Médicos camagueyanos

“Hay que hablar de un antes y un después, antes esto era un sueño”, dice el más experimentado de los doctores que hoy trabajan en el Centro de Atención Cardiovascular de Camagüey, a propósito de que la institución celebra este domingo su cumpleaños número 20.

Rafael Senén León de la Torre es Especialista en Primer y Segundo Grados de Cardiología, Profesor Auxiliar de Medicina Interna en la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, y uno de los fundadores del Cardiocentro perteneciente al Hospital Provincial Manuel Ascunce Domenech.

“Hace 29 años este centro no existía; éramos nada más cinco cardiólogos y veníamos aquí a hacer trabajo voluntario después de las 4:00 de la tarde. Mirábamos todo, tratábamos de organizar un poco y nos parecía tan difícil”; rememora mientras esboza la sonrisa de cuando empieza la lucha por las metas.

Pero con el tiempo el sueño se fue haciendo realidad y mostrando sus ventajas:

“Esta instalación se concibió enfocada en la atención a pacientes con cardiopatía isquémica, dígase angina de pecho o infarto cardiaco; tener la posibilidad de ingresarlos implica un mejor manejo y la disminución de la mortalidad por este tipo de infarto, que es la primera causa de muerte en Cuba.

“Para la implantación de marcapasos, tenemos un salón que cuidamos y respetamos mucho, tanto por lo que representa para el paciente como por el costo que tiene el dispositivo para el país, hace unos años valorado en cuatro mil euros, dos mil por el generador y dos mil por el electrodo”.

Lea también: Cardiocentro de Camagüey: regalar vida desde el corazón (+ Fotos y Video)

La existencia del centro implica también un compromiso mayor y la imposibilidad de escapar de momentos difíciles que marcan la vida de los seres humanos. De ahí viene quizás la respuesta sorprendente y a la vez comprensible de León al pensar en otra vida y nuevas elecciones:

“No fuera médico, no, porque tengo otras habilidades. Si vuelvo a nacer, estudio Ingeniería Electrónica. No me ha ido mal en la Medicina, desde el punto de vista existencial, personal y profesional; pero este es un trabajo muy duro, nosotros estamos todo el tiempo lidiando con el dolor y con la muerte”.

Sin embargo, esto no impide que sean cada vez más los enamorados de la cardiología. A los 17 profesionales que integran actualmente el colectivo, se suman 16 residentes de la especialidad.

Uno de ellos es Orlando Henríquez Italin, estudiante de segundo año, quien asegura que el nivel de exigencia aumenta mucho al tener profesores como los que allí laboran y que aspira a sostener su preparación a partir de la pasión por el estudio de la cardiología.

“El escenario docente del médico es el escenario de trabajo; se aprende al lado del paciente. Por eso este aniversario lo estamos celebrando con lo que normalmente hacemos: mucho trabajo, mucha entrega y mucho amor hacia las personas que a diario examinamos y asistimos”.

Luis Deivis González Rodríguez, otro de los jóvenes residentes que comparte y aprende en consulta junto al doctor León, no siempre quiso ser cardiólogo. Se convenció a su llegada a la instalación, que, con dos décadas de creada, cautiva por la madurez de sus servicios.

“Nuestros profesores siempre nos dicen que el equipo médico y los enfermos son una gran familia, porque una vez que el paciente llega, va a estar enfermo para toda la vida; nos vemos con mucha frecuencia y creamos una relación muy linda.

“También por eso, desde que estamos en el enfrentamiento a la Covid-19, como somos nosotros los que salimos a la calle y ellos son muy vulnerables, la prioridad es cuidarnos para protegerlos”.

Estos jóvenes prefieren ver el alivio y la vida que pueden devolver, son los mismos que un día coincidirán con médicos como León de la Torre, en la virtuosa posibilidad de regresar la esperanza a quienes llegan hasta el Cardiocentro de Camagüey.

“La reanimación de un paro cardiaco es muy reconfortante y tengo la suerte de haberlo logrado varias veces. Tuve un paciente que tras 17 paros por un infarto, se recuperó y hace actualmente una vida normal.

“También, la semana pasada, llegó una anciana de 98 años; hizo una parada cardiaca por un bloqueo auriculoventricular. Inmediatamente entre todos le pasamos un marcapasos transitorio y al otro día la señora estaba consciente, respondiendo su nombre y su edad. Esa es una experiencia maravillosa”.

De vivencias difíciles y reconfortantes se hace el día a día del Centro de Atención Cardiovasvular de Camagüey, donde cardiólogos de diferentes generaciones convergen para sanar el mismo corazón, el de cada persona que entre sus dolencias agradece la calidad profesional y humana de un colectivo que bien sabe devolver las alegrías. (Foto, audios e infografía de la autora)

 

 

 

En esta sección ...