Lula
 
Brasilia.  Al parecer inmune a cuatro años de tenaz persecución judicial y de una permanente masacre mediática, Luiz Inácio Lula da Silva continúa siendo la única pieza irreemplazable en el tablero político-electoral brasileño.

Preso político en aislamiento y bajo custodia de la Policía Federal (PF) en Curitiba, la capital del estado de Paraná, desde el 7 de abril último, el ex mandatario brasileño se mantiene inalcanzable para cualquiera de los posibles candidatos a las elecciones presidenciales programadas para octubre próximo.

Tres encuestas, todas realizadas después que el juez federal Sergio Moro ordenara el encarcelamiento anticipado del mayor líder popular de Brasil, corroboraron el favoritismo de Lula de cara a la venidera cita en las urnas, sea cual fuera el escenario que le tocara enfrentar.

El primero en animarse a medir el estado de opinión luego del encierro del fundador del Partido de los Trabajadores (PT) fue el Instituto Datafolha y lo hizo de forma sesgada, al virtualmente excluir la candidatura de Lula colocándolo solo en tres posibles hipotéticas circunstancias.

'Folha de Sao Paulo intenta sustituir a la justicia electoral', alertó entonces el diario digital Brasil 247 y recordó que en la legislación electoral brasileña 'no existe impedimento para que un preso -y todavía más un preso político y condenado sin pruebas como el ex presidente- pueda disputar una elección'.

De cualquier modo, en los tres contextos en los cuales fue ubicado la ventaja en la intención de voto conseguida por Lula sobre el segundo mejor posicionado, el aspirante de la extrema derecha Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal), resultó de por lo menos 15 puntos porcentuales.

Así, Lula recibiría el respaldo de 31 por ciento de los electores en la primera vuelta en dos de los probables escenarios y 30 por ciento en el tercero, mientras Bolsonaro llegaría a un máximo de 16 por ciento.

De ser necesario un segundo turno, la situación sería similar y su favoritismo también notorio.

Siempre incluido en solo tres posibles escenarios, el ex dignatario conseguiría 48 por ciento de los votos frente a 31 por ciento Bolsonaro o 27 por ciento el ex gobernador de Sao Paulo y precandidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) Geraldo Alckmin.

Con posterioridad, un nuevo sondeo -éste del Instituto Vox Populi- corroboró la solidez de la candidatura de Lula al revelar que si éste concurriera a la contienda electoral, 44 por ciento de los entrevistados votaría por él y 13 por ciento más podría llegar a hacerlo.

El segundo mejor colocado, el posible aspirante del Partido Socialista Brasileño (PSB) Joaquim Barbosa, sería votado con seguridad por 14 por ciento de los electores y podría recibir el apoyo de otro 27 por ciento.

Mientras, en el voto espontáneo, 39 por ciento anticipó que sufragaría por Lula; nueve por ciento por Bolsonaro y dos por ciento por Barbosa, o por la aspirante de la Red Sustentabilidad, Marina Silva.

De ser necesario un segundo turno, el triunfo de quien fuera el presidente mejor evaluado en toda la historia de Brasil resultaría apabullante. Frente a Silva, Lula alcanzaría el 54 por ciento de los votos por 16 por ciento su rival; contra Alckmin se impondría 56-12, en tanto compitiendo con Bolsonaro el triunfo sería 55-17.

Por último, un muestreo realizado por el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope) para la cadena Band News y limitado solo al estado de Sao Paulo evidenció una vez más el favoritismo de Lula con 22 por ciento de las intenciones de voto, por 14 por ciento Bolsonaro y 12 por ciento el ex gobernador paulista Alckmin.

Al comentar los resultados de las pesquisas, el integrante del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea) Jefferson Miola advirtió que la elección dejó de ser una certeza en el calendario institucional de Brasil, ante la imposibilidad que tienen los golpistas de continuar sus proyectos en el terreno de la democracia.

'La encuesta deja patente la ilegitimidad de una elección sin Lula, así como también la ilegitimidad del eventual gobierno resultante de una elección fraudulenta', señaló Miola y acotó que tales resultados indican 'el rechazo incontestable de todas las candidaturas de la derecha -de la liberal a la fascista'.

A juicio del analista, ante esa realidad es de prever un horizonte de profundización del golpe y de represión política contra el PT y la izquierda, para imposibilitar la aparición de cualquier escenario que pueda escapar al control de los golpistas.

LULA, EL CANDIDATO DEL PT

En sendas resoluciones aprobadas este mes de abril por su dirección nacional, el PT reafirmó que Lula será su aspirante a la Presidencia de la República, su candidatura se oficializará el 28 de julio y quedará registrada ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) el 15 de agosto, como está establecido.

'La candidatura de Lula es la respuesta de la mayoría del pueblo al gobierno golpista', remarcó el Partido de los Trabajadores y planteó como la tarea principal de este momento defender la inocencia de Lula, luchar por su libertad y hacer valer el derecho del pueblo brasileño de votar en su principal líder.

No se podrá hablar de democracia en Brasil mientras el mayor líder popular del país permanezca encarcelado como un preso político, mantenido en régimen de aislamiento, y sin poder recurrir en libertad una sentencia injusta, como es derecho de todo ciudadano, subrayó.

Apuntó además que tampoco será posible hablar de justicia en el país en tanto el proceso de Lula no fuera revisto y anulado, por las ilegalidades, arbitrariedades, manipulaciones y el cercenamiento de defensa del que el ex dignatario fue víctima en la primera y segunda instancias.

De hecho, el PT presentó ya a los integrantes del grupo de trabajo que alistará la propuesta de programa gubernamental para la campaña presidencial, el cual tendrá como eje central el combate a la miseria y el desempleo para lograr una transformación social en Brasil, así como la interrupción del acelerado proceso de venta del patrimonio nacional emprendido por el gobierno de Michel Temer.

Respecto a las posibilidades de que la candidatura del líder histórico del PT, aún preso, pueda ser registrada, el ex ministro de Justicia Eugenio Aragón fue diáfano en recientes declaraciones a la prensa.

'Desde el punto de vista jurídico, sí, Lula puede ser candidato', afirmó y explicó que la ley deja bien claro que alguien condenado en segunda instancia puede ser elegible si existe un recurso de esa decisión ante los tribunales superiores.

Entonces, todo va a depender mucho de cómo reciba el Superior Tribunal de Justicia (STJ) el recurso especial que deberá presentar la defensa del ex presidente, anticipó.