿Que las investigaciones sobre Global Exchange las van a mantener o van a dejar de amenazar a los que han venido?

Han hablado también de la posibilidad —esto habría que estudiarlo, no lo dan ni siquiera como una política totalmente anunciada, sino algo que habría que examinar— de restablecer la correspondencia directa entre Cuba y Estados Unidos. Perfecto. ¿Quién fue el que la suspendió? ¿Quién fue el que prohibió los medios de transporte que durante decenios, durante todo este siglo traían la correspondencia, las cartas? ¿Quién inventó el bloqueo, las restricciones? Fue Estados Unidos.

Yo no sé cómo se podrán trasladar las cartas directamente si no hay modo, regularmente, de tener una comunicación aérea normal, como es en todo el mundo, como establecen los convenios internacionales. No se trata de enviar las cartas con palomas mensajeras, ni usar mecanismos que no sean los regularmente establecidos, que es algo que está prohibido por el bloqueo.

Pero hay algo también muy importante. En Cuba, cuando llegaba la correspondencia, los bultos postales de Estados Unidos, en alguna ocasión cinco compañeros sufrieron heridas muy serias y hubo bastante destrucción material, porque dentro de esos bultos venían bombas que habían enviado desde allá. De esto hace años, hace como 30 años.

Por aquella época algún empleado norteamericano, en alguna ocasión,.... que fueron heridos porque alguien había puesto una bomba dentro de un paquete que iba a ser enviado con destino a Cuba, aunque no era directamente.. Algunos años más tarde —1979-1980 me parece que fue—, hubo cuatro empleados norteamericanos en el aeropuerto de Nueva York que fueron heridos porque alguien había puesto dentro de un paquete que iba a ser enviado con destino a Cuba, aunque no era directamente, una bomba.

Creo que, por supuesto, una cosa como esta —ellos lo dicen en su anuncio— tendría que ser elaborada, estudiada, como se hace entre todos los países.

Una de las cosas fundamentales que yo les preguntaría sobre cómo establecer esta comunicación directa sería: ¿Qué van a hacer ustedes con sus terroristas? ¿Qué van a hacer ustedes para garantizar que, ni aquí ni allá, alguien sufra como consecuencia de acciones que tienen un largo historial, desde allá, de gente que está allá, que siguen estando allá organizados y activos? Francamente lo que hace falta que ellos anuncien, las medidas que deberían anunciar, que hace rato debían haber anunciado, son las medidas efectivas para poner fin a la tolerancia y al apañamiento a grupos terroristas que colocaron bombas en hoteles en Cuba no hace mucho —como sabemos—; pero que, además, no han cesado de conspirar y de planear acciones contra nuestro país, sin ningún miramiento.

¿Pueden ellos garantizar que cosas como estas no ocurran? ¿Me van a convencer a mí de que ellos van a hacer esfuerzos serios para garantizarlo? Si no han sido capaces de hacerlo con los que varias veces intentaron y en alguna ocasión lograron destruir naves cubanas en pleno vuelo, algunos de cuyos autores residen felizmente en Miami, ¿quién me garantiza a mí que sean capaces de tomar medidas serias para impedir que dentro de algún avión haya algo que pueda hacer daño en el lugar de destino?

Entonces hablan de venta de alimentos o posibilidad de insumos agrícolas a entidades o individuos. Ahí aparecen otra vez las iglesias nuevamente, y específicamente, porque cuando les preguntan a estos caballeros que explicaban las medidas, que alguien les preguntaba: ¿Pero quién va a ser, a dónde van a parar? Dice: "Bueno, por lo pronto tenemos las iglesias cristianas", como idea que se le ocurre. Habla de los católicos y protestantes. Quiero que esto quede bien claro, no soy yo el que lo dice, yo no creo que nuestros cristianos estén pensando en nada de eso, eso no tiene nada que ver con el cristianismo. Creo que es un verdadero irrespeto, insultante para cualquier religioso cubano o norteamericano, el presentar su institución, que tiene una misión distinta en la vida, como instrumento, como vehículo para servir a los propósitos desestabilizadores, subversivos de una potencia imperialista, arrogante y desconocedora de todas las normas que es capaz de exponer todas estas cosas pública y abiertamente.

No es que ellos vayan a autorizar que se venda un chícharo o que se envíe una semilla de nada. En primer lugar, es caso por caso y autorizado por ellos, con licencia. Ellos van a seleccionar, si algún grupo, alguna entidad norteamericana le quiere enviar dinero, o, en este caso, productos alimenticios, o relacionados con la agricultura; pero decidido por Washington, acordado por ellos, con una licencia, no es a cualquiera, sino al seleccionado por ellos, según su objetivo e intención. No tiene nada que ver con preocupación humanitaria o de ningún otro tipo sobre la alimentación de los cubanos, o sobre las semillas, o los aperos de labranza que posea un campesino, o un cooperativista, o nuestro pueblo.

¿Recuerdan lo que dije de marzo 20, cuando el presidente Clinton hablaba de discutir con el Congreso para encontrar fórmulas que permitieran "transferir" alimentos hacia Cuba? ¿Qué se discutía entonces?, si eran donaciones o si eran ventas. Pues aquí van más para atrás, ahora es usar eso exclusivamente como un arma, como un instrumento de subversión, de socavamiento de un país, de soborno.

¿Por qué no a todo el pueblo?, como dijo Clinton el año pasado: "transferencia a Cuba", no a un particular, caso por caso, no con esta finalidad conspirativa, autorizado por ellos, estudiado bien, con una finalidad obviamente subversiva. ¿Con qué derecho y con qué moral pueden pretender privilegiar a nadie, crear aquí nuevos explotadores, que tengan la posibilidad de contar con cosas que no tiene el resto del pueblo, el mismo gobierno que, al mismo tiempo, pretende matar a este pueblo negándole alimentos y medicinas?

Creo que la inmoralidad de esta concepción es tan evidente, que lo que resulta sorprendente es que tengan el descoco, el descaro de pretender, seguramente sin contar con ellas, sin pedirles su opinión, manchar a instituciones que merecen todo el respeto nuestro, pero también de ellos, que deberían empezar por respetarlas, al presentarlas como posibles candidatas a ser cómplices de esta política que realmente solo merece el repudio y el rechazo más indignado.

Y, por supuesto, lo de la última medida: "diplomacia pública". Más plata, más recursos para convencer a la gente en América Latina y en Europa de que esta política es buena; parte de ella es tratar de engañar a mucha gente con que hay "flexibilización", que esto cambia, ¿para qué? Para lograr lo que es, en definitiva, el interés mayor de ellos: ver cómo pueden contrarrestar esa marea creciente, que va a seguir creciendo, de rechazo al bloqueo; que va a seguir creciendo en el mundo y dentro de los propios Estados Unidos, y van a tener esta eterna contradicción: tratar de confundir, de desmovilizar a la gente, mientras no cambian. Mejorar su imagen, decía aquella empresaria, sin hacer absolutamente nada.

No puedo concluir sin tocar algunos otros puntos que me parecen esenciales.

Quiero regresar al tema de las medicinas. Dicen que el 20 marzo "agilizaron" los trámites para que pudiéramos comprarlas. Reitero, queridos compañeros, que eso es una monumental mentira, que Cuba no ha podido adquirir ni una aspirina y que no es posible hacerlo en Estados Unidos. Pero hay mucho más que eso: en realidad no solamente nos privan de la posibilidad de adquirir medicamentos, piezas o equipos médicos en Estados Unidos, sino que es mucho lo que hacen para que no podamos adquirirlos en otras partes.

Aquí está, por ejemplo, este fax (Lo muestra). Este fax le comunica a CUFLET, nuestra empresa de fletes, la imposibilidad de que un barco cargado de medicamentos chinos, adquiridos en China, que es un país hermano que no tiene nada que ver con el bloqueo, llegue a Cuba. Contratamos un importante cargamento de medicamentos esenciales chinos, en un barco desde China que viene hasta Cuba a traernos esos medicamentos, ¿pero qué ocurre? Que la empresa armadora de ese barco le da instrucciones al capitán del barco, ya que va desde el Lejano Oriente hasta las Antillas, para que de regreso pase por Estados Unidos y recoja una carga porque él regresaba para Asia, económicamente tiene mucho más sentido que hacer un viaje y volver vacío. Cuando hacen los contactos para después de venir a Cuba pasar por Estados Unidos a recoger la carga, le dicen que no pueden, porque recordemos que desde la Ley Torricelli, desde 1992, el barco que toque puerto cubano no puede tocar puerto norteamericano en seis meses. Entonces aquí está el mensaje: Very sorry, dice al final.

Cuba tuvo que salir a este mundo a volver a buscar esos medicamentos necesarios para nuestro pueblo, con las limitaciones de recursos que tenemos, pero aquí no se deja de hacer el máximo esfuerzo por el bienestar de la gente. Demoramos tres meses en conseguir otra vez los medicamentos, y, por supuesto, tuvimos que pagarlos mucho más caro, porque el vendedor se da cuenta y dice: Si estos están viviendo en estas condiciones de tal hostigamiento... Eso se paga en términos económicos.

Tengo unos cuantos casos más. Este es uno famoso, los riñones artificiales que nos donó una ONG, pero, como es lógico, los equipos se gastan, requieren cambios de piezas, cuando se van a tratar de adquirir las piezas de repuesto se recibe esta comunicación: "De acuerdo con su solicitud por fax en curso, desafortunadamente no podremos suministrarle los equipos COBE, ya que por tener sociedad con una compañía de Estados Unidos, no me autorizan vender equipos ni refracciones a su país. Espero pronto cambie esta situación y pueda atenderlo como usted se merece."

¿Se "flexibiliza" o no se flexibiliza? ¿Se cambia o no se cambia? ¿Se "agilizan" los trámites o no se agilizan?

Esto creo que vale la pena que nuestro pueblo lo vea, porque esto es uno de los varios formularios que hay que responder para solicitar una licencia. ¿Qué va a "agilizar" el presidente Clinton? Los trámites para las licencias.

¿Qué cosa es una licencia para comprar medicinas? En primer lugar, se le recomienda a cualquiera que quiera que se lea este documento (Lo muestra), que es una guía que explica todo lo que tiene que hacer para el trámite de solicitar la licencia. Como ven es bastante larguita, y de ahí vienen entonces varias planillas. Esta es una: el Modelo BXA-748-F, que no es el único. Como ven (Lo muestra) hay una serie de pregunticas y datos que hay que dar. Déjenme leerles un pedacito de lo que dice en la explicación de cómo llenar el modelo.

"Requisitos de las licencias: Debido a que Cuba es un país bajo condiciones de embargo, prácticamente todos los bienes norteamericanos requieren una licencia de exportación del Departamento de Comercio. Estas solicitudes, para la mayoría de los bienes, pueden recibir una respuesta negativa, aunque algunos bienes en específico se someten al análisis caso por caso."

Después explica el formato, explica lo que tiene que hacer. Esta es la BXA-748, como dije; bueno, esta es la BXA-711, que es otra (Lo muestra).

"Para vender un medicamento" —dice aquí—, "fíjense en la casilla 24, debe describir aquí o en una carta adjunta de explicación las condiciones de monitoreo, verificación en el lugar que ha confeccionado para asegurarse de que los artículos lleguen a su punto final y sirvan de uso para aquellos que estaban destinados. Esto debe incluir el nombre de la parte que realiza el monitoreo, su frecuencia y quién mantendrá los registros.

"Las opciones de la entidad para el monitoreo incluyen, aunque no están limitadas, el monitoreo por parte del solicitante, los grupos caritativos o religiosos, los diplomáticos occidentales, o los grupos occidentales No Gubernamentales.

"Se deben mantener los registros de las inspecciones in sito y lograr que estén disponibles para las autoridades de Estados Unidos, según se solicita."

O sea, tienen que hacer todo ese complicado mecanismo de monitorear y de seguir hasta el uso final del producto, y en el producto médico, la medicina, ¿quién es el usuario final? El paciente, ¿no? Verificar, estar seguros de que la aspirina se la tomó el paciente, los inspectores occidentales, religiosos, caritativos que estarían en las farmacias donde ven que alguien compró unas aspirinas. Pero eso no es prueba de que la aspirina fue al destinatario final, hay que seguirlo a la casa a ver si se tomó la pastilla.

Aquí tengo una carta que es muy reveladora, que le envía a MEDICUBA, el 1ro. de julio de 1998, una empresa que no voy a dar los detalles, porque capaz de que le pase algo: "Tengo malas noticias. Hoy día recibí del Departamento de Comercio" —el que tiene que emitir las licencias de exportación— "otro papelón" —no lo digo yo—, "otro papelón con requisitos adicionales para la licencia de exportación de los electrodos y accesorios. Ahora piden una declaración de quién habrá de ser el usuario de estos componentes y verificación de que la mercancía se usa para los propósitos declarados."

El gerente extranjero que manda la carta, sigue diciendo: "Aun si estas condiciones fueran aceptables por ustedes —lo dudo mucho—, no son aceptables para mí y mi impresa. No es comercialmente factible asumir esta responsabilidad de contabilidad y seguimiento para cada orden y competir en precios y servicios con empresas que no tienen estos requisitos." Imaginen lo que le costaría a un empresario caerle atrás a cada producto, hasta el destinatario final, hasta el usuario final.

Sería interminable. Es realmente indignante, porque nos niegan la posibilidad de adquirir medicamentos, piezas de repuestos, equipos médicos, lo están haciendo desde hace más de 30 años; pero es más indignante aun que encima de eso, además tengan el descaro de decir que no es así, que se pueden adquirir y además que lo "flexibilizan", que cada vez es más fácil.

No voy a seguir, pero solamente quiero hacer referencia a lo siguiente: Yo espero que no demore mucho en llegar una persona amiga de Estados Unidos, cuyo nombre no voy a revelar porque podría terminar en prisión, que va a traer para este país un medicamento que solo se produce en Estados Unidos y que nos hace falta para salvar la vida de un niño recién nacido, que en este mismo momento está muy grave y está siendo atendido, como todos los niños cubanos, como todos los adultos cubanos, en el cardiocentro, con la mayor devoción por nuestros trabajadores de la salud, pero del producto —que lo hemos adquirido antes con mucho sacrificio— se está agotando la existencia que tienen los compañeros ahí.

Yo puedo decir que no es prehistoria, no es el mes pasado; hoy, 8 de enero de 1999. Si averiguan allá, no voy a dar los detalles, me parece que no es prudente —hay que proteger a determinadas personas que bastante hacen, y merecen nuestra mayor consideración, con adquirirlo ellas y traerlo hasta aquí, que es la única forma de resolverlo, porque no todo el mundo tiene la misma escala moral que algunos políticos norteamericanos; hay también gente muy digna, gente muy noble y gente muy solidaria—, pero si van ahora al laboratorio en cuestión, ahí van a decir —como nos dijeron— que no lo pueden vender, que ni siquiera pueden llenar estas planillas (Las enseña), y si lo hubieran hecho, imagínense cómo se llama un recién nacido, dónde vive, dónde se le localiza, cómo se verifica que el recién nacido está recibiendo el producto —y llenar todo eso en el caso de que fueran a darla. La única solución es esta que hace que algunas personas puedan dar esta demostración de solidaridad, que merece nuestra mayor discreción.

Otra cuestión que aparece extrañamente: los Orioles de Baltimore, que los han mencionado como un ejemplo de algo que pudiera ocurrir. Alguna gente puede llevarse la impresión de que es una medida de ellos, se les ha ocurrido ahora.

Yo nada más que voy a decir lo siguiente: Los Orioles son un equipo profesional de pelota, pero también son profesionales de las gestiones con el Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado para que les permitan jugar pelota con los cubanos, porque esta idea tiene tres años, esa no la inventaron los burócratas de Washington.

Hace un año recuerdo que yo recibí aquí, en La Habana, al Alcalde de Baltimore, para poner un ejemplo. Esto lleva mucho tiempo en que ellos han estado tratando de que les den permiso, para poder negociar con Cuba y ponerse de acuerdo sobre cómo efectuar una competencia, si les dejan hacer la competencia. Primer paso: que le den permiso para viajar, para poder sentarse a conversar y ver los detalles. Bueno, se ha hablado si el bate va a ser de aluminio, si va a ser de madera; la altura donde se pone el box, las fechas posibles, todas esas cosas, eso ha estado entre el INDER y ellos, y la voluntad y el deseo de organizar un encuentro deportivo.

Yo tengo aquí una lista de toda la gente que en Baltimore está respaldando, coauspiciando esta posibilidad de estos juegos, que incluyen a todas las instituciones religiosas, católicos, luteranos, al Consejo Nacional de Iglesias, los judíos, y muchas otras entidades, y, de pronto, se aparece esta gente poniendo incluso como ejemplo, como prueba de la "flexibilidad", y hasta un poco como retándonos: "Ahora se va a ver. La primera prueba va a ser qué hacen ellos con los Orioles."

Dicen que eso se podría hacer solamente si se cumplen estrictamente las condiciones puestas por el gobierno norteamericano.

Las autoridades norteamericanas han estado realmente tratando de sabotear esta actividad deportiva legítima, en primer lugar, convirtiendo a los Orioles en campeones de la espera por una licencia burocrática: tres años; y, en segundo lugar, tratando de introducir todo el ruido posible en los contactos que ellos sabían que teníamos con ese equipo de Baltimore.

Además de esos elementos técnicos que ya hemos mencionado, por intromisión de las autoridades, por influencia de ellas, por presiones sobre el equipo de béisbol, han estado tratando de crear dificultades con relación al empleo de los fondos que pudieran derivarse de esas competencias, tratando de introducir elementos divisionistas, subversivos y discriminatorios en el uso final de lo que hubiera, en el caso de que hubiera algún tipo de ganancia. Pero nuestra posición ha sido muy clara. Deberían destinarse a adquirir medicinas para los pacientes centroamericanos víctimas del huracán Mitch, que son atendidos por nuestros médicos y enfermeras. ¡Qué idea más noble! Yo creo que los ejecutivos del equipo y los jugadores se sentirían muy honrados con hacer eso.

Debo decir que la dirección del equipo de los Orioles ha tenido una actitud normal, no se le puede hacer ningún señalamiento, ninguna crítica. Tienen interés en practicar el deporte, saben que Cuba es una potencia beisbolera, es un desafío y es algo que honra a cualquier equipo competir con los cubanos y no le han dado ningún elemento distorsionador, politiquero. Se lo ha dado Washington al manejar de esta forma el asunto, pero esperemos a ver qué pasa, a ver —ellos que dicen que el primer test, la primera prueba— si ellos de verdad son capaces de permitir que eso se pueda hacer en condiciones normales, legítimas, sin la demagogia y la ilegalidad que tratan de introducirle.

Hablando de pruebas, no hay que ir muy lejos. El 19 de enero debe ser el juicio donde se va a dirimir un litigio entre una empresa francesa, asociada a Cuba en la venta y exportación de rones, y una empresa de unas personas norteamericanas, de origen cubano, que dicen que habían sido dueños de una fábrica que los produce. Lo cual no es cierto, en rigor, puesto que la fábrica que produce ese ron no era exactamente propiedad de los reclamantes. Acogiéndose a los privilegios de que gozan en Estados Unidos, pues esta gente se siente ahora mucho más estimulada con la Sección 211 como dije, viola las normas internacionales sobre marcas y patentes. Están a punto de complicarse un poquitico más sus relaciones con el resto del mundo y crear un precedente negativo. Por supuesto, marcas y patentes no existen solamente de un lado, y los derechos, y los atributos, y el respeto a las normas internacionales tienen que funcionar en todas direcciones. Aquí hay marcas y patentes registradas de empresas norteamericanas. No es solamente una marca en el mercado norteamericano. Aquí hay marcas norteamericanas, ellos lo saben. Los dueños de esas marcas y patentes deberían estar preocupados de la irresponsabilidad de un gobierno que puede incurrir en acciones que no van a quedar sin respuesta, es lo menos que tengo que decir.

Por ahí hay un señor, un juez de apellido King —king quiere decir rey en inglés— y parece que actúa como si fuera un rey. Pues este señor pretende despojar a Cuba de los recursos que nos corresponden, de los pagos que nos hacen y nos tienen que hacer por concepto de las comunicaciones telefónicas entre los dos países, que una parte va para la empresa norteamericana y otra parte viene para acá. En este momento existe la amenaza de que este juez haga cumplir una orden emitida por él, por la cual —si se cumpliera— privarían a Cuba del dinero que es nuestro, de pagos que son indispensables para que haya comunicaciones telefónicas.

Los que están interesados hablando de "flexibilidad", de pasos, de contactos entre los dos países que vayan comprando palomas mensajeras, porque si no pagan, no le vamos a dar un servicio gratuito a Estados Unidos. Eso afectaría las comunicaciones entre los que residen allá y los que residen acá.

Se lo hemos advertido unas cuantas veces. Podemos documentar cómo ha sido la parte cubana la que ha estado alertando al Departamento de Estado: "Fíjense, señores, pasó esto, se puede armar un gran lío."

¿Qué ha hecho la administración norteamericana? Puedo decir que cuando salía para acá recibí la primera noticia de que se habían reunido los abogados y habían decidido ver si hacían algo, una notificación o algún gesto. Lo digo para ser totalmente exacto. Hoy, la primera información, pero es una tonelada de información que tenemos de nosotros alertándolos, porque no queremos crear un problema por gusto; pero nadie puede suponer que pueda haber comunicaciones telefónicas y que nosotros les demos el servicio gratuito y que se esté beneficiando una empresa norteamericana solamente.

¿Qué ha hecho la administración para impedir que ese peligro se manifieste? Francamente cuando anuncian con tanto bombo y platillo que van a tomar unas medidas sobre Cuba, podría haberse pensado que iban a hacer algo para echar abajo la Sección 211 que tantos problemas puede concitar, que van a hacer algo, finalmente, para que esta ilegalidad no se consume, o que iban a crear, por lo menos, una comisión para estudiar la política hacia Cuba, para estudiar una política fracasada.

Lo que han hecho es informarle al mundo que el bloqueo se mantiene, que van a tratar de promoverlo, de convencer, de hacer más propaganda, y a la vez que van a continuar por ese camino en el que también están condenados al fracaso, de tratar de dividirnos, de tratar de socavarnos, de tratar de debilitarnos desde adentro.

Creo que la esencia del asunto la hemos expuesto. Solo quería decir, para concluir, que debemos pensar qué explica maniobras tan torpes como esta que estamos presenciando.

Ya expliqué cómo hay una corriente indetenible en contra del bloqueo, que se extiende al interior de Estados Unidos, que esto los lleva a sentirse obligados a tratar, desesperadamente, de sostener esa política, mintiendo, engañando, confundiendo; porque ellos saben que esa política está condenada al fracaso, por dos razones fundamentales: en primer lugar, por la resistencia, el patriotismo, la unión entre los cubanos, eso que explica que estemos aquí y que estemos avanzando, incluso, en el proceso de recuperación de nuestra economía; que estemos aquí casi a 10 años de haberse iniciado el derrumbe del campo socialista; que no hayan podido dividirnos, ni debilitarnos, ni doblegar la voluntad patriótica de los cubanos. Y, en segundo lugar, la solidaridad internacional, el apoyo de los pueblos, la defensa del derecho de Cuba a la independencia y el respeto a la soberanía nacional, al que tiene derecho la nación cubana y que jamás negociará con nadie ni por nada.

Eso crece, y crece hasta dentro de Estados Unidos. Por eso es que senadores, empresarios, periodistas, religiosos, rechazan esa política y va a crecer ese rechazo a la política del bloqueo y ese reclamo de que se modifique y se elimine completa e incondicionalmente.

Yo quería agregar también que no tengo la menor duda de que la nación cubana reaccionará frente a esto que es un nuevo intento de agresión, un nuevo intento de atacarnos. Es un ataque en el plano ideológico, en el plano político, sin dar en realidad absolutamente nada, pero tratando de confundir y de engañar, en primer lugar, insultando a un pueblo culto, a un pueblo inteligente, a un pueblo al que no se le puede confundir tan fácilmente; pero, además, al que se le ofende, como si los cubanos fuésemos gente sobornable, gente comprable, gente alquilable; como si aquí hubiera instituciones capaces de prestarse a esa deleznable tarea de comprar o alquilar conciencias, de servir al imperio que busca destruirnos.

Yo estoy seguro de que nuestros trabajadores, nuestros agricultores, nuestros cooperativistas, nuestros agricultores individuales, nuestros abnegados obreros industriales y agrícolas, nuestras instituciones sociales, nuestras organizaciones, los sindicatos, las mujeres, los jóvenes, los estudiantes, nuestras instituciones religiosas, nuestras organizaciones que agrupan a los distintos cultos religiosos, nuestros intelectuales, nuestros académicos, no tienen nada que ver con esa imagen vil del imperio que cree que las conciencias tienen una tarifa, que tienen un precio. Este no es ese tipo de pueblo.

Yo estoy seguro de que todas esas instituciones que he mencionado y todo nuestro pueblo, sencillamente van a rechazar con energía esta nueva fase de la guerra contra Cuba, van a seguir adelante unidos, van a seguir adelante con el mismo espíritu patriótico, estimulados, además, con la conciencia que sale de toda esta desesperada maniobra de que ellos saben que ese bloqueo y esa política criminal la van a tener que abandonar, la van a tener que cambiar. Si quieren revisarla que la revisen, si no, allá ellos; pero algún día, sin revisión o con revisión, tendrán que abandonarla, porque no podrán sostenerla frente a la creciente oposición del mundo, a la creciente oposición del pueblo norteamericano, y a la voluntad patriótica de los cubanos.

Yo creo que esa es la convicción que nos debe animar, y recordar que precisamente esa actitud de unión y de patriotismo es el principal obstáculo para sus planes y ha sido la principal arma que nos ha servido para salvar la independencia y la dignidad de este país.

Muchas gracias.



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