Biomasa

Cuando se habla de fuentes de energía renovable se piensa de inmediato en el sol, el aire y el agua, pero la biomasa, generada a partir de los residuos de la industria forestal, la agricultura y los desechos urbanos, es también una opción para la generación de electricidad.

De acuerdo con la OPEP, Organización de Países Exportadores de Petróleo, aunque su utilización es milenaria, la biomasa ocupa y ocupará un lugar importante en la matriz energética a nivel global.

Cuba además de potenciar la instalación de parques fotovoltaicos y eólicos y la construcción de hidroeléctricas, ha apostado igualmente por esa alternativa para ir reduciendo la dependencia a los combustibles fósiles y proteger el medio ambiente.

En ese camino la biomasa que resulta de la industria azucarera tiene una vital importancia en el país. De acuerdo con los especialistas, es muy alto el valor energético de la caña, lo cual puede aumentar el aporte eléctrico y avanzar en el cambio de la matriz energética nacional.

Por eso se trabaja en la edificación de bioeléctricas que en tiempo de zafra utilizarán el bagazo de caña y posteriormente recurrirán al marabú, una planta espinosa altamente invasiva y que devora los campos cubanos.

Se busca además de emplearlo para la generación de electricidad, producir carbón vegetal, de gran demanda a nivel internacional, y poder además destinar esos terrenos cubiertos por el marabú a la siembra de pastos para la ganadería, bosques u otros cultivos.

El programa inversionista del sector azucarero cubano hasta el 2027 comprende la construcción de 25 plantas bioeléctricas, que triplicarán la capacidad de generación existente hasta hoy y constituyen enclaves importantes para la producción en el archipiélago de una energía limpia y eficiente.

Estas plantas, con capacidades de generación que van desde los 20 hasta los 60 megavatios, se ubicaran en las distintas provincias de la Mayor de las Antillas.

La generación de electricidad a partir de fuentes renovables de energía, en especial la biomasa cañera, es hoy una prioridad estratégica de Cuba, pues además de avanzar en el camino de la autosuficiencia energética, le permitirá consolidar sus programas de desarrollo.