Pioneros cubanos

Bajo el nombre de Unión de Pioneros de Cuba (UPC) se fundó el cuatro de abril de 1961 una de las organizaciones más emblemáticas y trascendentes de la historia de la Revolución, dedicada en lo esencial a promover el amor por el saber y fomentar valores éticos, raigales y patrióticos, entre los niños y adolescentes del país.

Convertida más adelante (1977), en la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), así avanza esa fuerza en días actuales, cumpliendo objetivos múltiples y correspondientes a los nuevos tiempos, pero guardando los fundamentos iniciales, encaminados al desarrollo integral de la personalidad de los Pinos Nuevos, como lo concibió su auspiciador, el Comandante en jefe Fidel Castro.

Hoy se observa con claridad como en medio de la vorágine de acontecimientos justicieros y transformadores de la época, Fidel pensó que no bastaba con que el proceso revolucionario hubiera cumplido el “milagro”, según sus propias palabras, de lograr que todos los niños cubanos tuvieran acceso a la educación y a las aulas, por humildes que fueran.

Había que seguir alcanzando más en la forja de los cubanos desde edades muy tempranas y la Unión de Pioneros, apenas poco más de dos años después de la aurora de Enero, comenzó a cumplir ese rol.

Desde el comienzo conjugó formas de educación y métodos de convocatoria atractivos, que respondieran a los intereses y energía de los retoños.

Junto al estímulo del estudio, la enseñanza de buenos modales, sentimientos, la revalorización de la historia, se organizaron campamentos de excursionismo y exploración, se incrementaron las actividades deportivas y festivales culturales.

Conste que este convite masivo, inusual y poco común en la sociedad cubana de entonces, también tuvo que vencer el muro de viejas costumbres y prejuicios seculares. Fue un proceso de cambios enriquecedor, y por qué no, a veces imperfecto como toda obra humana que involucraba una experiencia nueva y a múltiples y disímiles protagonistas. De ahí su valía.

La Organización de Pioneros José Martí honra la memoria del Héroe Nacional Cubano y ese sentimiento siempre la guía.

Por ello, entre las cualidades que estimula en su membresía están el sentido del honor, la modestia, la valentía y la solidaridad, el amor, distintivos del Maestro.

A  su primer segmento,los Moncadistas, que aglutina a los escolares de primero a tercer grados, le sigue el primer nivel José Martí, con los estudiantes de cuarto a sexto y el segundo nivel José Martí, con los de séptimo hasta noveno.

En la hoja de ruta de la organización se anota con orgullo su contribución, a partir de la Asamblea Pioneril XXV Aniversario, de 1986, al mejoramiento del proceso docente educativo en las instituciones cubanas, en el cual se habían detectado algunas deficiencias, planteadas por incluso los afiliados a la OPJM.

Eran tiempos en que, por iniciativa del líder Fidel Castro, Cuba desarrollaba internamente un proceso de combate a los errores y tendencias negativas presentes en la sociedad cubana.

A partir de la Asamblea comenzaron a realizarse periódicamente los Congresos Pioneriles, una muestra más de la madurez y del sitio ganado por derecho propio por la entidad juvenil e infantil en el seno de la sociedad cubana.

Dentro de esta se han creado las Fuerzas de Acción Pioneril (Fapi) que promueven la ejecución de tareas y programas de servicio social y utilidad, impregnados siempre de la alegría, el hacerse notar,  y el desenfado que caracteriza a las personas que las integran. La edad y la cubanía han marcado su quehacer.

La Organización no es un ente cerrado. Trabaja de conjunto e interactúa con el Ministerio de Educación y la Unión de Jóvenes Comunistas. Quiere y desea ser muy activa en las escuelas, donde transcurre la mayor parte de la vida, pero también en las comunidades. Su papel en los procesos eleccionarios y movilizaciones cederistas, durante años, lo atestigua.

Un punto y aparte, aunque breve, merece el reconocimiento a su labor de apoyo a la orientación y formación vocacional, tanto dentro de las escuelas como en los indispensables Palacios de Pioneros distribuidos por todo el país.

En esos enclaves el fasto mayor es el tesoro que guardan dentro: miles de educandos niños y adolescentes, inquietos y llenos de vida, aprendiendo, investigando y haciendo los roles de las carreras que estudiarán en el futuro.

La Organización de Pioneros José Martí, de carácter voluntario desde su surgimiento, aglutina la impresionante cifra de más de un millón de afiliados. Diríase que casi todos los niños que pueblan las escuelas cubanas. Sus directivos y miembros están conscientes de que pueden crecer más y ser mejores. En ese camino están, arropados por el amor y un orgullo grande de sus mayores.