Imagen del filme japonés El intendente Sansho

Allá por los años 60 del pasado siglo casi todos los niños cubanos querían ser samuráis. Fue un buen momento del cine japonés en nuestro país.

En 1966 se publicó por la Editora del Consejo Nacional de Cultura un libro que contenía dos grandes obras: “El Sol Poniente” y “Rashomón”, volumen que aún conservo.

Akira Kurosawa había dado rostro a los personajes de “Rashomón” con la cinta homónima, que ganó el premio Oscar de mejor película de habla no inglesa en 1951, también nos entregó “Los 7 samuráis”, entre otras joyas.

La honorable y rígida existencia de los samuráis fue retratada también por Kenji Misumi. En un ciclo ofrecido por La Cinemateca de Cuba, en alianza con la embajada de Japón, durante el 34 Festival de Cine de La Habana, recordamos a Zatoichi, el esgrimista ciego, que era masajista y no samurái.

Ahora nuestra Cinemateca pone ante nuestras pupilas el ciclo Días de cine japonés, festejando el 120 aniversario del natalicio de Kenji Mizoguchi.

Del 16 al 31 de mayo nos acercaremos a la obra de este maestro (1898-1956), calificado como “uno de los grandes directores japoneses de todos los tiempos”.

Rodó 100 filmes, de ellos la mayoría dentro de la etapa silente y solo dos fueron en colores.

En 1952 obtuvo el premio internacional en el Festival de Venecia con “Vida de O´Hara, mujer galante” y repite la hazaña dos años después con “El intendente Sansho”. Estas películas serán apreciadas en el ciclo. Ambas aparecen distinguidas en diferentes encuestas internacionales.

En esos días de cine japonés la sala 23 y 12 también presentará entre otros los títulos “La espada Bijomaru” (1945), “El amor de la actriz Sumako” (1947), “Los músicos de Gion” (19539 y “La saga del clan Taira” (1954).

Junto a cada una de estas cintas se adiciona en las tandas un Noticiero ICAIC Latinoamericano restaurado.