Con la historia de la humanidad surge el relato. Está presente en diferentes géneros y formatos: mitos, fábulas, cuentos, filmes, historietas. Hoy las historias viajan raudas; son los medios de comunicación audiovisuales los narradores por excelencia. La televisión tradicional, el celular, internet, entre otros dispositivos, impulsan la rápida llegada a espectadores y domicilios sin límites de idiomas o fronteras.

Una, otra vez, retorna al imaginario social la clásica expresión Había una vez; desde la niñez suele fascinar y pone en guardia el afán de descubrir qué hay detrás de ella. De ningún modo escapa a la consabida propuesta, la puesta ficcional turca Pájaro soñador (Multivisión, de Lunes a Viernes, 10: 30 p.m). La narración se centra en el amor entre Sanem, una joven que sueña con ser escritora y Can, fotógrafo, uno de los hijos del dueño de una prestigiosa agencia de publicidad.

Diversos conflictos impulsan la dinámica dramatúrgica del relato donde coinciden engaños y rejuegos manipuladores concebidos por Emre, hermano de Can y amante de Aylin, saboteadora de la empresa establecida.

Podría pensarse: no platean nada “nuevo”; en el panorama mediático pululan los ejemplos similares para estructurar productos vendibles y al unísono degustables. Sin embargo, los turcos acuden a una interesante hibridez entre códigos de la telenovela y la serie; logran la conquista de lo sabroso popular. En la ficción importa el cuento narrado, la oralidad, las referencias al príncipe soñado, la sentimentalidad expresiva. Esos aderezos exploran los valores éticos y estéticos, pues el equipo creativo es consciente de que vivimos en un mundo hipervisual. Urge reformular las mediaciones y las prácticas de producción simbólica y de sentido en contenidos y visualidades. Al colocar en la mira una historia de fácil deglución, alertan sobre el robo de fotografías y de un proyecto publicitario. Dicha dualidad articula nuestra relación con el universo mediático; patentiza cómo se expanden las industrias del entretenimiento que responden a la consagración del espectáculo en la sociedad contemporánea. Nada hay más codiciado que el secreto de los demás. Cada personaje-tipo (buenos, tontos, ingenuos, malvados) genera expectación, tiene algo oculto. Ese no saber lo íntimo –es preciso descubrirlo entre todos-, genera acciones subordinadas –mal llamadas subtramas- en diferentes géneros dramáticos: el azar del melodrama, situaciones trágicas, la concepción anecdótica y de aventura de la tragicomedia; lidera entre ellos la comedia, pues los conflictos son reversibles: Esta riqueza dramatúrgica fue colocada en el discurso de la trama con un propósito esencial: descubrir lo valioso y lo oscuro de seres humanos distintos, cotidianos, letrados, ignorantes, soñadores, vulgares, tendenciosos. Existen; lo demuestra la vida real.

Sanem y Can comparten en silencios parlantes referencias a escritores clásicos. De acuerdo con Roland Barthes reafirman: “cada texto es un tejido de citas provenientes de miles de fuentes de la cultura”. Lo profundo del mundo literario está densamente poblado. Descubrirlo en un producto, al parecer, de puro y fácil entretenimiento, activa la emotividad del instante; pensar en lenguajes que pueden advertirnos del impacto de la creatividad para solucionar conflictos personales y colectivos; conocernos mejor.        

Es un proceso que motiva la búsqueda de nuevas experiencias en cinematografías y audiovisuales; muchas con alta capacidad de síntesis dramática y estéticas particulares; es preciso leerlas e interpretarlas considerando sus códigos, texturas y puestas en pantalla.

¿Por qué algunas producciones nacionales de telenovelas y series no acuden a la comedia, pues el género ofrece una amplia gama de posibilidades. También la tragedia moderna, el melodrama, la farsa y la tragicomedia priorizan los valores de la anécdota. En ocasiones; algunas puestas pretenden ser tan “elaboradas” que no comunican ideas y emociones.

La red y lo digital potencian prestaciones múltiples de la imagen. Las dimensiones conceptuales y filosóficas del arte exigen ser analizadas a partir de los procesos creativos en tanto propician comprender las esencias de obras, figuras, tendencias en literaturas, cinematografías y audiovisuales. Reflexionar argumentado nutre el desarrollo intelectual mediante una visión perceptiva fundamentada sin complacencias con el mero me gusta o no me gusta. Pensar instruye, enaltece. Un cuento de goce emocional bien estructurado dramatúrgicamente puede descubrirnos azares concurrentes.

Pájaro soñador de ninguna manera es un modelo; sino un modo de expresión que manifiesta las acciones dramáticas de manera particular. Nada del otro mundo; sino de este, del nuestro, amenazado por las violencias, la manipulación y las invasiones colonizadoras. La fotografía y los proyectos publicitarios son lenguajes, memorias, el pensar en visualidades. Reflexionemos.