Una agricultora en medio de una nube de langostas del desierto mientras se alimentan del cultivo. Foto: ONU.

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que las plagas destruyen cada año hasta el 40% de la producción global de cultivos, mientras que las enfermedades que padecen las plantas cuestan anualmente a la economía mundial más de 220 000 millones de dólares, y los insectos invasores al menos 70 000 millones de dólares, de acuerdo con un estudio comisionado por esa entidad de la ONU.

“Las principales conclusiones de esta evaluación deberían alertarnos a todos sobre cómo el cambio climático puede afectar al grado de contagio, propagación y gravedad de las plagas en todo el mundo”, dijo el director general de la FAO, Qu Dongyu, en la presentación del estudio.

Qu, Dongyu destacó que el análisis, realizado por la profesora Maria Lodovica, de la Universidad de Turín, en Italia, y diez coautores, demuestra claramente que los efectos del cambio climático son uno de los mayores retos a los que se enfrenta la comunidad fitosanitaria.

El estudio científico concluye que el cambio climático aumentará el riesgo de propagación de las plagas en los ecosistemas agrícolas y forestales, especialmente en las regiones más frías del Ártico, las boreales, las templadas y las subtropicales.

En ese sentido, se indica que un solo invierno inusualmente cálido puede ser suficiente para favorecer el establecimiento de plagas invasoras.

Algunas plagas, como el gusano cogollero, que se alimenta de un gran número de cultivos como el maíz, el sorgo y el mijo, y la mosca de la fruta, Tephritid, que además de la fruta daña otros cultivos, ya se han propagado debido al clima más cálido.

Pero no son las únicas, y otras epidemias como la de la langosta del desierto, la plaga migratoria más destructiva del mundo, podrían cambiar sus rutas migratorias y su distribución geográfica a causa del cambio climático.

El informe analiza 15 plagas de las plantas más extendidas o que pueden extenderse debido al cambio climático.

También destaca que la mitad de las enfermedades vegetales emergentes se propagan por medio de los viajes y el comercio mundial, cuyo volumen se ha triplicado en la última década, mientras que el clima es el segundo factor más importante.

Además, resalta que cuando las plagas se han establecido en un nuevo territorio son a menudo imposibles de erradicar y su control es largo y costoso.

Otro detalle importante: las plagas invasoras son también uno de los principales motores de la pérdida de biodiversidad.

Entre la serie de recomendaciones que propone el estudio para mitigar el impacto del cambio climático en la sanidad vegetal, la más importante es el aumento de la cooperación internacional, ya que la gestión eficaz de las plagas vegetales de un agricultor o un país influye en el éxito de otros.

También es importante mejorar las medidas para reducir la propagación internacional de las plagas a través del comercio y los viajes, y ajustar los protocolos de protección de las plantas.

El estudio subraya la necesidad de investigar más el impacto del cambio climático en las plagas y, por tanto, en la sanidad vegetal, e invertir más en el fortalecimiento de los sistemas y estructuras fitosanitarias nacionales.

“Preservar la sanidad vegetal es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Mantener la sanidad vegetal es una parte integral de nuestro trabajo hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resistentes y sostenibles”, subrayó el director general de la FAO.

(Con información de la ONU)