Primero de mayo

La unidad, esa savia que hoy fortalece al pueblo cubano, nos anima más que en otras épocas a celebrar el Día Internacional de los Trabajadores, y de qué manera… desde nuestros balcones, desde nuestros portales y desde los añejos patios camagüeyanos, con el mayor entusiasmo, pero preservándonos del nuevo coronavirus.

Arribamos a la efeméride del primer día de mayo enarbolando la solidaridad como honrosa bandera de los especialistas, trabajadores y técnicos de la Salud Pública cubana —así, con su digno apellido— presentes en más de una veintena de naciones donde el aplauso y las sonrisas agradecidas de los salvados de la pandemia reconfortan e impulsan a proseguir la pelea.

El hecho  de que el enemigo de pueblos arrecie en sus infructuosas y maquiavélicas maniobras para desprestigiar a la Medicina cubana hace que nuestros hombres y mujeres de batas blancas, directamente en la atención humana, en laboratorios y otras instalaciones científicas, prosigan con mayor afán en la búsqueda de fármacos sanadores.

Ello también es motivo de regocijo hoy, unido a la satisfacción de burlar al yanqui genocida, cuando en nuestra patria resultan cada día más los dados de alta de la enfermedad, en tanto los fallecidos por la Covid-19 se convierten en una alerta para ser más disciplinados y consecuentes con las orientaciones del Partido Comunista y el Estado cubanos, componentes de la dirección de cada Consejo de Defensa activado en el país.

Similares motivaciones de comprometimiento con el pueblo matizan el desempeño de los agropecuarios cubanos, quienes en sólida alianza con sus hermanos campesinos enfrentan el ineludible reto de producir alimentos para ahora y lo por venir, tiempos en que —según pronósticos— la pandemia provocará hambruna global, la cual no padecerá nadie en Cuba.

Para enfrentar tal contingencia, contamos con las enseñanzas de Céspedes, Agramonte, Gómez, Maceo y Martí, junto a las triunfantes acciones del líder de la Revolución cubana y la Generación del Centenario;  el ¡Aquí no se rinde nadie! de Almeida, la victoriosa invasión de oriente a occidente de Camilo y Che, el ¡Sí se puede! de Raúl y la continuidad que representa Díaz-Canel para la esencia del ¡Patria o muerte! de Fidel.

Aquí está nuestro Comandante en Jefe, en acción triunfante este 1ro de mayo, está en cada una de las lecciones aprendidas las agresiones imperialistas, de las cuales —no sin bajas— siempre hemos salido en victoria, lo que  hace más honroso el enfrentamiento y el no haber claudicado nunca, en la seguridad de una sólida prolongación de la obra.

Y la continuidad se expresa cuando ya en el mundo millones se encuentran sin empleo y con tendencia a incrementarse tan aciago panorama, mientras Cuba aplica fórmulas socialistas para proteger a sus trabajadores y familias, muy alejadas a la ley de asfixia, de moda en el mundo capitalista.

Aquí está nuestro Comandante en Jefe, en una jornada en la que recordamos de manera especial el XX aniversario de que él enunciara en esta fecha el trascendental Concepto Revolución, suma y síntesis de su pensamiento ético renovador, pleno de vigencia en nuestros días, el cual plasma en una de sus partes el momento actual, cuando afirma que “Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro Socialismo y nuestro internacionalismo”

Así celebramos en Cuba este Día Internacional de los Trabajadores, seguros del presente y el futuro, pues no hay coronavirus ni pandemia que detenga la voluntad de salir triunfante de esta nueva prueba que impone la vida, seguros y confiados en el porvenir. (Imagen: www.trabajadores.cu)