En sus 45 años de existencia, la ONDI ha transitado por un camino largo, siempre con la convicción de que el diseño no es un lujo, sino una inversión que transforma industrias, comunidades y modos de vida.

En la emisión de este martes de la Mesa Redonda, varias especialistas conversaron al respecto. La DCV Gisela de la C. Herrero García, jefa de la Oficina Nacional de Diseño (originalmente Oficina Nacional de Diseño Industrial) relató que la ONDI surgió en un contexto de reorganización profesional, cuando el país apostaba por estructurar y potenciar el diseño como actividad transversal. Su misión fundadora fue clara: evaluar el diseño cubano, impulsar su inserción en la economía y fomentar una cultura visual que respondiera a las necesidades sociales y productivas del país.

Desde sus primeros pasos, entendió que el diseño no podía limitarse a lo estético o funcional, sino que debía convertirse en un eje articulador entre sectores, capaz de dinamizar procesos industrialesculturales y educativos. Así, se convirtió en promotora de proyectos, políticas y espacios que han marcado el devenir del diseño cubano.

Uno de los grandes logros de la ONDI fue la creación del Instituto de Diseño Industrial (ISDI), que permitió formar a generaciones de profesionales en una disciplina que hasta entonces carecía de estructura académica sólida en Cuba. El ISDI nació como parte del sistema impulsado por la ONDI, junto al Taller Experimental de la Rampa, fundado en 1967 por Vilma Espín, que ya proponía una moda con enfoque social y funcional, pensada para el trabajo, la fiesta y la identidad.

Desde entonces, Cuba ha producido ropa, calzado e indumentaria de calidad comparable con cualquier región del mundo, y el diseño ha sido parte activa de esa evolución. La ONDI ha sido testigo y protagonista de ese proceso, acompañando cada paso con visión estratégica.

En este aniversario, la ONDI celebra bajo el lema “Cada paso un camino”, reconociendo el trayecto recorrido junto a instituciones, estudiantes, profesionales y comunidades. El diseño cubano ha enfrentado desafíos como el Período Especial y la pandemia, momentos en los que la creatividad se puso al servicio de la solución de problemas urgentes.

La gráfica conmemorativa del aniversario, resultado de un trabajo de diploma de dos estudiantes del ISDI, simboliza ese camino transitado y proyecta los pasos futuros. Coincide además con la cuarta Bienal de Diseñodedicada a los 45 años de la ONDI, un evento que ha permitido el acercamiento entre diseñadores cubanos y la comunidad internacional.

En 2021, la ONDI lideró la formulación de la Política Nacional de Diseño, que en 2023 alcanzó su marco jurídico. Esta política reconoce al diseño como componente esencial en la toma de decisiones empresariales, industriales y sociales. Actualmente, se construye el Sistema Nacional de Diseño, que busca establecer mecanismos de valoración, implementación y articulación entre los distintos actores del ecosistema creativo cubano.

La ONDI ha sido consecuente con su misión fundacional, trabajando para insertar, promover y comunicar el valor del diseño. Hoy, más que nunca, se desmonta el mito de que el diseño es un costo: es una inversión que impacta el PIB, la innovación y el desarrollo.

En Cuba, el diseño ha acompañado grandes transformaciones, y la ONDI sigue siendo brújula en ese camino.

Sandra Haug Morales, diseñadora y especialista en Gestión de la ONDI, explicó que en el contexto actual de Cuba, donde la economía se diversifica, la sociedad envejece y las tecnologías evolucionan sin pausa, el diseño ha dejado de ser un mero recurso estético para convertirse en un eje estratégico de desarrollo. Así lo confirma el desempeño de la Oficina Nacional de Diseño (ONDI), que desde su fundación ha asumido el reto de demostrar que en el diseño se invierte, y que esa inversión puede medirse, evaluarse y traducirse en impacto real sobre el Producto Interno Bruto, la innovación y el crecimiento.

La literatura especializada lo ha dejado claro: la innovación se apalanca en el diseño. Y en Cuba, esa afirmación ha comenzado a materializarse en proyectos concretos, soluciones visibles y transformaciones palpables. El diseño ha acompañado los grandes desarrollos del país como parte esencial de los procesos productivos, sociales y culturales. La ONDI, fiel a sus miradas fundacionales, ha trabajado para insertar, promover y comunicar el valor del diseño en todos los sectores.

Desde 1983, con la aprobación de su primera resolución jurídica, la oficina ha considerado la evaluación como herramienta estratégica para elevar la calidad de los productos cubanos. En palabras de la doctora Yamilet Pino, directora de evaluación de diseño de la ONDI, esta labor permite identificar qué se ha hecho, qué falta por hacer y cómo mejorar con los recursos disponibles.

Ejemplos concretos de esta práctica se encuentran en la industria ligeradonde con las mismas materias primas se han logrado diversificar productos, mejorar envases y optimizar impresiones, todo gracias a evaluaciones técnicas rigurosas. Lo que antes se aplicaba solo al diseño industrial y la artesanía, hoy se extiende a la comunicación visual, con un impacto creciente en la cultura y la economía.

El Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad del Diseño ha sido actualizado a partir de la Resolución 66, y se aplica mediante modalidades como asesoría, consultoría, autoevaluaciones y controles. Estas herramientas están disponibles en publicaciones especializadas, como el volumen uno del sistema de evaluación, accesible públicamente en el sitio web de la ONDI. No solo los diseñadores pueden consultarlo: cualquier persona interesada en saber qué requisitos debe cumplir un envase, una marca o un mobiliario puede acceder a esta documentación como parte de su cultura general.

Además, la ONDI publica regularmente ejemplos de evaluaciones, instrumentos actualizados y el Anuario Estadístico, que permite visualizar el estado del diseño industrial y la comunicación visual en el país. Las autoevaluaciones, por ejemplo, han revelado áreas que requieren ajustes antes de producir a gran escala, lo que permite actuar a tiempo y evitar errores costosos.

Uno de los avances más significativos ha sido la informatización de las guías de autoevaluación, disponibles como anexo único del Decreto 88. Estas guías no solo facilitan el proceso, sino que generan automáticamente un plan de acciones a partir de los indicadores que no cumplen con los estándares. Esto convierte al diseño en una herramienta de gestión útil para directivos, responsables de comunicación, comerciales y todos aquellos que buscan posicionar sus productos y organizaciones con calidad y coherencia.

La evaluación del diseño en Cuba no es un ejercicio técnico aislado: es una herramienta de transformación. A través de ella, productos, marcas y entidades pueden reinventarse, mejorar su impacto, aumentar su reconocimiento y responder con mayor eficacia a las necesidades del país.

Las autoevaluaciones realizadas por empresas cubanas revelan un panorama alentador: muchas entidades reconocen que aún hay trabajo por hacer. Esta conciencia crítica es, en sí misma, un indicador positivo. Como se ha mostrado en las presentaciones de la ONDI, los resultados de estas evaluaciones se clasifican en niveles de aceptabilidad, y aunque hay avances, también se identifican áreas que requieren ajustes. Esto permite a las organizaciones actuar antes de producir a gran escala, evitando errores y optimizando recursos.

Además, la ONDI proyecta bonificaciones para las entidades que alcanzan altos estándares, como el otorgamiento del Sello de Buen Diseño, una distinción que reconoce la excelencia y la responsabilidad en el proceso creativo.

El Ministerio de Industrias, al que pertenece la ONDI, es uno de los sectores más evaluados. Ejemplos como Labiofam y diversas mipymes (por solo citar algunos) muestran cómo el diseño de superficies, envases, embalajes y etiquetas puede mejorar la funcionalidad, la seguridad y la comunicación de los productos. En el caso de medicamentos, por ejemplo, el diseño de etiquetas claras y legibles es vital para garantizar el acceso a la información por parte de todos los usuarios.

Un ejemplo notable es el de una mipyme que desarrolló ayudas técnicas para personas mayores. Se evaluaron productos como andadores y mobiliario adaptado, considerando la movilidad dentro del hogar, la altura de los objetos y su integración con el entorno. El resultado fue un sistema de soluciones funcionales, fabricadas con metal y madera, que luego inspiraron nuevos proyectos.

También en la construcción municipal se han evidenciado impactos concretos. Las marcas y manuales de identidad desarrollados por la ONDI para el antiguo Polo Científico de los años 90 siguen siendo referentes de calidad y prestigio internacional. El rediseño institucional ha fortalecido la imagen de estas entidades, mejorando su posicionamiento y credibilidad.

Ejemplos como el de Apicuba ilustran con claridad el impacto de la evaluación. Las transformaciones visibles en sus productos y marcas demuestran cómo el diseño puede renovar la percepción, aumentar el valor simbólico y funcional, y abrir nuevas oportunidades comerciales. Estas experiencias son parte del proceso de articulación del Sistema Nacional de Diseño, que busca integrar todos los actores del ecosistema creativo cubano.

Uno de los grandes retos de la ONDI es descentralizar la evaluación. Para ello, se proyecta la creación de talleres regionales en Occidente, Centro y Oriente, que permitan capacitar a profesionales sin necesidad de trasladarse a La Habana. Esta estrategia busca democratizar el acceso a la evaluación y fortalecer las capacidades locales.

Además, la articulación del Sistema Nacional de Diseño requiere alianzas sólidas. La ONDI ha establecido convenios con la Universidad de La Habana y ha iniciado acercamientos con facultades de Derecho, Contabilidad y Economía. Estas colaboraciones permiten desarrollar líneas de investigación sobre el impacto económico del diseño, la detección de demandas de los usuarios, la implementación del marco jurídico y la innovación en bienes y servicios.

El diseño en Cuba no solo responde a criterios estéticos o funcionales: se vincula con las prioridades de la economía nacional, la protección del medio ambiente y el bienestar de la población. La cultura del buen diseño, fomentada desde la comunicación social, se convierte en un valor compartido que trasciende disciplinas y sectores.

Queda mucho por hacer. Las alianzas con la comunicación social son fundamentales, y siempre las defendemos. Desde el punto de vista del contenido, uno puede tener definidos los mensajes, pero la forma en que se visualizan y los códigos que se emplean para transmitirlos son igualmente esenciales.

Cuando se logra una articulación efectiva entre disciplinas, los resultados lo demuestran: el trabajo en equipo multidisciplinario es superior y logra mayor alcance. No es posible concebir la comercialización de un producto como una inversión si no cuenta con buena visibilidad. No sería lo mismo el ron cubano —el Havana Club, por ejemplo— sin sus etiquetas, o el tabaco cubano sin sus anillos.

Todo lo que conforma la presencia de un producto, especialmente cuando Cuba aspira a mejorar sus exportaciones, requiere de un diseño de calidad. Sin él, es muy difícil avanzar en el mercado internacional. Desde la Fundación de la ONDI, mantenemos una línea de trabajo centrada en la evaluación de productos exportables.

Nuestra intención es renovar y fortalecer la alianza con el MINCEX, es decir, con todas las entidades vinculadas al comercio exterior. Hay productos con una calidad intrínseca excelente —como los rones— pero que carecen de una presentación adecuada. La información al consumidor es clave, y existen códigos internacionales que deben respetarse. Si no se cumplen, el producto no puede comercializarse en determinados mercados. Es imprescindible conocer y aplicar esos requisitos en nuestros productos.

En cuanto a la creación del Registro Nacional de Diseñadores, la M.Sc. Carmen Gómez Pozo explicó en la Mesa Redonda que el proceso comenzó en 2013, algunos años después de la fundación de la oficina. Hoy tenemos la satisfacción de contar con un sistema informatizado interno que dio inicio al registro. Aunque la base de datos es aún básica y de uso interno, ya hemos registrado a 2,979 diseñadores. No se ha desarrollado una interfaz profunda, pero la buena noticia es que, dentro del ordenamiento que impulsa el Ministerio de Justicia para los registros públicos, tenemos la ardua tarea de extender este sistema a todo el país, para que todas las personas con mérito y capacidad puedan registrarse.

Estamos trabajando con la empresa de tecnologías informáticas Xetid en el desarrollo del nuevo formato del carné, que incluirá un código QR. Las personas podrán realizar todo el proceso de registro en línea y llevar su carné en el teléfono móvil. Quien lo desee, podrá imprimirlo y tenerlo en formato físico. Este sistema permitirá integrarse a la informatización de la sociedad, facilitando gestiones en entidades como la ONAT o los bancos, y haciendo el registro más accesible en todo el país. Además, fortalecerá nuestra base de datos.

A pesar de los esfuerzos realizados para facilitar la comunicación y entrega de los carnés, persisten dificultades. Estamos convencidos de que hay más de 2,979 diseñadores en el país. Ampliar el registro contribuiría a consolidarlo, abarcando a todos los que ejercen la actividad del diseño. Incluso hay personas que se registran desde el extranjero y trabajan parcialmente fuera del país. Estas también podrían hacerlo en línea, siempre que cumplan con los requisitos establecidos en el reglamento.

Ya contamos con una primera propuesta de interfaz para la plataforma. La idea es integrarla al esquema que establece el Ministerio de Justicia. Hemos recibido supervisiones y conocemos los requisitos que debemos cumplir para que el servicio de registro sea cada vez más accesible, transparente y cercano. Esto brinda al diseñador respaldo legal, y a quienes solicitan servicios de diseño, mayor certeza. Nuestro sueño es compartir fragmentos de los currículos o dossiers de los diseñadores registrados, para que, según el tipo de proyecto, se pueda realizar una selección adecuada. Así cumplimos también nuestra función estatal de promover la actividad del diseño.

En esa misma línea, la formación del profesional —piedra angular de todo el proceso de diseño— ha sido siempre una misión que disfrutamos profundamente en la oficina. Nos permite acercar al estudiante a los temas estratégicos del país y a los proyectos que gestionamos. Estas iniciativas pueden ser líneas de investigación o proyectos concretos. Uno de nuestros enfoques actuales es acercar al estudiante a la comunidad y al usuario, promoviendo el diseño centrado en el usuario.

En el ámbito académico, este enfoque suele abordarse de forma apresurada, debido a las limitaciones de tiempo en la carrera. Desde la oficina, promovemos que los trabajos de diploma tengan una duración mayor y fomenten ese vínculo con la comunidad y los usuarios. Nos satisface ver que muchos de esos jóvenes luego se integran a nuestro equipo. Los frutos de esa trayectoria se reflejan en un fuerte sentido de pertenencia.

Al concluir su etapa laboral en la oficina, cuentan con currículos muy sólidos, enriquecidos por el trabajo en equipo. Nuestra labor se ha caracterizado por la integralidad de los proyectos, con una convivencia enriquecedora entre el diseño industrial y el diseño de comunicación visual. Aunque cada diseñador trabaje en su especialidad, la interacción entre disciplinas fortalece el proceso creativo. Y aunque el diseño pueda ser una creación individual, el trabajo colectivo siempre rinde mejores frutos.

Desde su creación, la ONDI ha mantenido una profunda vocación social, porque el diseño, en esencia, se realiza para la sociedad. Esta dimensión se expresa no solo en la formación de estudiantes, como se ha mencionado, sino también en el impacto directo que tiene el trabajo de la oficina en la vida cotidiana de la población cubana.

Un ejemplo concreto de esta vocación es el proyecto que desarrollamos junto al CITMA, en el marco de la ciencia, la tecnología y la innovación. El lema que lo guía —concebido por una joven diseñadora que lleva varios años con nosotros— propone una mirada transformadora sobre la dinámica demográfica: no se trata solo de hacer, sino de evolucionar; de revolucionar la manera en que nos proyectamos ante el envejecimiento. Nos inspira la máxima de la Organización Mundial de la Salud sobre el envejecimiento saludable: cambiar la forma de pensar y actuar. Ese principio respalda el enfoque conceptual del proyecto. Esta línea de trabajo, que comenzamos a consolidar en 2018, se articula con el programa nacional de longevidad, envejecimiento y salud del CITMA.

Nuestro aporte es un laboratorio para el desarrollo de productos amigables con las personas mayores. En él participa un equipo comunitario entusiasta, mayoritariamente femenino, que se ha convertido en un pilar del proyecto. Contamos con la contraparte del CIVIL —Centro de Investigación de la Industria Ligera— lo que garantiza que todo lo que se diseña se evalúe desde su viabilidad productiva. Además, hemos establecido indicadores específicos para evaluar productos destinados a personas mayores.

El enfoque es claro: diseñar con y para ellas, levantando información sobre sus necesidades, expectativas y problemáticas. Ellas mismas participan activamente en el proceso, autogestionando sus ideas y aportes. En esta misma línea, hemos lanzado un concurso titulado Diseño para cuidar, que busca promover soluciones que mejoren la calidad de vida de las personas mayores. No está dirigido exclusivamente a diseñadores: cualquier persona con experiencia como cuidador —incluso jóvenes que conviven con adultos mayores— puede participar. Se aceptan propuestas en forma de fotografías acompañadas de una breve memoria descriptiva. El correo habilitado para recibir los trabajos es: alternativoregistrodis@gmail.com, con capacidad para recibir archivos de gran tamaño.

Otra línea de investigación prioritaria para la ONDI es el diseño sostenible, también conocido como diseño circular o ecodiseño. En este ámbito, mantenemos una alianza con la Fundación Auxilia de Italia y con organizaciones del Polo de Alto Adriático, con quienes compartimos experiencias desde las Semanas del Diseño Italiano.

El objetivo es desarrollar productos bajo el enfoque de la economía circular, promoviendo el binomio diseñador-artesano. Contamos además con el respaldo del Fondo Cubano de Bienes Culturales, que nos conecta con un escenario productivo muy fértil en el país: muebles, vestuario, accesorios y otros bienes. En ese contexto, impulsamos el desarrollo de productos para el hogar y el uso cotidiano, enriquecidos por la colaboración entre diseñadores y artesanos. Este proyecto responde a una prioridad nacional y reafirma el compromiso de la ONDI con un diseño que sea sostenible, inclusivo y profundamente conectado con la identidad cubana.

Al concluir su intervención en la Mesa Redonda, la Jefa de la Oficina Nacional de Diseño (ONDI), DCV Gisela de la C. Herrero García, reafirmó la misión que convoca a los diseñadores y al equipo de la institución: “Hay que seguir diseñando para el país”. Con estas palabras, ratificó el compromiso con el paradigma que dio origen a las primeras generaciones formadas en el Instituto Superior de Diseño (ISDI): “Trabajar muy fuerte para crear lo bello y lo útil, porque en definitiva de eso va la vida, y eso se merece nuestra gente”.

Entre los desafíos actuales, destacó la implementación de la política de diseño como herramienta clave para acelerar y consolidar estos propósitos. Subrayó la urgencia de integrar el diseño en la planificación económica nacional, orientándolo estratégicamente hacia todos los sectores y potenciando las industrias creativas como motor de desarrollo.

“Este es un país que no puede, por nada del mundo, desaprovechar el intangible que representa el cubano creativo”, expresó con énfasis.

Aclaró que no se trata de un cliché, sino de una creatividad genuina, sustentada en la preparación, el bagaje cultural y el sustrato histórico que ha nutrido a generaciones enteras. Otro eje esencial de su intervención fue el fortalecimiento del vínculo entre diseñadores y empresas, sin distinción de estructura económica. Esta articulación, señaló, es indispensable para dinamizar procesos productivos eficaces. Asimismo, abogó por una formación continua y de calidad, que combine la experiencia de los profesionales más veteranos con la audacia de los recién graduados, en proyectos conjuntos que enriquezcan el ecosistema del diseño nacional.

En relación con la inteligencia artificial —tema ineludible en el contexto contemporáneo— puntualizó que debe asumirse como una herramienta al servicio de los objetivos del diseño cubano.

“No tenemos nada en contra, al contrario; pero tenemos que ser serios, estudiosos, constantes y curiosos”. Instó a dominar su uso con responsabilidad y propósito, dejando claro que “nadie va a venir a hacer el diseño que este país merece y la gente de Cuba debe tener”.