Bailarines cubanos

La Habana.- El panorama danzario en Cuba quedó marcado en 2019 por la diversidad estilística de las principales agrupaciones y una serie de homenajes a la bailarina Alicia Alonso, la artista más universal del país.

Alonso falleció el pasado 17 de octubre, en esta capital, cuando le faltaba poco para cumplir 99 años de edad, por lo que en 2020 diversas compañías del mundo celebrarán con distintas muestras de arte el centenario de su natalicio.

Este año, el Instituto Latino de la Música le había conferido a la prima ballerina assoluta cubana el título de Estrella del Siglo por haber dejado una huella perdurable en el tiempo.

A inicios de 2019, el Ministerio de Cultura designó a la primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba (BNC) Viengsay Valdés en el puesto de subdirectora artística de la compañía, dirigida entonces por Alonso, a fin de apoyar la labor de la maestra.

Bajo el liderazgo de Valdés, el BNC siguió cosechando excelentes críticas en España y México y estrenó en Cuba piezas de los coreógrafos Alexei Ratmansky, de Rusia, y Ricardo Amarante, de Brasil, quienes vinieron en persona para montar Concerto DSCH y Love Fear Loss, respectivamente.

Un bailarín y maître del BNC ganó el Premio Nacional de Danza 2019, Adolfo Roval, en reconocimiento a su impronta interpretativa en papeles de carácter.

Al mismo tiempo, la cultura cubana lamentó la pérdida física de Ramiro Guerra, quien marcó la historia del arte como coreógrafo, teórico, investigador y pionero de la danza contemporánea en el país. La compañía fundada por él en la isla y dirigida hace 34 años por Miguel Iglesias con el nombre de Danza Contemporánea de Cuba celebró seis décadas de fructífera vida con la puesta de la superproducción Carmina Burana y una versión sinfónica de Súlkary. 

El prestigioso bailarín Carlos Acosta hizo una excepción en su retiro del ballet clásico para interpretar el famoso pas de deux de Don Quijote en homenaje a dos de sus grandes maestros: el director y coreógrafo británico Ben Stevenson y la directora de la Escuela Nacional de Ballet de Cuba Fernando Alonso, Ramona de Saá.

Así, una vez más, triunfó en La Habana, donde además su compañía, Acosta Danza, estrenó una nueva pieza de la coreógrafa nativa Marianela Boán, una del español Juanjo Arqués y otra de Goyo Montero.

Igualmente fue un buen año para la bailarina, directora y coreógrafa Irene Rodríguez, quien dirigió el 28 Festival La Huella de España en Cuba y presentó dos estrenos mundiales en el Jacob's Pillow Dance Festival, en Estados Unidos, en el cual apareció como imagen promocional del evento.

La compañía cubana Malpaso dedicó una temporada a una de las figuras paradigmáticas de la danza contemporánea, el coreógrafo norteamericano Merce Cunningham.

Bailarines que trabajaron directamente con el creador, fallecido en 2009, montaron a 11 artistas de Malpaso la obra Fieldeng Sixes para presentarla en el Teatro Joyce, de Nueva York, y luego en esta capital, junto a otras piezas de gran atractivo. 

La 25 Fiesta de la Cultura Iberoamericana convidó, en la oriental provincia de Holguín, a la coreógrafa Rosario Cárdenas y su agrupación a retomar el poema danzario Afrodita, áoh espejo!, inspirado en el paralelismo entre deidades de Cuba y Chipre.

La coreógrafa española-cubana Susana Pous estrenó aquí la obra Infinito con gran éxito de público y crítica, y junto a su conjunto Micompañía disfrutó expandir a nuevos escenarios ese viaje de búsqueda para saber más de uno mismo y descubrirse a través de la familia y los antepasados, los recuerdos, secretos, experiencias, conflictos y silencios.

Otra entidad artística de gran realce en el país, Lizt Alfonso Dance Cuba (LADC) realizó grandes giras por Canadá y Estados Unidos, donde actuó por invitación de la llamada 'reina de la música country', Dolly Parton.

También, hizo vibrar a la isla de Martinica y a Lima, la capital de Perú, con su impactante estilo fusión, mientras en La Habana cerró con broche de oro una gala cultural dedicada a los reyes de España, Felipe VI y Letizia, que contó con la participación del BNC, Acosta Danza y el Conjunto Folclórico Nacional. 

Por su parte, un grupo de alumnos de LADC conquistaron ocho Premios Diamante y otros lauros en la competencia de danza más relevante de Panamá, Danza Activa Internacional. 

Vale destacar que en 11 ediciones de la cita, ninguna escuela había logrado semejante proeza: coronar la totalidad de sus piezas con el mayor galardón, pues en este certamen el 'Diamante' se ubica en un nivel superior a la medalla de oro.

Las compañías mencionadas dedicaron espectáculos a festejar los 500 años de la fundación de La Habana, ciudad de gran peso cultural allende los mares y uno de los escenarios favoritos de danzantes de todo el planeta. 

Precisamente, por este aniversario viajaron a la capital cubana bailarines principales de diversas compañías de Rusia a fin de honrar a la urbe con una gala de alto nivel y otros artistas llegarán en 2020 para prolongar dicha celebración.