Día del soltero

Pues para que vean, febrero es, efectivamente, el mes del amor, pero no solo el de los tórtolos bendecidos por San Valentín. Para quienes por decisión personal o por cosas de la vida, permanecen en la soltería más absoluta ¡Tambien hay un día en febrero!

El 13 del mes más corto del año se celebra el Día Mundial del soltero (y la soltera también, no faltaba más). Ahora, nadie me diga que no es un día para el amor, lo es: una fecha para el amor propio que, probablemente, sea el primero de todos los amores. Eso está, literalmente,  escrito en la Biblia: «ama a tu prójimo como a ti mismo» o sea, ni más ni menos, justo como a ti mismo.

Así que soltero, soltera, si pensabas pasar triste la primera quincena de febrero, lamento quitarte el embullo: para ti también hay fiesta. La verdad, yo misma, que por principios me opongo a todas las celebraciones inventadas por el mercado para sacarme dinero, estoy casi a favor de esta, porque me parece una revancha noble, un voto por la independencia, una declaración de que, para ser felices, no hacen falta flechazos ni anillos de compromiso, ya compartir la felicidad es otra cosa, pero construirla, bien que se puede sin pareja.

¿Cómo supe lo del 13 de febrero? Como se sabe casi todo últimamente: en Internet. Aunque no queda muy claro cuándo se instituyó como Día Mundial del Soltero, todas las fuentes coinciden en que la cosa comenzó en China y los festejos ocurren, sobre todo, en las redes sociales.

También algunos afirman que entre los chinos la fecha verdadera es el 11 del 11 (noviembre) y defienden su tesis con el simbolismo de tantos unos reunidos en el calendario. Sin embargo, el movimiento que, espontáneamente, se extendió a occidente siempre escogió la víspera del Día de los enamorados. Algunas empresas y marcas crean incluso ofertas para esta ocasión, aunque realmente no ha logrado la misma popularidad que el romántico día 14.

Solteros y solteras, divorciados y divorciadas, separados y separadas, viudos y viudas, si bien no hay que llegar al extremo de convertirlo en un anti San Valentín (dicen que ocurre en naciones como Estados Unidos, Inglaterra y Canadá), me parece muy justo celebrarlo, pues nunca sobra una ocasión para quererse, complacerse y mimarse uno mismo.