Obama en su despacho
La Habana, 19 oct (PL) James Carter intentó hace cuatro décadas en secreto lo que Barack Obama finalmente consiguió públicamente y en un contexto menos adverso: iniciar un proceso para normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
 
El diario cubano Granma recuerda el hecho en un extenso artículo publicado hoy, al señalar que Carter había sido el único presidente de Estados Unidos que fijó por escrito su intención de promover un diálogo entre Washington y La Habana.

De acuerdo con el rotativo de más circulación en Cuba, en la Directiva presidencial NSC-6 Carter señaló la voluntad de buscar consenso en temas como lucha contra el terrorismo, y la reducción de las relaciones de Cuba con la Unión Soviética.

Para ello, el mandatario demócrata fijó una amplia agenda de conversaciones sobre fronteras marítimas y pesqueras, acuerdo contra secuestros, actividades externas de Cuba en Angola y otras partes, así como acciones respecto a Puerto Rico.

Tal acercamiento incluiría intercambios deportivos, culturales y científico-técnicos, así como la compensación por las propiedades estadounidenses expropiadas después de 1959, y la posibilidad de establecer relaciones comerciales.

Tras una ronda exploratoria de conversaciones, el Consejo de Seguridad Nacional presentaría a Carter las recomendaciones sobre cómo proceder.

Sin embargo, pese a lo positivo de la Directiva, la agenda propuesta pecaba de mezclar asuntos bilaterales y multilaterales, y evidenciaba el interés de Washington de socavar la soberanía de Cuba en política exterior.

Por eso las pláticas comenzaron bien, e incluso se realizaron reuniones secretas durante 1978 en New York, Washington, Atlanta, Cuernavaca y La Habana. En cierto punto se estancaron y eventualmente fueron interrumpidas a fines de 1980.

El contexto internacional forzó a Carter a firmar en octubre de 1979 la Directiva presidencial/NSC-52, centrada en reducir las fuerzas militares cubanas desplegadas en el extranjero y socavar el liderazgo de la isla en el Tercer Mundo.

En aquella coyuntura sobrevino la crisis migratoria del Mariel, cuando Carter volvió a utilizar la diplomacia secreta y prometió normalizar las relaciones con Cuba si era reelecto, pero a la postre perdió ante el republicano Ronald Reagan.

Dichos acercamientos ya habían sido confirmados por la organización independiente National Security Archive, de Washington, que presentó documentos con pruebas de acercamientos promovidos por el polémico ex-secretario de Estado Henry Kissinger.

Y aunque quizás algunos sopesaron la posibilidad de normalizar las relaciones con Cuba, solo el presidente Barack Obama lo llevó a efecto, aunque con marcada ambigüedad.

Si bien el mandatario niega que aspire a cambiar el régimen en Cuba, mantiene los programas de corte injerencista y subversivo, en lo que Granma define como 'un ajuste táctico profundo, pero sin cambios en los objetivos estratégicos de siempre'.

Además, pese a los avances logrados, perdura el bloqueo económico, financiero y comercial que Washington mantiene contra el pueblo cubano desde 1962, pese al sistemático rechazo de la comunidad internacional e incluso en Estados Unidos.