Los refranes encierran mucha verdad

Los refranes constituyen el patrimonio  inmaterial de los pueblos. Autores universales lo definen y plasmaron también en sus obras, entre los que se encuentran Francisco Rodríguez Marín, investigador español especializado en refranes: “una sentencia  popular breve y de verdad comprobada, contiene una regla de conducta u otra cualquiera enseñanza.”

El Diccionario de la Academia de la Lengua describe el significado de los refranes en breve línea: dicho agudo y sentencioso de uso común.

¿Está usted de acuerdo con ello? Por mi parte coincido con una frase que encierra autenticidad: “Todo el pensar de un pueblo está cristalizado y condensado en sus refranes.”

El filólogo alemán Kart Vossler, que muy agudamente se ha ocupado de la vigencia del refrán, lo clasifica como “arenas movedizas de la poesías, pequeños poemas del habla, ruinas poéticas en medio de la prosa cotidiana o bien añeja sabiduría de sensatez prosaica frente a los sueños de la juventud.”

En otro de los libros más viejos de la humanidad, el Rig-Veda hindú- 1000 años antes de nuestra era-, se hallan refranes populares. En el Pantchatantra se encuentran  numerosos  irónicos.

Laot-sé, el maestro de Confucio, llenó de sabios refranes populares su enseñanza. Aristóteles pensaba que los llegados hasta él, “eran restos venerables de antiquísimas filosofías ya olvidadas en su mayor parte.” Y se aficionó a ellos.

Ya lo expresaba Don Miguel de Cervantes en su "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", a través de su personaje central: “no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias extraídas de la propia experiencia, madre de las ciencias.”

Algo interesante de los refranes es que a veces salen a relucir sin que nos demos cuenta, con una gran carga de sabiduría que a todos asombra; en especial se  dicen tres preferidos por muchos: “siempre que llueve, escampa”; “más sabe el diablo por viejo que por diablo” y, “no dejes camino por vereda”.

En Cuba se integraron muchos refranes españoles, como el que afirma: “Dime con quién andas y te diré quién eres", o el que concluye sabiamente que "El que parte y reparte, toma la mejor parte". También tenemos mucho del legado africano, con refranes igualmente sabios, sirva de ejemplo este: "El perro tiene cuatro patas y sólo sigue un camino".

Algunos refranes populares más usados en el país son: la cabra siempre tira para el monte; al que no quiere caldo, se le dan tres tazas; más vale un buen amigo, que un peso en el bolsillo; cada loco con su tema; no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista; aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Otros  igual de interesantes afirman: a caballo “regala'o, no se le mira el colmillo; a Dios rogando y con el mazo dando; aguja sabe lo que cose y dedal lo que empuja; al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga; al que le pica, es porque ají come; al que quiere azul celeste, que le cueste; yerba mala nunca muere; caballo grande, ande o no ande, y cada maestro tiene su librito.

En el medio rural, es donde más arraigo y desarrollo tienen; todos son prácticos y terminantes, como el que plantea: "cuando el majá sube al palo, el palo tiene jutía". Una afirmación juiciosa que tiene su equivalente en el igualmente conocido dicho que reza así: "cuando el río suena, es porque piedras trae".