Restaurado y reabierto a finales de 2019 como museo de sitio, el Castillo de Atarés es hoy parte viva del patrimonio construido de la capital cubana. Sitio para conocer su historia particular –de la que no pueden olvidarse momentos oscuros, tristes– y la de la ciudad, pues tiene un lugar en el devenir histórico de La Habana.
Construido en un promontorio en 1767, dentro del plan del segundo sistema defensivo colonial habanero tras la toma de la ciudad por los ingleses, al visitarlo podemos hoy conocer detalles de la construcción, su imagen original, tipología militar y arqueología, y apreciar una exposición permanente sobre la obra de Leonardo Da Vinci vinculada con temas militares, de fortificaciones e ingeniería.
Sitio para visitar en familia o con nuestra pareja; para conocer, aprender, acercarnos a la historia de la ciudad y quererla más. Porque allí se recorren siglos de historia, se vive la pasión por el patrimonio y se disfruta, a la par, una vista amplia del puerto viejo y la ciudad.

Vista panorámica desde el Castillo de Atarés.

Sala donde se puede apreciar la exposición permanente "El genio de Leonardo da Vinci".

Su traza es un hexágono regular, en cuyos seis ángulos se construyeron garitas, también hexagonales, de gran belleza arquitectónica.

Polvorín.

Desde la plaza de armas se accede por una escalera a la azotea. Está compuesta por tres explanadas a diferentes niveles, donde se emplazaban las piezas de artillería a barbeta (al descubierto).

En 1982 fue declarado Patrimonio de la Humanidad junto al resto de las fortificaciones coloniales de la capital.

El Castillo de Atarés está abierto al público desde noviembre de 2019 luego de una compleja restauración a cargo de la Oficina del Historiador de La Habana con la cooperación de Italia.