Decir en Cuba la palabra “bancarización” despierta siempre opiniones encontradas. De un lado, varias personas señalan aún inconvenientes y limitaciones que ponen freno a un proceso necesario.
Del otro, no son pocos los que elogian las comodidades y los beneficios que entrega en aquellos sitios donde funciona según lo planeado. Todos, en cambio, coinciden en los deseos de éxito para un proceso que debería implicar siempre modernidad, control y rapidez.
En Villa Clara, una de las provincias más pobladas de Cuba y con una amplia y diversa red bancaria, la estrategia marcha con importantes progresos, pero también con varios obstáculos por franquear.
Dos años después

El uso de canales electrónicos de pago crece de manera constante. Foto: Archivo.
Como parte del proceso de bancarización en Villa Clara, solo una institución como el Banco de Crédito de Comercio (BANDEC) ha entregado 614 000 tarjetas magnéticas de las diferentes modalidades, un incremento conseguido sobre todo a partir de la implementación de la Resolución 111 de 2023 del Banco Central de Cuba.
Al decir de Mailín Martín Aguilera, jefa del departamento de Banca Personal y Electrónica en la dirección provincial de BANDEC en Villa Clara, de esa cifra más de 234 000 cuentas pertenecen a nóminas, el 44% de ellas operativas después del inicio del proceso de bancarización. A su vez, desde agosto de 2023 el banco personalizó 150 000 tarjetas, un aumento notable respecto a años anteriores.
De igual modo, el uso de canales electrónicos de pago crece de manera sostenible, sobre todo en Transfermóvil, responsable del 70% del millón de operaciones realizadas como promedio en un mes.
“En el proceso de bancarización las entidades estatales y del sector privado juegan un rol clave, por la cantidad de usuarios y operaciones que representan. De hecho, el 68% de ellos paga sus salarios por vías digitales. Otra herramienta imprescindible como Virtual Bandec, un portal creado para estos negocios, cuenta ya con 1482 clientes, el 78% de todas las personas jurídicas que atendemos”, explica Martín Aguilera.
Sin embargo, más allá de los cientos de informes bancarios, la rigurosidad del control contable y la búsqueda de crecimientos para un proceso que llegó para quedarse, la bancarización necesita también mostrar la eficiencia entre las personas, en la calle, tanto para los avezados en el uso de canales electrónicos de pago, como para aquellos que aun llegan con dudas. Y justo allí comienzan los conflictos.
Retos por vencer

El acceso al efectivo es todavía una de las críticas de los clientes. Caricatura: Martirena.
Aunque existen 2 300 entidades habilitadas para prestar el servicio de Caja Extra, todavía resulta insuficiente tanto la disponibilidad de efectivo —sobre todo por la escasez de insumos en una parte importante de estos puntos—, como las dificultades de conectividad en los sitios más golpeados por los apagones. Porque con casi la mitad de las radiobases de telefonía sin respaldo eléctrico, un apagón significa una pérdida considerable de cualquier tipo de conexión.
Esperanza Castellanos, una jubilada que recurre en muchas ocasiones a la bodega de su barrio para extraer algo de efectivo, lo sufre en carne propia. Según dice, reducir las trabas del proceso resulta clave para hacerlo más atractivo, “porque es imposible aspirar hoy a una sociedad donde apenas circulen monedas y billetes”.
“En la tienda casi nunca pueden entregarte la cantidad de dinero en efectivo que necesitas, o bien porque no la hay o porque alguien decidió limitar el monto de las extracciones. Además, cuando no hay corriente es casi imposible utilizar el teléfono, sobre todo si lo haces por EnZona, una aplicación bastante buena pero que necesita datos móviles para funcionar. Y sin corriente, malamente se puede llamar por celular”, comenta.
Pero Esperanza necesita efectivo no solo porque todavía el vendedor de frutas de la esquina, el panadero, la peluquera o el taxista, jamás aceptan un pago por transferencia, sino porque en otras decenas de negocios, más reposados y con mejores condiciones, también se las arreglan una y otra vez para evadir los cobros digitales.
Las justificaciones son diversas, algunas creíbles si no fuera porque igualmente en varias ocasiones las autoridades han dicho que no existe ninguna restricción o cuota para el pago en línea. Sin embargo, ahí están las supuestas limitaciones de pagos para un día, la adulteración de códigos QR o su ausencia para Transfermóvil o EnZona, la negativa a cobrar cuando la cuenta supera cierta cantidad de dinero o, en el más burdo de los casos, no realizar la operación sin otra explicación.
De esa realidad da cuenta el más reciente informe del Gobierno Provincial del Poder Popular sobre los resultados del programa para corregir distorsiones y potenciar la economía. Según el documento, en el primer trimestre del año los cuerpos de inspección en el territorio aplicaron 701 contravenciones a diferentes entidades por no utilizar las pasarelas de pago electrónico.
A la par, reconoce un total 2916 usuarios con códigos QR habilitados tanto para Transfermóvil como EnZona. A su vez, los casi 1 300 puntos de venta de productos agropecuarios cuentan con estas facilidades, pero aquí, como en otras muchas circunstancias, el hecho de existir no es sinónimo de éxito, sobre todo cuando la lupa llega hasta Mipymes y otros emprendimientos privados.
Los números no mienten. Hasta marzo de 2025, el 20% de los actores económicos aún no tenían abierta una cuenta bancaria fiscal, una cifra donde el mayor peso lo carga el sector campesino y que se encuentra en constante análisis. Sin embargo, hay otra lectura todavía más preocupante: el 33% de quienes sí tienen ya una cuenta para operar sus negocios la mantienen sin saldo.
Las causas son muchas y no dependen solo de las disposiciones bancarias. La necesidad de efectivo para comprar dólares en el mercado informal —opción popular frente la ausencia de un mecanismo oficial para adquirirlos—, la evasión fiscal, las limitaciones tecnológicas o la burocracia bancaria a la hora de extraer efectivo, condicionan que todavía muchos prefieran mantener sus carteras digitales lo más vacías posibles.
Frente a ese escenario, Marisol Martínez Duarte, subdirectora comercial de Bandec en Villa Clara, explica que si bien el objetivo nunca fue eliminar el efectivo, la lógica de las medidas están dirigidas a reducir los montos que normalmente las personas necesitaban para sus actividades diarias.
“Para que el proceso fragüe correctamente tienen que darse una cantidad de acciones de un grupo de organismos y entidades con incidencia en la circulación de dinero. Actualmente existen un grupo de condiciones que no propician la consolidación de esta idea. Por ejemplo, la difícil situación de la economía y la reducción de ofertas estatales en los mercados limita que las personas utilicen los canales electrónicos de pago, aunque todavía existen funcionarios que se niegan”.
“Realmente debería suceder que la disponibilidad de efectivo en los bancos estuviese enfocada hacia los sectores de la población más vulnerables, que no tengan opciones de poseer un teléfono celular o sencillamente que no sean hábiles en el manejo de las tecnologías. Hoy eso no se logra. Incluso no conseguimos que las personas vean las tarjetas magnéticas como un mecanismo de pago y no como una fuente para extraer dinero”, apunta.
Aún así, el informe del Gobierno Provincial de Villa Clara reconoce que hasta marzo de 2025 el territorio logró captar el 73.6% de su total de ingresos por canales de pago electrónicos, una cifra por encima de la media del país. Sin embargo, el documento también señala que los montos de esos pagos mostraron un ligero decrecimiento, mientras los depósitos en efectivo estuvieron por debajo de la mitad de lo planificado.
Para una provincia con solo 31 cajeros automáticos en su territorio y una demanda de efectivo insatisfecha en los comercios habilitados con el servicio de Caja Extra, este es uno de los retos más intensos. Sin embargo, también existen buenas experiencias.
Llevar los bancos a la calle

La realización de ferias comerciales es uno de los buenos ejemplos. Foto: CMHW.
Si algo habría que reconocerle a los bancos de Villa Clara, es su posición proactiva, de acercamiento a los clientes, de disposición a crecer. Aún en medio de un escenario económico complejo, siempre buscan un espacio para facilitar el acceso sus servicios.
Así, por ejemplo, funcionan como un reloj la realización de ferias y su vínculo con otras instituciones del territorio, en pos de llevar sus ofertas a diversos lugares de la provincia. A su vez, existe una proyección de trabajo con el sector campesino para apoyar en la apertura de cuentas fiscales y en el uso de los canales electrónicos de pago, sobre todo a partir de una alianza con las direcciones de las cooperativas.
Yanet Méndez, especialista en comunicación y marketing de BANDEC, explica además que ya funciona en una de las sucursales del territorio una sala de navegación, abierta tanto para personas naturales como jurídicas. “Allí, acompañados por nuestro personal técnico, nuestros clientes pueden realizar varias de sus operaciones, algo que en tiempos de inestabilidad con el fluido eléctrico se agradece mucho”, comenta.
Con luces y sombras, el proceso de bancarización avanza en Villa Clara, como un reflejo de lo que sucede en otros lugares del país. Romper la costumbre del descontrol en algunos sectores, reducir la burocracia que aun lastra el trabajo de los bancos en la Isla, explicar, abrir puertas, buscar alianzas, son estrategias claves para llevar a buen puerto un proceso que llegó para quedarse.