El presidente estadounidense, Donald Trump, volvió a demostrar que la política hostil mantenida por su administración contra Cuba y Venezuela está basada fundamentalmente en intereses electorales.
Conocedor de la importancia del sureño estado de Florida y sus 29 votos electorales para mantenerse en la Casa Blanca por otros cuatro años, el gobernante republicano intenta apelar a un sector entre el cual no goza de gran popularidad: la población latina de ese territorio.
Trump, quien se impuso en los comicios de 2016 en Florida, pero solo con un 35 por ciento de respaldo latino, continúa con bajos números de apoyo entre esa parte de la población, debido en buena medida a sus controversiales políticas migratorias y su ofensiva contra los indocumentados.
En medio de ese panorama, apelar a su severidad con Cuba y Venezuela parece ser una de sus principales cartas para tratar de agenciarse mayor cantidad de votos en un territorio donde los cubanoamericanos son el mayor grupo latino, y donde hay una creciente presencia de emigrados de la nación sudamericana.
La importancia que el mandatario le concede a Florida quedó ratificada el pasado 18 de junio cuando escogió al territorio sureño para lanzar oficialmente su campaña de reelección, y se expresa además en el hecho de que desde su llegada al poder pasó más de 100 días en ese estado.
Según el portal digital Politico, las políticas del jefe de la Casa Blanca han tenido un sesgo a favor de Florida, lo cual se evidencia en temas como el impulso a la entrega de dinero tras desastres naturales, y en la forma en que 'corteja a votantes latinos' con la adopción de fuertes medidas contra Cuba y Venezuela.
Durante sus primeros dos años y medio en el poder, Trump no había concedido ninguna entrevista a un medio de habla hispana, y solo lo hizo por primera vez cuando ya se encuentra de lleno en su campaña de reelección.
En ese diálogo con la cadena Telemundo, transmitido el 20 de junio, el gobernante admitió abiertamente que busca el apoyo de la población hispana en las elecciones presidenciales de 2020.
Sorprendentemente me fue bien la última vez, y creo que me irá mejor en esta ocasión, expresó Trump, quien dijo creer que las cosas le saldrán mejor ahora 'porque he sido muy severo con Cuba'.
Nadie ha sido como yo en (con) Cuba, vamos a resolver el problema de Cuba como se debe, no como lo hizo Barack Obama, que fue un desastre que yo revoqué. Nos vamos a encargar de Cuba, remarcó.
De ese modo, criticó el proceso de acercamiento bilateral iniciado por su predecesor en el cargo, a pesar de que los pasos dados por la administración de Obama fueron fuertemente apoyados por la población del país caribeño, y, según sondeos, también tuvieron el respaldo de la mayoría de los estadounidenses y cubanoamericanos.
Pocos meses después de su llegada a la Casa Blanca, en junio de 2017, Trump anunció, precisamente en la ciudad de Miami, Florida, que daría marcha atrás al acercamiento, y desde entonces adoptó controvertidas medidas que golpearon con fuerza los vínculos entre los dos países.
La administración del republicano ha apelado a diversas justificaciones para adoptar nuevas restricciones contra el país vecino, pero en los últimos meses su argumento principal es la solidaridad que brinda La Habana a Venezuela y al Gobierno constitucional de Nicolás Maduro.
¿Quién va a ser más severo con Venezuela que yo?, expresó el presidente en la entrevista con Telemundo, y agregó que aunque algunas personas piensan que ha sido muy duro con el territorio sudamericano, 'yo diría que no hemos sido lo suficientemente duros'.
Sin hacer ninguna alusión a los efectos negativos de las sanciones impuestas por su país contra Venezuela, que han provocado graves daños económicos, el mandatario siguió la línea planteada por su ejecutivo de acusar a Cuba de la situación en ese país.
Trump sostuvo, nuevamente sin mencionar evidencia alguna, que la mayor de las Antillas tiene 25 mil militares en Venezuela, algo continuamente negado por las autoridades de Cuba, que sí cuenta en esa nación con miles de colaboradores de la salud y de otras áreas.
A pesar de que en 2016 el 62 por ciento de los votantes latinos de Florida apoyaron a la demócrata Hillary Clinton, datos del Centro de Investigaciones Pew indican que esa tendencia solo fue diferente en el caso de los cubanoamericanos, el 54 por ciento de los cuales respaldó al republicano.
Esos números son quizás en lo que se basa el mandatario para mostrarse optimista ahora, pero está por ver el efecto que tendrán realmente sus medidas contra la isla, algunas de las cuales perjudican de forma directa a los emigrados, como la decisión de suspender la entrega de visas en La Habana.
Asimismo, una encuesta difundida en enero pasado por la Universidad Internacional de Florida arrojó que la mayoría de los cubanoamericanos en el condado de Miami-Dade favorece políticas de acercamiento a Cuba como las adoptadas por Obama.
Ese sondeo indicó que el 63 por ciento estaba de acuerdo con el establecimiento de relaciones diplomáticas, el 68 por ciento consideraba positiva la expansión de vínculos comerciales, y el 65 por ciento respaldaba las oportunidades de viaje 'pueblo a pueblo', ahora restringidas por Trump.
Un artículo de opinión publicado el 20 de junio en la versión digital del diario The Sun-Sentinel por el cubanoamericano Manuel Gómez, quien está a favor de la normalización de los vínculos bilaterales, apuntó que los candidatos demócratas a la presidencia pueden ganarse a los votantes cubanoamericanos siguiendo la guía de Obama.
Desde su punto de vista, los aspirantes de la fuerza azul a la Casa Blanca deberían comunicar un mensaje progresista tanto sobre políticas domésticas como en temas relacionados con la isla, a fin de atraer al creciente número de votantes cubanoamericanos, especialmente a los llamados millennials.
Cuando el tema de Cuba surja inevitablemente, la respuesta debe ser defender una política de compromiso con la isla, que Obama ya demostró que era popular, estimó Gómez, aunque reconoció que habrá una fuerte oposición de la derecha.
Si bien podemos y debemos respetar los sentimientos de los votantes cubanoamericanos de mayor edad, su voz es la del pasado y su voto está en gran medida al máximo, consideró el autor, y agregó que los más jóvenes y otros votantes moderados están creciendo en número y son un segmento apenas explotado.