El memorial para el más universal de los cubanos

 

El más universal de los cubanos cumple, el 28 de enero, 171 años de acompañarnos e indicarnos el camino. Por eso, entre otras muchas cosas, justo en la base del monumento que perpetúa su memoria, tiene el memorial más importante erigido en Cuba desde hace más cinco lustros.

A la privilegiada institución, enclavada en la histórica Plaza de la Revolución, testigo de relevantes acontecimientos acaecidos en el país en los últimos 65 años-, acuden visitantes de todas las edades, tanto nacionales como extranjeros, ávidos de familiarizarse con José Martí.

Los objetivos fundamentales del museo memorial convertido en importante centro cultural de la capital cubana, ha sido propiciar el acercamiento de jóvenes, niños y pueblo en general, tanto nacional como extranjero, a la vida del Héroe Nacional de Cuba, en particular identificándolos con su humanismo, sentido ético y de la vida, ideario revolucionario, antiimperialismo y amor a la Patria.

También, estimular el estudio de su obra, en especial los vínculos entre el pensamiento martiano y su vigencia en la Revolución cubana, así como trabajar en la formación de valores a través de visitas dirigidas, talleres, publicaciones, actividades infantiles y culturales.

Ha devenido, además, en tradición ineludible para que las más altas personalidades a nivel internacional invitadas al país rindan tributo de recordación al Maestro y visiten la instalación capitalina, como una oportunidad única de estar en contacto con la historia del Héroe Nacional de Cuba.

El conjunto monumentario, inaugurado por el Comandante en Jefe Fidel Castro el 27 de enero de 1996, está formado por una torre en forma de estrella de 109 metros de altura, emplazada en una elevación de 30 metros sobre el nivel del mar.

En su interior tiene un mural de cerámica veneciana sobre el que están grabados 89 pensamientos extraídos de la obra de Martí. Las letras y el revestimiento de las columnas están laminados en oro de 22 kilates.

En la cima se encuentra el mirador, el punto más alto de la Habana, que ofrece una vista panorámica de hasta 50 kilómetros a la redonda. Delante de la torre se yergue la escultura del Apóstol, de 18 metros, en posición sedente, que fuera creada por el escultor matancero Juan José Sicre Vélez entre 1956 y 1958.

Y en semicírculo frente a ella se encuentran seis columnas luminarias que representan las provincias que existían en Cuba antes de la actual división político-administrativa. Todo el mármol utilizado para la construcción fue extraído de Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud.

La misión de dirigir el Memorial, desde su fundación, le fue confiada a la ya fallecida coronela (r) doctora Haydeé Díaz Ortega, quien fuera una prestigiosa jefa de varias Direcciones del Ministerio del Interior.

Destaca en el cargo en la actualidad Enit Alerm Prieto, quien como ejemplo de la continuidad generacional, se desempeñó anteriormente como presidenta de la Unión de Pioneros de Cuba.

EN LAS SALAS, LA HISTORIA

En el mismo enclave el visitante podrá disfrutar de cuatro salas de exposiciones, las dos primeras dedicadas al Héroe Nacional con muestras de fotos, grabados, dibujos, documentos históricos, facsímiles y reproducciones de objetos.

La Sala Uno ofrece una visión de Martí en su entorno familiar, social y su peregrinar por el mundo, desde su nacimiento hasta su participación en la Conferencia Monetaria en Estados Unidos en 1891.

Además, se han incorporado algunas piezas como la espada de Bolívar que Hugo Chávez entregara a Fidel durante su visita a Caracas en el 2000 y que a la vez este donara a la institución.

La segunda sala muestra la labor martiana en la preparación de la Guerra Necesaria. En ella aparecen las Bases y Estatutos del Partido Revolucionario Cubano, y fotos de Martí con la emigración cubana en Estados Unidos, fundamentalmente de Tampa y Cayo Hueso.

Gran simbolismo contiene la bandera original colocada por Fidel en Playita de Cajobabo al cumplirse los 100 años del desembarco de Martí para iniciar la última guerra independentista (1895),y que la institución exhibe.

Asimismo la Sala Tres está dedicada a la historia de la construcción del Monumento y la Plaza, así como a los hechos más importantes ocurridos en ella. En la cuarta sala sobresale el período en que Martí regresó a La Habana después de la firma del Pacto del Zanjón (1878).

Existe también una sala transitoria para exhibir arte en general y que ha mostrado obras de artistas contemporáneos de varios países.

Atesoradas como recuerdo imperecedero en la marmórea torre que majestuosa se levanta en el corazón mismo de la capital cubana, figuran las palabras del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, el 27 de enero de 1996, al dejar inaugurado el Memorial José Martí. Ellas conservan la validez con la que fueron pronunciadas en aquel momento:

“Uno siente satisfacción de que un hombre como él haya recibido este homenaje tan bello, tan estético, porque es verdaderamente bella la combinación de todo lo que hay aquí. La concepción ha sido excelente, entonces, ahora sí tenemos un Memorial, que creíamos que lo teníamos, porque había un monumento y la estrella. Pienso que mucha gente va a venir a verlo, no quedará un ciudadano que no venga a este lugar”.

La premonición fue profética: durante los ya 28 años transcurridos, el memorial ha sido visitado por ciento de miles de personas, centenares de Jefes de Estado o de Gobierno y personalidades de muchos países han venerado en ese lugar la figura martiana.

CARÁCTER PATRIÓTICO

La plaza donde está ubicado, antiguamente denominada Plaza Cívica, fue testigo desde 1951 de los turbios manejos por el seudo-gobierno de ese entonces, de los derechos de los habitantes de los barrios marginales existentes en aquellos terrenos, amenazados con el desalojo de sus viviendas para favorecer los suculentos negocios en torno a la expropiación de los terrenos para la construcción.

Fue el joven abogado Fidel Castro Ruz quien asumió en esa fecha la defensa de los intereses de los humildes pobladores del barrio marginal La Pelusa. Su intensa campaña política y jurídica logró que los vecinos del lugar recibieran una indemnización de la que de otra manera hubiesen sido arbitrariamente privados.

Con el triunfo revolucionario el Primero de Enero de 1959, la Plaza adquirió un verdadero carácter patriótico, pues se convirtió en testigo excepcional de momentos trascendentales. El 16 de julio de 1961, mediante Resolución, su nombre dejó de ser Plaza Cívica para convertirse en Plaza de la Revolución José Martí.

Es en esta etapa en la que han acontecido disímiles actos históricos y actividades de carácter nacional e internacional que lograron concentrar en distintas ocasiones más de un millón de personas, y no solo en actividades de contenido político como las significativas Primera y Segunda Declaración de la Habana, o desfiles de Primero de Mayo y/o militares.

Asimismo, honras fúnebres como las dedicadas en primer lugar al Comandante en Jefe, a Juan Almeida, Ernesto Che Guevara, Blas Roca, Vilma Espín o a los Mártires del avión de Cubana y conmemoraciones del triunfo revolucionario, entre otras, han constituido momentos de gran relevancia para el lugar.

Asimismo fue testigo de acontecimientos de carácter cultural como el Concierto por la Paz (2009) y hasta de tipo religioso como la homilía que el 25 de enero de 1998 ofreció en la plaza el Papa Juan Pablo II.

Recientemente el gobierno y pueblo cubanos propiciaron una peculiar concentración con banderas incluidas, como protesta del genocidio incrementado por Israel contra el heroico pueblo palestino.

El valor histórico del Memorial fundamenta la justeza de la idea, honrando así la valedera e iluminada frase del Apóstol que resalta entre las 89 depositarias en el monumento: Si de algo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que yo quiero es servir más.