CDR

 A 63 años de su fundación, el memorable 28 de septiembre de 1960, los Comités de Defensa de la Revolución siguen insertados en la cotidianidad nacional cumpliendo tareas ingentes de su tiempo, sin perder jamás la esencia del objetivo marcador de su nacimiento.

Hoy, más de ocho millones de compatriotas integran  la más grande de las organizaciones no gubernamentales existentes en el país, una masa de jóvenes, adultos, y adultos mayores de todos los sectores y localidades geográficas del país.

Todos unidos por la condición de sentirse patriotas cubanos convocados a prestar un servicio invaluable a su comunidad y a la tierra natal.

Hacer algo de historia se impone en este breve artículo.

Nada mejor que viajar hacia la noche del día de septiembre antes citado y recordar las históricas palabras del Líder Fidel Castro, cuando anunció: “Vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva”, ante una multitudinaria manifestación que lo escuchaba cerca del Palacio de la Revolución.

Había sonado allí un petardo colocado con fines intimidatorios por elementos contrarrevolucionarios, sin embargo los participantes del acto -cerca de un millón de habaneros- no se arredraron y cantaron el Himno Nacional, mientras seguían oyendo y vitoreando a Fidel.

Este añadió: “Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo”.

Sí, fue la vigilancia revolucionaria, la defensa contundente de la obra de la Revolución, la función principal de los combativos CDR de entonces, los cuales contribuyeron a desarticular células quintacolumnistas al servicio del imperio, a los seis meses y unos días de fundados.

Su radio de acción, como se sabe, fueron y han sido hasta hoy todas las cuadras y barriadas de la Isla, del campo y la ciudad,  cada vez con más estrecha articulación con instituciones como los ministerios de Salud Pública y Educación, principalmente, para prestar un servicio más integral a la sociedad.

¿Quién no ha participado, si se es mayor de edad, en una guardia nocturna “cederista”, no ha limpiado o higienizado su calle o barriada, realizado una importante donación de sangre o incluso más..?

La lista sería muy larga si hablamos del rico caudal de acciones y programas sociales de todo tipo que  han formado parte del tejido social cubano en tiempos de logros y satisfacciones, y de períodos muy difíciles de crisis económica y social catapultada por causas externas.

Cómo no quitarse el sombrero ante el obrar y el apoyo cederista en la lucha contra la terrible COVID-19, los programas contra la proliferación del vector Aedes aegypti, causante del dengue, las vacunaciones y el remozamiento de barriadas desfavorecidas.

La vocación de servicio, la voluntariedad y el humanismo cultivados en nuestra sociedad, por ser virtudes que siempre han adornado a los cubanos, garantizan la continuidad, aunque el motor impulsor ha sido la verdad inequívoca de la obra justa que se defiende, una realidad llegada para quedarse.

En especial ha sido muy significativa la contribución de miembros de la organización, a lo largo de muchos años, a las donaciones de sangre que se realizan al servicio del sistema de salud cubano.

Ello ha propiciado que muchas vidas se hayan salvado con esas acciones totalmente altruistas y gratuitas, en un programa solidario que no tiene parangón en otra parte del mundo.

Y son innumerables las cientos de horas aportadas a la recuperación de comunidades y municipios, así como de programas agropecuarios, que han sido devastados por los huracanes que tradicionalmente afectan al país por su ubicación geográfica, aunque en el archipiélago funciona un sistema de protección y enfrentamiento muy bien engrasado y activo.

Una tarea de trascendencia muy relevante fue cumplida por los CDR para contribuir a la discusión de la nueva Carta Magna aprobada en 2019, el Código de las Familias y su Referendo, faenas de alta significación política y social que no se hubieran cumplido con la masividad alcanzada sin el empeño de la membresía de los CDR en la base.

Como se ve, la defensa de la Revolución, que no es más que la defensa del derecho de los cubanos a su soberanía, a la equidad y justicia social, se amplía y multiplica de inimaginables maneras, reflejando la vida misma que hoy protagonizan los cubanos, sobre todo los más sencillos y humildes.

En los últimos tiempos, muy a tono con los diversos programas humanistas que se preconizan en pos de la equidad, la asistencia social, el apoyo a los sectores más vulnerables, la solución de ingentes problemas en las barriadas, los CDR insisten en unirse a los esfuerzos de todos los organismos e instituciones, como uno más.

Es una etapa de bloqueo enemigo recrudecido que agudiza las carencias de medicamentos y de servicios medulares como el transporte y el acceso a los alimentos, y  se dispara el precio de productos básicos,  los CDR tienen un lugar en el haz que articula a todos los cubanos que trabajan por la prosperidad.

Hay conciencia de que se puede y debe trabajar mejor en los CDR como en toda Cuba y en ese camino está junto al pueblo la organización, encabezada  por un Héroe de la República, Gerardo Hernández Nordelo, quien mostró ejemplarmente su valía en defensa de la Revolución desde las entrañas del  enemigo.