Alexander Ayala, es uno de tres bateadores que estuvo en el último equipo camagüeyano que jugó en postemporada. Rafael Lastre (debutaba) y Héctor Hernández.

¡Sí!... no es un ‘sueño’, es una realidad lo que sucedió la noche de este miércoles en la 56 Serie Nacional de Béisbol.

Los Toros de Camagüey están de vuelta en la historia, y derrumbaron a unos incansables Leñadores con marcador de 6-4 en el juego decisivo de la Serie por el Comodín, cuando una línea de Yordanis Alarcón fue presa en el guante del guardabosque derecho Leonel Moas Junior, decretando el out 27.

El manager debutante Orlando González condujo a su equipo al resultado más meritorio desde 2007, cuando Miguel Borroto los clasificó por última vez en postemporada y, además, el plantel agramontino logró pasar por primera ocasión a la segunda fase desde que se comenzó a utilizar en 2012 el sistema actual de clasificación.

Los Leñadores de Ermidelio Urrutia fueron superados, pero cabe decir que jamás cedieron en el arte de luchar por la camiseta, pues demostraron rivalidad, derrocharon coraje, y cayeron con las botas puestas. Dieron un buen espectáculo. Ellos merecen una felicitación.

Este juego es así, no se sabe nada de él, hasta que vez caer el out 27 del partido decisivo, y ese fue una conexión de Yordanis Alarcón –quien empuñó con el empate en sus muñecas, las bases llenas, y la posibilidad de acortar su carrera hacia el hit 1000; tenía 997-, en conteo de dos bolas y un strike, enfrente de Yormani Socarrás, quien así se apuntó su tercer salvado de la campaña –el número 90 en su historia-.

Camagüey se convirtió en el primer equipo en clasificar en la historia de las Series llamadas de “Comodines” en la pelota cubana, algo así como una postemporada adelantada, y literalmente la sacudida que necesitaba una provincia que parecía estar detenida en el reloj beisbolero.

En el desafío hubo de todo un poco, sobró la presión y valió el esfuerzo de ambos rivales. Para los Camagüeyanos ganar en casa, donde habían jugado para récord de 10-11, hasta dos noches antes, fue más que gratificante.

Eh aquí, las claves que se unieron para que los agramontinos remontaran la serie, en el decisivo tercer duelo:

LA VOZ DEL LÍDER

Ahora Orlando González tiene por lo ocho siete días para decidir a quién escoger como refuerzo, ya que no puede clonar a Alexander Ayala. Eso sería lo más factible, porque el torpedero, que regresó para la actual temporada, es un pelotero de competencia, y lo demostró con el bate y el guante. ¿Les quedan dudas de que es un jugador completo?

Ayala jugó una defensiva de alto calibre, y realizó jugadas extraordinarias, que algunos la llaman “jugadones”, y a mí me gusta decirle carreras salvadas a la defensiva, como consta por John Dewan, en los tres tomos de la Biblia del Fildeo.

Al paracorto de 16 contiendas y 35 años, le conté al menos seis atrapadas de ensueño, que Bill James anotaría como jugadas colosales, y Ernesto Jerez narraría como: ¡“joyita a la defensiva”!.

Pero, en especial, este miércoles Ayala fue más que un muro enorme entre el antesalista y el segundo cojín. Seis fueron sus asistencias, sin contar un rodado que le devoró a Yordan Calaña en el octavo, con dos outs, y que hubo que esperar al video para definirlo como out o quieto. Sí, fue más que eso. Fue simplemente un líder.

Ni sus tres dobletes en cuatro turnos, una hazaña que solo han tejido tres bateadores en la pelota cubana desde enero de 2015: Randy Portal (25 de septiembre) en esta serie, y Guillermo Avilés (6 de octubre de 2015) y Alexander Pozo (10 de octubre de 2015) la temporada pasada. Ni sus dos producidas cuando el juego estaba 3-2 en el octavo, con las bases llenas, superan la grandeza y el liderazgo –dentro del diamante- que impulsa para su novena.

“Esta victoria es lo más grande que nos ha pasado a nosotros, hace diez años que no clasificábamos”. “Y ha sido mucho más especial, por dedicársela a Rolando Hernández, un gran entrenador que perdimos”. “Rolando fue mi primer entrenador, que me llevó a unos juegos escolares, y me siento orgulloso de poder clasificar, porque él (Rolando) es un fundador de todos estos muchachos nuevos, que le enseñó y contribuyó a este resultado que tienen”. “Aunque ‘Roly’ no está físicamente con nosotros, en el cielo él estará orgulloso porque su trabajo se cumplió”, exclamó Ayala, el primer torpedero con 100 cuadrangulares con bate de madera en las Series Nacionales.

“Yo soy alguien que va meta por meta, y quería ayudar a mi equipo a llevarlo a la clasificación”. “Ahora lo que viene es tratar de reforzarnos bien, para seguir adelante, la próxima meta es estar entre los cuatro grandes”, asintió el paracorto.

RELEVISTAS DE ABRIDORES

Par de diestro, Alejandro Meneses, por Las Tunas, y José Ramón Rodríguez, por la tropa de casa, chocaban como abridores, tras haber sido relevistas en la mayor parte del camino clasificatorio.

Rodríguez, admitió una limpia en seis inning, precisamente en el de apertura, cuando Danel Castro le sonó un sencillo al central ante una recta sin movimiento en el medio de la zona de strike. Pero en adelante, Rodríguez retiró a siete entre el primero y el cuarto, incluyendo cinco ponches más para un total de seis. Su salida fue de calidad, pero un empate en el séptimo eliminó su chance de ganar.

Alejandro Meneses, un relevista que promedió dos y un tercio de entrada por aparición, estableció una firme actuación por espacio de seis y un tercio, hasta que un sencillo de Leonel Segura lo envió a las duchas.

BRAVO… ¡VOLVIÓ A SER BRAVO!

El plan de los tuneros no le funcionó al enfrentarse a Humberto Bravo. Él volvió a embasarse dos veces, remolcó una carrera, anotó otra, y su hoja de servicios al bate cerró con promedio de .524 (21-11) versus Las Tunas. Nadie lo superó.

VIÑALES Y QUIALA

Incansables y peligrosos en sus apariciones al plato, estoy seguro que Rafael Viñales y Andrés Quiala tendrán trabajo en algún equipo antes del primero de noviembre, cuando se alisten los refuerzos para la segunda etapa.

Viñales, de 24 años, llenó con plácemes el espacio del sancionado receptor regular Yosvani Alarcón, y como cuarto en la tanda, volvió a mostrar poder, nervios y mucho talento. Él sacudió un doblete, y su segundo estacazo panorámico en la Serie de Comodines (en realidad su onceno HR del año), uniéndose al jardinero Andrés Quiala, quien se apareció oportunamente para empatar la pizarra 2-2, con su primer palazo de vuelta entera desde el 26 de octubre de 2015, cuando botó la pelota en el Estadio José Antonio Huelga.

Ellos, fueron conspiradores madero en mano contra los relevistas camagüeyanos, y ambos le despacharon la pelota al derecho Arbelio Quiróz.

DRAMA… EN EL FINAL

Fue tan reñido el compromiso entre Toros y Leñadores, que se necesitaron casi cuatro horas (exactamente 3 horas y 35 minutos) para ver a un ganador.

El drama fue de episodio en episodio, uno tras otro. Pero, como el noveno, no hubo ningún inning más emocionante, ni momento que lo superara en tensión.

Parecía comenzar todo de nuevo, cuando después de un ponche al hombre proa Héctor Castillo, dos sencillos en el cuadro, de Quiala y Danel Castro, ponían el empate en base. Sin embargo, esta vez, al menos por esta vez, Viñales cedió un out aparentemente fácil ante el cerrador Yormani Socarrás, con un elevado manso detrás del cuadro a lo corto de la alameda izquierda.

Con dos fuera, Camagüey se disponía a despachar a su acérrimo rival, mientras un error del intermedista Humberto Bravo, puso a las puertas del plato el hacha tunero.

La historia ya la saben, el final, si no lo viviste, te perdiste algo así como la odisea beisbolera en la tierra de “el Mayor”, pero el agua de tinajón, esta vez supo a gloria.