Almendrones, útiles y patrimoniales

Son una parte querida, y aún muy útil, muchas veces imprescindible, del patrimonio nacional. Todavía quedan miles de los casi 150 000 que había en la década de los cincuenta.

Los hay sobreexplotados, maltratados y descuidados. Muchos fueron convertidos en taxis colectivos. Hay otros de colores vivos, carrocerías brillantes y casi como nuevos, mejorados con adiciones modernas y mayormente modificados; se ven entre los que se dedican a la renta y los paseos de turistas.

Algunos pocos son de colección, conservados fieles a los originales, por pura pasión patrimonial. Entre estos, los hay celosamente guardados; no son de andar diario por las calles.

Todos son legado de la necesidad y la inventiva del cubano, garantía de negocio y también pasión por lo vintage. Están por toda Cuba, pero en La Habana son parte del paisaje urbano. El día que falten, la ciudad se verá distinta, y quizá se les extrañe.

Todavía quedan miles de los casi 150 000 que había en la década de los cincuenta.

Todos son legado de la necesidad y la inventiva del cubano, garantía de negocio y también pasión por lo vintage.

Algunos pocos son de colección, conservados fieles a los originales, por pura pasión patrimonial.

Los hay sobreexplotados, maltratados y descuidados. Muchos fueron convertidos en taxis colectivos.

Fords, Chevrolets, Cadillacs, Buicks, Oldsmobiles, son algunas de las marcas que circulan por La Habana.

Hay otros de colores vivos, carrocerías brillantes y casi como nuevos, se ven entre los que se dedican a la renta y los paseos de turistas.

Hoy circulan los más diversos modelos, la mayoría con carrocería original, pero con motores de numerosas marcas, y adaptaciones nacionales a piezas prácticamente extinguidas en el mercado.

Los almendrones son una parte querida, y aún muy útil, muchas veces imprescindible, del patrimonio nacional.

 El día que falten, la ciudad se verá distinta, y quizá se les extrañe.

El día que falten, la ciudad se verá distinta, y quizá se les extrañe.