Taymí Martínez Naranjo, directora del hospital Faustino Pérez. Foto: Girón

 

El nombre de Taymí Martínez Naranjo quizás no sea tan conocido por las personas fuera de Matanzas. Tal vez, el seudónimo de Tay Tay —el que usa en su cuenta en Facebook— sea recordado por los usuarios de esta red social cuando se enfrentó a los que demeritaban el trabajo del Hospital Universitario Clínico Quirúrgico Comandante Faustino Pérez cuando ocurrió el incendio en la base de supertanqueros. 

La certeza es que esta joven cirujana, candidata a la Asamblea Nacional del Poder Popular, se ha ganado el respeto de todos los matanceros con dedicación, esfuerzo y trabajo duro. No duda en afirmar que la mejor escuela que ha tenido ha sido enfrentarse a la covid-19. 

“Comencé a dirigir este hospital un 12 de julio cuando en Matanzas se diagnosticaban 3 000 casos diarios, teníamos saturación de los servicios y luego, como un bonus extra, se incorporó la crisis de oxígeno. En esos momentos donde no ves la luz al final del túnel, tienes que crear alguna estrategia o hacer algo diferente para mejorar las cosas”.

La covid-19 dejó una marca—agrega la doctora— y no solo para esas familias que perdieron a alguien o los pacientes que han tenido secuelas, sino también para los médicos, enfermeros, auxiliares de limpieza, personal administrativo...

“Tuvimos que trabajar, muchas veces horas extras, y ver el dolor de la muerte. Pero siempre digo que tenemos que sacar lecciones de lo peor que nos pasa, y creo que la covid-19 nos enseñó a reorganizarnos, a trabajar por cobertura y crear espacios que quizás no teníamos. También a tener la plasticidad de ir hacia adelante, y si algo no funciona virar atrás, pensar en otra manera y no quedarnos con un esquema. Además, nos dio la posibilidad de encontrar personas que fueron importantes en la toma de decisiones, o en llevar a cabo una tarea y hacerla bien”.

Principalmente, agrega, nos enseñó la humanidad y el sentido de solidaridad que tiene el cubano.

Taymí Martínez Naranjo nunca imaginó que sería candidata a diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular. “Es un alto honor la posibilidad de pertenecer a esas 470 personas que integrarán la nueva composición del parlamento”.

Asimismo, la directiva está consciente de que es una gran responsabilidad porque lo que más le preocupa es ser consecuente con todos esos pedidos e ideas que nacen del pueblo. 

“Como médico es un reto extra. Es algo más.  Crear un espacio de diálogo a veces es difícil, pero el contacto con las personas es lo que más me ha motivado a hacer ese extra, que para mí no constituye un sacrificio. Cuando uno hace lo que quiere y se siente parte de una obra o de una transformación, más bien lo ve como un proyecto que necesitar llevar adelante”.

Para Taymí Martínez Naranjo la maternidad nunca ha sido un impedimento. Todo lo contrario. “Cuando uno tiene una hija tan maravillosa es un impulso verla y saber que tienes que trabajar mejor, porque estás construyendo su futuro. Y cuando hablo de mi hija, también me refiero al resto de los niños de este país”.

Por otra parte, agrega que ha sido difícil llevar a la par la dirección con el ejercicio de la medicina. “Soy cirujana general y eso exige tiempo. Entras al salón y no puedes salir hasta que no termines con la operación. Además, las consultas, la dedicación que tienes que tener con los pacientes. La cirugía general ha sido un proyecto de vida por el que luché mucho y he tenido que detener en estos momentos para dedicarme a la dirección del hospital”.

Muchas personas que la quieren la animan a entrar más al salón, pero ella sabe que ahora necesita dedicarle más empeño a la dirección. “Quiero ser cirujana, por supuesto, pero también me gusta mucho dirigir este hospital”.

—¿Cree que un líder nace o se hace? 

-Hay muchas ideas que giran alrededor del liderazgo y de cómo se logra. Creo que un líder tiene que tener algunas características innatas, pero como todo ser humano, hay cosas que adquieren y se aprenden.

“Independientemente de que usted tenga el carisma o la inteligencia emocional que lo ayude a ser un buen líder, las personas tienen que reconocer en usted ese liderazgo. En mi caso tuve muchos compañeros que me asesoraron y me guiaron. También influyeron la sensibilidad y el amor por este hospital que me formó”.

—¿Considera que el Faustino Pérez ha cambiado desde que usted está en la dirección?

-Sí, ha cambiado en algunos aspectos. Todavía no es el hospital que sueño. Está muy lejos de serlo. Deseo un centro donde el servicio sea de excelencia y que, más allá de un discurso y de una misión o visión, se brinde un servicio integral al paciente y se creé un ambiente saludable.

“Mi método de trabajo— dicho por otras personas —quizás no es el típico de un cuadro o de un directivo, pero creo que nace de lo empírico, de la propia necesidad que uno tiene como médico.

“Hace tres años era residente, estaba por los pasillos y conocía algunas particularidades. Creo que esa es la única ventaja. He escuchado también lo que el resto de las personas quieren aportar y, aunque no uso las ideas de forma literal, siempre tengo presente esas necesidades. La fortaleza no está en una persona, sino en la búsqueda de información.

“A veces no sé lo que tengo que hacer, pero si dónde tengo que buscar, porque cuento con la suerte de tener a personas maravillosas a mi lado que me asesoran, y un equipo de trabajo que sueña con el mismo futuro para este hospital.

“Trato de despojar dogmas y flexibilizar algunas cuestiones que creo que no son necesarias, sin dejar de ser exigente. Llega una idea, la ves en el futuro, la proyectas, vas con todo y no descansas hasta que no se logre.

“Tiene que ver con la empatía, con la sensibilidad, con darse cuenta de que a veces la idea que tuviste no está bien y tienes que retroceder tres pasos, pedir disculpas e involucrar a las personas en el problema, porque siempre una construcción en colectivo va a ser mejor que una individual”.

—Si resulta elegida para integrar el Parlamento, ¿qué retos vendrían?

-Estoy estudiando mucho sobre leyes, porque no sería consecuente sino estuviera pegada a la información actualizada.

“Quizás tuviera que crear un espacio de intercambio continuo, aunque lo tenga en mi sector, porque atiendo a la población todos los días, para cumplir con el derecho constitucional que tiene cada uno de los ciudadanos de intercambiar con los directivos.

“Quisiera diseñar un espacio no solo para los temas de salud, sino otros que les preocupen a la población. Me inquieta mucho la violencia de género; quisiera trabajar un poco en ese aspecto y ojalá en el futuro me toque alguna comisión que tenga que ver con eso.

“Creo que una ley de género tiene que ser discutida en estos momentos. Nace desde la necesidad de una sociedad donde predomina el machismo y el patriarcado, aunque no sea un fenómeno único del país. Es importante que temas como estos, tan sensibles, sean tratados de forma urgente.

“Quisiera trabajar también en cuestiones de seguridad social, sobre todo en la atención a los más vulnerables. Crear quizás algunos espacios donde nosotros podamos estar de forma activa en los barrios y contribuir con la reanimación de esta ciudad.

“Le toca a cada diputado la construcción del país por pequeñas partes. Es mucho lo que tenemos que hacer, los retos. Hay que expandir también la mente y salirse de la zona de confort. Quiero tener un papel primordial— no buscando protagonismo— sino tratar de transformar algunas de las realidades que hoy tiene Cuba”.

Taymí Martínez tiene una sensibilidad extra como dirigente, esa que le aporta su propia profesión, el contacto con los enfermos y el ejercicio diario de luchar por salvar vidas. La joven doctora asegura que para ella es importante vivir de las motivaciones, y la suya, además de su familia y la medicina, es sentirse que está aportando y ayudando a los demás.