Todas estas acciones nos hacen creer que la pandemia en la región estará controlada en los próximos meses, expresó el director ejecutivo de Inteligencia en la Dirección Regional de Salud, Iván Huete Loyola

Si el callejón de Huaylas tiene la magia geográfica de marcar la diferencia entre la cordillera negra y la blanca, tiene también la suerte de contar con su capital Huaraz. El argot popular la identifica como “presunción” y… ¿cuánto de cierto –o no– puede haber en ello? El pueblo no se equivoca y cada apelativo dado a cada una de las ciudades del valle encierran una verdad.

Recuay Ladronera, Carhuaz Borrachera, Yungay Hermosura, Caraz Dulzura y Huaraz Presunción; esos epítetos y muchísimos más. Al llegar el viajero se sorprende, al andar descubre y al estar se enamora.

Se ha trabajado tanto esta semana que solo hoy, robándole tiempo al sueño, con mucho deseo y poco oficio me siento a escribir. La vista es el reflejo del cansancio, se cruzan los renglones y no ayudan ni los molestos espejuelos; se siguen cruzando igual.

Plaza de Huaraz (Foto: Mario Héctor Almeida)

La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) sigue llena y, jugando ese rol que hace años me acompaña, hemos hecho de todo. Polivalente es la palabra correcta para esta UCI Huaracina: politraumas postquirúrgicos de las más diversas etiologías, cetoacidosis dietética, estados post-paro, distrés respiratorio. Todos con un denominador común: la Covid-19.

La Terapia Intermedia semeja una sala geriátrica; son longevos los ancashinos. La mayoría de los pacientes que hoy están en ese emplazamiento contiguo a la UCI tienen más de ochenta años. Los noventa no aparecen como una meta insuperable; aunque la situación se torna difícil por las dolencias acompañantes y la pandemia, sí se puede.

Hace unos días, conversé con el director ejecutivo de Inteligencia en la Dirección Regional de Salud, Iván Huete Loyola, le preguntamos sobre nuestra presencia en estas tierras y el comportamiento de la pandemia. Gustosamente respondió.

Mural en Calle de Huaraz, Áncash, Perú (Foto: Mario Héctor Almeida)

–El gobierno regional de Áncash, en coordinación con la Dirección Regional de Salud, vio la gran oportunidad de contar con su apoyo, pues había escasez de recursos humanos capacitados contra la actual pandemia que viene azotando el planeta.

Buscando inicialmente reforzar el primer nivel de atención, conocedores de que fortaleciéndolo venceríamos al Sars-Cov-2; conociendo además del bien desarrollado primer nivel de salud cubano que tantas alegrías y reconocimientos les han brindado a nivel mundial, es que quisimos su presencia para nutrirnos de esas experiencias y replicarlas en nuestros establecimientos de salud de la región de Áncash.

Deseábamos también reforzar el segundo nivel de atención, pues actualmente carecemos de médicos especialistas y la taza de mortalidad superaba hace unos meses el 4,5%. El manejo de un médico especialista es muy distinto al de un médico general y, debido a la escasez de recursos humanos, nos vimos en la imperiosa necesidad de contratar médicos generales para lugares críticos como la UCI y cuidados intermedios.

Huaraz, Áncash, Perú (Foto: As Perú)

¿Cuál ha sido, según usted, nuestro aporte a la salud pública ancaschina en más de cinco meses de trabajo?

Su aporte fue fantástico. Al inicio de la pandemia la delegación cubana de Ánchash fue asignada a tres lugares del Corredor Costa. La Red de Salud Pacífico Sur, la Pacífico Norte (primer nivel de atención) y el hospital La Caleta (segundo nivel de atención).

En las mencionadas redes de salud destacó su trabajo y tuvo mucho impacto en la sociedad. Se articularon los gobiernos distritales y provinciales, se organizaron campañas de salud con descarte de Covid–19, tratándose todos los casos positivos leves en el área y remitiendo los complicados. Esto fue decisivo, lográndose control de la pandemia en el mes de agosto.

La actividad asistencial desarrollada en el hospital La Caleta resultó crucial. Fueron designados al área de triage diferenciado, manejando hasta 16 pacientes simultáneamente. El índice de letalidad al llegar era de 5 por ciento y, tras la intervención de los cubanos el este fue de 2,7 por ciento.

Se ganaron el cariño y el respeto de la población, la cual hacía largas colas para ser tratados por los galenos de su país. En realidad, considero que su aporte fue y es de gran valor para la región.

Actualmente están designados al Corredor Sierra. Se implementó el “Plan de Campañas de Salud con Atención de Médicos Cubanos y Descarte de Covid”, que tiene la finalidad de hacer que los moradores de los lugares más alejados de la región tengan acceso a atención de calidad y poder controlar la pandemia nuevamente.

Ofrecemos el mismo tratamiento que en el Corredor Costa, añadiendo cuarentena obligatoria. Todo es cubierto por la dirección regional de salud. Sin lugar a dudas, vuestro trabajo es invaluable.

¿Cómo valora el comportamiento anterior y futuro de la enfermedad?

–Inicialmente, las cifras de la pandemia en Áncash fueron el reflejo de un sistema de salud completamente diezmado. El número de contagios por días y las muertes llegaron a cifras alarmantes. Solo teníamos 17 camas UCI en toda la región.

El equipo biomédico y los sistemas de acceso a oxígeno eran insuficientes. El sistema primario de salud estaba en pañales y el recurso humano tampoco daba abasto, pues se resguardaron en sus casas y solo unos valientes se quedaron a hacer frente a la pandemia.

Todo fue cambiando: las manos inexpertas se volvieron expertas con el trabajo diario. El gobierno nacional y regional se comprometió con el fortalecimiento del sistema de salud en todos los niveles de asistencia, lo cual permitió revertir las cifras iniciales.

La segunda ola no tendrá la misma repercusión; más del 40 por ciento de la población ya ha sido contagiada y se fortalecieron todos los procesos de atención. Se firmó un convenio con la Organización Panamericana de la Salud y esta se comprometió en aspectos medulares como contratar profesionales médicos, enfermeros y técnicos, y fomentar equipos de respuesta rápida y seguimiento clínico.

Las unidades móviles contratadas permiten brindar seguimiento a los pacientes y traslado oportuno al hospital más cercano. También se activó el Call Center regional durante las 24 horas y sin costo alguno, donde los pacientes pueden llamar para información y asesoramiento. Se implementará un laboratorio molecular para la región, que será inaugurado el 15 del presente mes.

Igualmente, se creará un aplicativo móvil para detectar pacientes positivos; seremos los pioneros en Perú en implementarlo.

Todas estas acciones nos hacen creer que la pandemia en la región estará controlada en los próximos meses.

 

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Tras preguntarle a una amiga sobre alguna página en internet donde pudiese encontrar efemérides sobre personalidades de la cultura cubana, me envió un enlace que, al abrirle y leer, cumplió con mis perspectivas sobre el tema, gracias.

Noviembre huele a poesía cubana. El siglo XIX vio nacer pero nunca partir las poesías de Diego Vicente Tejera Calzado, Julián del Casal y Lastra y José Jacinto Milanés. Tres poetas, cada uno desde su formación muy particular, que recrearon diferentes aristas de la Cuba colonial.

Vicente Tejera, escritor, poeta, intelectual, político y patriota, nació en Santiago de Cuba el 20 de noviembre de 1848 y falleció el 6 de noviembre de 1903. Sus obras, de corte social, describieron y denunciaron la esclavitud y sus horrores.

Del Casal y Lastra, bardo y máximo exponente de la literatura modernista en habla hispana, conocido como el poeta infortunado, nació en La Habana el 7 de noviembre de 1863 y falleció a los 29 años, dejando una obra imperecedera.

Milanés, poeta, dramaturgo y ensayista. Nació en Matanzas el 14 de noviembre de 1863 y es considerado el primer ingenio poético cubano. Desarrolla su obra durante los años 1835 al 1863, coincidiendo con el periodo del romanticismo.

A Casal y su poesía “Nostalgia”, hoy, lejos de la patria, le robo un verso:

 

“mas no parto si partiera,

al instante yo quisiera regresar.”