Luz, puesta inspirada en la creación del poeta Sigfredo Ariel, es la propuesta con la que la Nave Oficio de Islas celebrará el Día Mundial del Teatro. Foto: Buby Bode.

Hoy se celebra el Día Mundial del Teatro. Y en Cuba la conmemoración tiene este año especial significación. Se celebra el reencuentro entre los teatristas y su público, después de dos años de relativa lejanía por el impacto de la pandemia. Así lo entiende el actor Osvaldo Doimeadiós, director de la Nave Oficio de Islas y del espectáculo Luz, que hoy subirá al escenario de ese centro cultural habanero, como parte de una jornada de presentaciones que incluye la entrega de los premios Villanueva de la Crítica a los mejores espectáculos de los años 2020 y 2021.

«Que sea Luz nuestra propuesta me parece muy importante, pues eso precisamente debe ser el teatro en tiempos tan difíciles: una luz en el camino», afirma Doimeadiós, quien también recibirá el Premio Villanueva por esa producción inspirada en la creación y los gustos del fallecido poeta Sigfredo Ariel.

Además de esa escenificación, la Nave (ubicada sobre los antiguos almacenes San José del puerto de La Habana) acogerá espectáculos concebidos para toda la familia, protagonizados por Teatro La Proa y El Mirón Cubano.

Será una larga jornada de reencuentro, que integrará varias expresiones culturales.

Osvaldo Doimeadiós leerá el Mensaje Internacional por el Día Mundial del Teatro, que este año estuvo a cargo del director de ópera estadounidense Peter Sellars.

CubaSí lo reproduce:

Queridos amigos

Mientras el mundo vive pendiente, cada minuto y cada hora, de un constante goteo de noticias, me gustaría lanzar una invitación para que nosotros, como creadores, nos adentremos en nuestro ámbito y nuestra esfera y en la perspectiva de un tiempo que se vislumbra épico, con cambios y conciencia épica, con una reflexión y una visión épicas. Vivimos un período épico en la historia de la humanidad, y las consecuencias y profundos cambios que estamos experimentando en las relaciones entre los seres humanos y con otras esferas no humanas están al límite de nuestra capacidad de comprender, de articular, hablar o de expresarnos.

No estamos viviendo en un tiempo de noticias durante las 24 horas, sino que estamos viviendo en el filo del tiempo. Los periódicos y los medios de comunicación se encuentran completamente desbordados e incapaces de hacer frente a lo que estamos viviendo.

¿Dónde está el lenguaje, cuáles son los movimientos y cuáles las imágenes que podrían permitirnos comprender los profundos cambios y rupturas que estamos experimentando? ¿Y cómo podemos transmitir el contenido de nuestras vidas actualmente no como un reportaje sino como una experiencia?

El teatro es el arte de la experiencia.

En un mundo abrumado por las campañas de prensa masivas, experiencias simuladas, pronósticos terribles, ¿cómo salir de la interminable repetición de números para experimentar la santidad y infinidad de una sola vida, un sólo ecosistema, una amistad, o la calidad que nos aporta la luz de un cielo inusualmente extraño? Dos años de pandemia han mermado los sentidos de la gente, estrechado sus vidas, roto conexiones y nos han colocado en una zona cero de la morada humana.

¿Qué semillas debemos plantar una y otra vez en estos años, y cuáles son las especies invasoras y de crecimiento descontrolado que deben ser totalmente erradicadas? Mucha gente se encuentra al límite. Tanta violencia está floreciendo, irracional o inesperadamente. Tantos sistemas establecidos se han revelado como estructuras de continua crueldad.

¿Dónde están nuestras ceremonias de recuerdo? ¿Qué necesitamos recordar? ¿Cuáles son los rituales que nos permiten finalmente re-imaginar y comenzar a ensayar pasos que nunca antes habíamos dado?

El teatro de la visión épica, el propósito, la recuperación, la reparación y el cuidado necesita nuevos rituales. No necesitamos que nos entretengan. Necesitamos reunirnos y compartir el espacio, y necesitamos cultivar ese espacio compartido. Necesitamos espacios protegidos de escucha profunda e igualdad.

El teatro es la creación en la tierra de un espacio de igualdad entre humanos, dioses, plantas, animales, gotas de lluvia, lágrimas y regeneración. Ese espacio de igualdad y de escucha profunda está iluminado por una belleza oculta, que se mantiene viva en una profunda interacción entre peligro, ecuanimidad, sabiduría, acción y paciencia.

En El Sutra del Ornamento Floral, Buda enumera diez tipos de gran paciencia en la vida humana. Uno de los más poderosos se llama Paciencia para Percibir Todo como Espejismos. El teatro siempre ha presentado la vida de este mundo como un si de un espejismo se tratase, permitiéndonos ver a través de la ilusión y desilusión humana, la ceguera y la negación, con claridad y fuerza liberadoras.

Estamos tan seguros de lo que miramos y de la forma en que lo miramos que somos incapaces de ver y sentir realidades alternativas, nuevas posibilidades, diferentes enfoques, relaciones invisibles y conexiones atemporales.

Este es un tiempo para un profundo replanteamiento de nuestras mentes, de nuestros sentidos, de nuestra imaginación, de nuestras historias y de nuestro futuro. Este trabajo no puede ser realizado por personas aisladas trabajando solas. Este es un trabajo que necesitamos hacer juntos. El teatro es la invitación a hacer este trabajo juntos.

Muchas gracias de corazón por vuestro trabajo.