Banner alegórico a la comunicación social

Como un pilar del Gobierno y Partido calificaba el papel de la comunicación social en Cuba Rogelio Polanco Fuentes, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y jefe de su departamento ideológico, con motivo del 30 aniversario de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales (ACCS), este sábado 26.

 

Foto: Ariel Pasos

No ha sido una formalidad la celebración de estas tres décadas sino una manera más de enfatizar el papel de ese quehacer en la actual coyuntura que vive nuestro país.

También el 8vo. Congreso del Partido puso especial énfasis en esa certeza. El Primer Secretario del Partido, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República, lo reafirmaba en el discurso de clausura del magno evento partidista: “Tenemos el desafío de contar con voz propia todo lo bueno que se ha hecho, así como lo que puede y debe seguir haciéndose, mostrando nuestras luces y compromisos".

Y es que a la comunicación social -entendida como ese sistema en el que intervienen no solo los medios, sino también las prácticas sociales, las prácticas de gobierno y la regulación en su ejercicio, al decir de la doctora Rosa Miriam Elizalde- le compete, en nuestro caso, ponerle voz al alma de la nación.

Ello, en una vía de doble sentido donde dirigentes y dirigidos construyen de conjunto y se enriquecen mutuamente con opiniones, críticas, sugerencias... No por gusto el propio Díaz-Canel ha indicado también el papel principal y no de segundo orden que también tiene esta comunicación como vital herramienta de dirección.

Un profesional ejercicio de la comunicación social posibilita a empresas y organismos la visualización de sus producciones o servicios y su posicionamiento en el mercado. “Además de poner el huevo, hace falta cacarear”, como, desde la sabiduría popular, lo resumía un campesino al colega Juan Antonio Borrego, luego de escuchar al Presidente en la espirituana Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, donde se interesó por la estrategia comunicacional de la misma.

 

 

 

“Tenemos que aprovechar todas nuestras potencialidades, no podemos seguir anclados a formas de comunicar anteriores a la era digital, y no podemos burocratizar los procesos ideológicos.  La comunicación social ha llegado, por fin, a los organismos del país; pero tenemos que ser más proactivos, capaces de anticiparnos a las manipulaciones mediáticas que van a tratar de imponer nuestros adversarios”, indicaba el mandatario en sesión del Consejo de Ministros el pasado julio.

En aquella oportunidad, convocaba asimismo a implementar una estrategia de comunicación que llevara rápido y eficazmente la información al pueblo, cerrando todos los caminos a la manipulación y las tergiversaciones oportunistas del adversario. 

Ocurre que a la Comunicación social corresponde igualmente en nuestra Isla, asediada no solo por el bloqueo de económico, financiero y comercial de EE.UU., sino también por una  guerra tecnológica comunicacional,  hacer frente también a esa guerra de pensamiento, que trata de intoxicar la realidad cubana, de convertir la verdad en mentira y viceversa, y de mermar la unidad del pueblo, como señalaba Polanco que ha hecho la  ACCS  en sus 30 años de dar a conocer nuestras verdades al mundo. 

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