“Los habaneros debían sentirse orgullosos”

“Sin duda, es uno de los monumentos del periodo del que los habaneros debían sentirse orgullosos; uno de los mejores ejemplos de ese modelo de estatuas de pie que se levantaron en la isla para rendir homenaje a sus ilustres hijos”.

Así reseña la Doctora Llilian Llanes Godoy en su obra Del arte en Cuba. Esculturas acerca de una pieza de la plástica nacional situada en un céntrico parque habanero, exactamente en el área delimitada por las calles Línea, L, 13 y K, en El Vedado.

Nos referimos a la estatua erigida en recordación de Francisco Frías y Jacott, conde de Pozos Dulces (29 de septiembre de 1809, La Habana, Cuba -1877, París, Francia), reformador agrario, periodista e importante científico, sin discusión alguna una figura imprescindible del quehacer de la mayor de las Antillas durante el siglo XIX.

Una tarja de bronce al pie de la impresionante obra tallada en mármol consigna:

El ayuntamiento de la
Habana
A la memoria de
Francisco de Frías y Jacott
Conde de Pozos Dulces.
1809-1877

Sabio agrónomo y publicista insigne, a cuyo genio creador se debe haber concebido y trazado el reparto del Vedado.

Estatua erigida en recordación de Francisco Frías y Jacott, conde de Pozos Dulces

Expone la investigadora Llanes Godoy, en el ya citado libro, editado por Collage Ediciones, perteneciente al Fondo Cubano de Bienes Culturales, que “Llama la atención, en particular, la estatua cuya dimensión y tratamiento de la postura y atuendo de la figura resultan muy notables, siempre dentro de los cánones ya establecidos”.

Se sabe que, durante la estancia en Cuba, en 1916, del creador italiano Domenico Boni, para acometer el montaje del monumento dedicado al Titán de Bronce frente al Malecón habanero, se le propuso realizar una estatua del conde de Pozos Dulces “al parecer promovida por los vecinos en combinación con las autoridades municipales”.

Estatua erigida en recordación de Francisco Frías y Jacott, conde de Pozos Dulces

No sería hasta el año 1928, que la obra dedicada al conde sería inaugurada. Precisa la investigadora que hasta la fecha no ha podido determinarse si Boni dejó alguna maqueta o boceto que permitiera su realización en un taller de Cuba u otro país. Lo cierto es que su autoría se le atribuye y así aparece consignado en libros y obras periódicas.

En la actualidad, en su natal La Habana, una calle y este parque con su efigie recuerdan a Francisco de Frías y Jacott, Conde de Pozos Dulces, a quien debemos entre otros, el plan para el desarrollo y crecimiento de El Vedado. sentirse orgullosos”