La bomba o mina de tiempo en que podrían devenir más jóvenes con la Covid-19

“Si bien las personas mayores corren un mayor riesgo de que la enfermedad se manifieste de formas más virulenta, los jóvenes no están exentos de este riesgo. Unas de las dificultades a las que nos enfrentamos es convencer a los jóvenes de esa realidad”. Así presentó el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Tedros Adhanom Ghebreyesus la nueva alerta sanitaria derivada del alza del número de jóvenes contagiados hoy día.

El llamado de la comunidad científica sobre el mayor número de adolescentes y jóvenes positivos al virus SARS-CoV-2 se hace a nivel mundial. Todo parece indicar que este fenómeno se debe a un cierto aumento de la movilidad y ocio por parte de este grupo etario. Entre los eventos más significativos destacan las salidas a las playas y los baños en piscinas colectivas, en correspondencia con las altas temperaturas del verano y la etapa vacacional.

Sin embargo, el ocio nocturno, dígase salidas a bares y además a restaurantes que combinan sus rutinas con la de los centros anteriores, también está dejando atrás cuestiones como el distanciamiento físico y el uso del nasobuco responsables. La distracción musical al paso de la danza y la euforia del canto a coro por el tema más popular del momento, crean una sensación mental tan placentera tras meses de confinamiento que podría devenir en una bomba de tiempo.

Cuba no ha estado exenta de esto. El Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba, doctor Francisco Durán García, advirtió en reciente conferencia de prensa sobre este fenómeno, agravado por la condición asintomática y los leves síntomas que desarrollan algunos jóvenes lo cual les hace subestimar la grave situación en general. De ahí que se reclame a la población una mayor responsabilidad y conciencia social al respecto.

Si se completara el círculo de estos contagios retrocederíamos en el tiempo y los más envejecidos caerían en un estado sumamente delicado. Los médicos no dejan de explicar que, aunque los muchachos y muchachas no resulten ser las principales víctimas mortales asociados a la Covid-19, a la larga los más afectados serían sus padres y abuelos dado por la convivencia bajo el mismo techo de todos estos, como por los encuentros familiares.

Los jóvenes están experimentando una menor percepción de riesgo. Es cierto que ello no se puede generalizar, pero lo que hagan o cómo se protejan definirá la vida o la muerte de otros. Ellos no son inmunes a esta enfermedad. El fallecimiento de estos por el nuevo coronavirus a pesar de que se pueda generar en menor grado que en los adultos, también está sumando nuevos números.

“Los jóvenes pueden estar infectados; los jóvenes pueden morir; y los jóvenes pueden transmitir el virus a los demás (…) Los jóvenes deben tomar las mismas precauciones que el resto de la población para protegerse a sí mismo y a los demás. Pueden ejercer el liderazgo, es más deberían ejercer el liderazgo y ser los motores del cambio”, detalló Adhanom Ghebreyesus.