Doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba, durante la conferencia de prensa. Fotograma de la conferencia de prensa del Minsap.

Desde que se anunció la llegada de la Covid-19 a Cuba, una figura de bata blanca se ha convertido en necesaria e imprescindible para los cubanos.

Al igual que los aplausos en la noche, la familia espera cada mañana, a las 09:00 (hora local), a este hombre que es todo amor, inteligencia y sabiduría, pero más que nada, es nobleza.

Su tono de hablar pausado y bien seguro de lo que dice, ofrece tranquilidad y esperanza a quienes le escuchan y en su rostro, apenas perceptible por el uso del nasobuco, se puede apreciar, más que el cansancio de tantas jornadas de desvelo y preocupación, el deseo de que todos comprendan mejor lo que deben hacer y pide ¡Cuídese por usted y los suyos!

Hasta su manera de transmitirle al pueblo, no solo las últimas indicaciones y partes de la máxima institución médica de Cuba, sino también sus malas noticias, es tan clara y afable que no permite a nadie levantarse del televisor hasta que él finaliza su información. 

Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (Minsap), se ha convertido en una persona indispensable y muy cercana para los cubanos.

“Iniciamos hoy ofreciendo las condolencias a los familiares y amigos (…)”, dice cuando menciona algún nuevo fallecido, o “no es momento de desmontar ninguna estrategia (…)”, comenta para indicar la reflexión colectiva. “Pedimos a la población que por favor se mantenga en sus casas, evite las aglomeraciones, se cuide (…)”, aconseja cada día. 

Durán García creció en el centro de la ciudad caliente, como decimos los cubanos a Santiago de Cuba, por la historia que encierra, a una cuadra de la escalinata de Padre Pico, un lugar muy conocido por los hechos del 30 de noviembre de 1956 que tuvieron lugar por la zona.

Hijo de un médico siquiatra, combatiente del Movimiento 26 de Julio, y de una estomatóloga, luchadora de la clandestinidad, este hombre creció en un hogar de fuertes convicciones revolucionarias.

Con estos antecedentes, también se inclinó por la Medicina, hasta que en 1975 se graduó en La Habana, en el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón y en la Facultad de Ciencias Médicas del Hospital Calixto García realizó el internado, en la especialidad de Siquiatría.

Doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba, durante la conferencia de prensa. Fotograma de la conferencia de prensa del Minsap.

 

Entre su amplio historial y trayectoria de trabajo, el doctor Francisco Durán García dirigió la campaña de erradicación del Aedes aegypti y el Programa de Prevención y Control del Sida, ambos en Santiago de Cuba, fue rector de la Universidad de Ciencias Médicas de esa provincia y se desempeñó como viceministro del área de Docencia e Investigaciones del Ministerio de Salud Pública.

Viajó como jefe de la brigada médica de Cuba en Angola, trabajó como vicedirector primero del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) y lleva seis años como director nacional de Epidemiología del Minsap.

Sin embargo, la vida del experimentado galeno, con casi medio siglo consagrado a la Medicina, está marcada ahora por una pandemia que sorprendió al mundo.

Apenas descansa, pero sabe que muchos otros tampoco lo hacen, porque esta es una situación sin precedentes y necesitamos cada vez más participación popular, mayor conciencia para que el panorama sea más favorable.

Desde que la Covid-19 casi paralizó el orbe, sin excluir a Cuba, “el doctor Durán”, como cariñosamente le dice su pueblo, es el epidemiólogo consagrado, el amigo, el consejo, el aliento de un país entero.

Este 4 de junio, en el día de su cumpleaños, el mejor regalo que el pueblo puede ofrecer a este hombre que es la nobleza hecha persona y a todo su equipo es cumplir el llamado que nos hace en cada jornada. 

“No poseo una bola mágica para predecir el futuro. Solo puedo decirles que mientras más disciplinados seamos y mejor nos comportemos, menos contagios tendremos”.

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